La alternativa a la piratería, que tanto daño ha hecho a la industria musical, puede ser el servicio de reproducción de música online llamado Spotify, nacido tras un acuerdo de sus fundadores con las grandes discográficas y que pone al servicio del internauta unos archivos con miles de canciones que se pueden escuchar en streaming online, de forma gratuita y con breves y ocasionales intervalos publicitarios. Spotify es una radio adaptada a Internet. A diferencia de Pandora.com, permite al internauta buscar en su inmensa base de datos y escuchar cualquier tema en el orden que desee, crear listas de reproducción o descargarse gran cantidad de temas por una cantidad cercana al euro, desde portales asociados como '7digital.com'. Como Pandora, contiene breves cortes publicitarios, que aparecen apróximadamente cada 20 minutos. En su menú hay todo tipo de artistas, desde Ry Cooder a The Killers, Madonna o Björk. En cuanto a música española, están representados todos los géneros y estilos. Hay bulerías y rumbas de Camarón de la Isla; bandas sonoras compuetas por Alberto Iglesias e incluso coplas de Rocío Jurado. Se puede escuchar también música clásica, como un aria de Carmen cantada por Angela Gheorghiu, o los grandes éxitos de María Callas.
Tal es el potencial que los inversores le han visto a esta creación, que ya han contribuido con cerca de 250 millones de dólares (175 millones de euros). Los últimos en aportar fondos han sido, entre otros, el magnate de Hong Kong Li Ka Shing, y la firma británica Wellington Partners, que, según el diario The Financial Times, le han otorgado a Spotify unos 50 millones de dólares (35 millones de euros) en capital inicial.
De momento, sólo se ofrece el servicio por invitación de otros usuarios y exclusivamente en países europeos: España, Francia, Reino Unido, Suecia, Noruega y Finlandia. Según los expertos, Spotify cuenta con unos 4 millones de usuarios en Europa, la mitad de ellos en Reino Unido, donde ha tenido una penetración vertiginosa.
Las nuevas inyecciones de dinero parecen encaminadas a lanzar la plataforma en el mercado estadounidense. El pasado mes de julio, la revista económica Forbes reveló que Spotify vería la luz en Estados Unidos antes del final del verano, aunque uno de los fundadores del proyecto, Daniel Ek, amplió este plazo hasta finales de año. Los acuerdos alcanzados en Europa no tienen validez en EE UU, y la empresa debería negociarlos de nuevo con cada discográfica.
Los medios norteamericanos siguen de cerca todas las noticias relacionadas con "esta sensación europea", según la describía The Washington Post. Las últimas informaciones, sin embargo, explican por qué hay tanta música en Spotify, por qué actúa con el beneplácito de la industria y por qué es fácil que llegue a un pronto acuerdo en EE UU. "Las grandes marcas de música han sido accionistas de la compañía en secreto desde 2008", decía el blog tecnológico del Post el pasado viernes. De hecho, Sony BMG, Universal Music, Warner Music y EMI tienen acciones de la empresa, con sede en Luxemburgo. Las miradas están ahora puestas en Apple, la empresa propietaria de la mayor tienda de música de EE UU, iTunes. De momento, para aquellos países donde existe Spotify, se ha creado una aplicación que permite reproducir unas 3.000 canciones de forma gratuita en el teléfono iPhone y el reproductor iPod Touch. De momento, no se puede comprar música a través del teléfono, pero revistas como Wired han especulado con la idea de que Apple o bien prohiba el uso de Spotify en el iPhone o bien trate de llegar a un acuerdo para que los enlaces de Spotify lleven a su tienda iTunes.
El acuerdo de Spotify con 20.000 discográficas independientes y con los grandes sellos, que representan el 80% de la música comercial, le auguran un inicio estable a la compañía. El gran rival de esta nueva empresa es, ahora, la piratería. Hasta la fecha, según estimaciones de Forbes, un 5% de las descargas online son ventas registradas. El resto, un 95%, es ilegal.
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