Aunque smartphones, tabletas, ordenadores y hasta coches eléctricos han mejorado su autonomía en los últimos años, no ha sido porque la tecnología de las baterías haya mejorado, sino porque se ha hecho un gran esfuerzo para reducir el consumo de todos los componentes electrónicos. Seguimos con la misma tecnología de ión-litio y aunque de vez en cuando hay noticias sobre novedades en este campo, parece que nunca llegan al punto en que puedan comercializarse de forma masiva.
Según informa el Wall Street Journal, en 2012 un equipo de cuatro personas liderado por el antiguo experto en baterías de Apple, Ramesh Bhardwaj, comenzó a probar baterías de terceros para uso de Google. Un año después el equipo se expandió para examinar tecnologías que la propia Google podría desarrollar por sí misma. La razón es clara: una buena parte del negocio y proyectos futuros de Google dependen de las baterías. Hasta 20 proyectos de la compañía dependen de las baterías, según el propio Bhardwaj. Android, Google Glass, los robots de Boston Dynamics, los globos aerostáticos para dar acceso a internet y hasta sus coches eléctricos son algunos de ellos. Por las mismas razones empresas como Apple o Tesla también están investigando en este campo.
Los proyectos de Bhardwaj en los laboratorios Google X se están centrando tanto en la mejora de las omnipresentes baterías de ión-litio como en el desarrollo de baterías de estado sólido, que emplean electrodos sólidos para una mayor seguridad –al no depender de un líquido inflamable como electrilito– y mucho mayor densidad de energía. Estas baterías consistirían en finas películas que podrían facilitar el desarrollo de dispositivos más delgados, plegables e incluso implantables en el cuerpo humano.
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