Ya deberías saber que lo que hace que engordes no son las grasas, sino los carbohidratos, especialmente los azúcares y el almidón. Durante la Navidad es normal ponerse hasta arriba de pan, patatas y roscón. ¿Y si hubiera una forma de comer todas esas cosas deliciosas sin que el cuerpo las asimile, y por tanto no pasen directamente a tu barriga? Existe, pero cuidado con los efectos secundarios.
Fasolina o extracto de judía blanca: estas pastillas inhiben la acción de la alfa-amilasa, la enzima que se encarga de romper el almidón para convertirlo en azúcares. Si la enzima no actúa, el almidón pasa sin digerir por el intestino. Esta sustancia tiene un efecto limitado, y no bloquea la totalidad del almidón.
L-Arabinosa: Esta molécula bloquea la acción de la sacarasa, la enzima que rompe la sacarosa (azúcar común). De nuevo, si el azúcar no se digiere, no produce una subida de insulina tan elevada y esto evita que el exceso de glucosa se convierta en grasa.
La idea de tomar suplementos para que la comida no haga efecto es bastante absurda, y no es recomendable hacerlo de forma constante. Sin embargo, en una ocasión especial puede limitar los daños de una comilona.
Cuidado con los efectos secundarios. En el caso del extracto de judía blanca, el almidón no digerido termina alimentando a la flora intestinal, y ya sabes lo que eso siginifica: hinchazón y gases. Enciérrate en casa después del experimento.
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