Las hembras de pato han desarrollado una forma interesante de evitar ser fecundadas a la fuerza por los machos, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Yale (EEUU) y publicado en Proceedings of the Royal Society B.
En este conflicto de sexo animal, las hembras han desarrollado orificios ciegos para dificultar la penetración y su vagina ha evolucionado hacia un diseño en espiral en sentido contrario a la del pene del macho, que tiene forma de sacacorchos.
"Los patos nos están proporcionando una increíble oportunidad de comprender las consecuencias evolutivas de la guerra de sexos", explica la autora principal del estudio, Patricia Brennan, que añade que esta evolución "es el resultado del conflicto por ver quién controla la fertilización".
Este trabajo comenzó a partir de otro estudio realizado en 2007 que explicaba la extraña morfología de los órganos sexuales de los patos. Los machos tienen un pene flexible en espiral dentro de su cuerpo que puede medir hasta 20 centímetros.
Brennan y sus colegas utilizaron un vídeo de alta velocidad para documentar cómo funciona la erección en los patos, descubriendo que el proceso completo dura menos de medio segundo, un acto que el equipo de Yale describe como "explosivo".
Se supone que los penes grandes proporcionan una ventaja reproductiva ante un apareamiento forzoso en varias especies. Los autores del estudio trabajaron con la hipótesis de que las hembras podían dificultar la cópula mediante la complejidad de sus vaginas.
Para probarlo, los investigadores realizaron varias pruebas con tubos de cristal de diferentes formas. La conclusión fue que los tubos que tenían una forma parecida a la vagina de las hembras impedían la cópula forzada. "En especies donde la cópula forzada es común, los machos desarrollan largos penes y las hembras han coevolucionado a unas vaginas que complican el acto sexual", detalla Brennan.
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