Dos ingenieros alemanes, Matthaus Krzykowski y Daniel Hartmann, deciden tomar Android y compilarlo para un netbook Asus Eee PC 1000H, uno de los modelos más habituales en el mercado. Y se encuentran con que les resulta asombrosamente fácil hacerlo: en menos de cuatro horas de trabajo, todos los drivers (tarjeta gráfica, sonido, WiFi, etc.) están funcionando perfectamente.
En el fondo, Android es un sistema operativo basado en Linux, que se ha caracterizado siempre por su flexibilidad y portabilidad a diferentes sistemas, y su licencia de uso cubre la instalación en dos tipos de dispositivos: teléfonos, como todos sabíamos, pero también los llamados MID, Mobile Internet Devices, que incluyen netbooks y dispositivos afines.
¿Ha planificado Google un recorrido mucho mayor de lo inicialmente esperado para Android, hasta el punto de convertirlo en un “Google Linux Desktop” minimalista pero eficiente? ¿Qué más le pedimos al sistema operativo de una máquina como esa, además de estabilidad y seguridad? Por un lado, aplicaciones, un tema para el que Google también ha puesto su máquina a funcionar (o mejor, la máquina de miles de desarrolladores trabajando en crear aplicaciones para Android). Por otro, un navegador, área que Google ha cubierto perfectamente mediante Chrome e integrado con los recursos de la máquina mediante Gears. En resumen, todas las bases cubiertas. Al entrar en un escenario de popularización masiva de los netbooks y de asociación de los mismos con contratos de telefonía móvil, la cosa pasa a tener si cabe mucho más sentido: un sistema operativo sencillo, pero con capacidad de compatibilizar perfectamente el estado de conexión/desconexión, y con un parque de aplicaciones potente. Incluso el nivel de apertura parece adecuado: suficiente como para darle dinamismo al sistema, pero sin perder completamente su control.
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