Un estudio realizado en Estados Unidos, que analiza
el interés de los conductores por las nuevas funciones de la computadora
de a bordo que incorporan los vehículos más avanzados, encontró que 20
por ciento de los 4200 pilotos consultados no usó 16 de los 33 funciones
tecnológicas que consultó la encuesta, llamada J.D Power 2015 Driver Interactive Vehicle Experience.
Por
ejemplo, un 35 por ciento no usó el sistema que ayuda a estacionar; un
38 por ciento ignora el servicio de mapas que viene integrado; muchos se
declararon en contra de incorporar en el auto elementos como CarPlay o Android Auto.En muchos casos, parte de las herramientas del auto (sobre todo, las de entretenimiento) ya están presentes en el teléfono, y los usuarios prefieren esas aplicaciones, vinculándose a la computadora del auto sólo para acceder a los parlantes.
Hay, también, una fuerte discusión por la complejidad en el manejo que muchos de estos servicios requieren, y por encontrar una justificación en la inclusión de algunas funciones, llamativas pero no necesariamente útiles, por lo que la curva de aprendizaje que requieren les quita interés. Otras funciones (control de manejo, detección automática de colisiones) son más bienvenidas precisamente porque no requieren configuración o un uso conciente.
La incógnita está en si esto es algo solamente cultural o generacional, y en qué sucederá cuando eventualmente comiencen a funcionar en forma masiva los vehículos autónomos, que liberarán -en los pronósticos más positivos- al conductor y le permitirán focalizarse en otra cosa que no sea manejar.
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