Aunque Google cerró el programa a través del cual vendía gafas a desarrolladores, autorizó a otras compañías a venderlas a empresas, según informa MIT Technology Review. Por ejemplo, una empresa llamada Augmedix emplea Glass para que los médicos retransmitan las consultas con pacientes a unos propios que se dedican a rellenar los historiales digitales, ahorrando a los galenos hasta tres horas al día que pueden dedicar a ver pacientes y no a la burocracia. Además, el software de esta empresa les permite consultar información como historiales o resultados de pruebas mediante comandos de voz.
Otra compañía que asegura que las Google Glass se están vendiendo muy bien es APX Labs, cuyo software Skylight está centrado en ofrecer a los trabajadores la información que necesitan en cada momento mediante comandos de voz, lo que les permite seguir empleando las dos manos. Uno de sus clientes es Boeing, que las usa para equipar a los trabajadores que montan los aviones.
En cualquier caso, las gafas de Google siguen necesitando de grandes mejoras para resultar útil a las empresas, sobre todo en lo que se refiere a la batería, que debería aguantar un turno entero de trabajo intenso. Pero si logra convertirse en una herramienta habitual de trabajo, quizá empecemos a verlas con más normalidad como artículo de consumo.
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