La crisis económica y el cambio en el modelo de negocio de las empresas informativas han acarreado más cambios en los últimos dos o tres años, que en toda la historia reciente de la prensa. Y este proceso de metamorfosis, reinvención y renacimiento parece que no ha hecho más que comenzar.
Por el Nieman Journalism Lab de la Universidad de Harvard (EEUU) desfilan a diario las más atrevidas, curiosas e inteligentes ideas que pueden encontrarse en esta época de cambio. Nuevos modelos para financiar la prensa, nuevas maneras de mostrar la información y nuevas narrativas para aprovechar las posibilidades de la red son algunos de los asuntos que esta institución estudia desde 2008 para comprender qué papel tendrán el periodismo y las empresas informativas en las sociedades venideras.
Su director, Joshua Benton (Rayne, Louisiana, EEUU, 1975), repasa en una entrevista telefónica algunos de los asuntos más importantes que han llegado al Niemanlab, con el ojo crítico de quien estudia a diario la situación de los medios en la red y el convencimiento de que el futuro sólo puede traer mejor información.
Usted cree que la invención de la rotativa supuso el comienzo del monopolio de los medios impresos. ¿Es Internet el fin de este monopolio, o el fin de los medios impresos?
De entrada, habría que aclarar que Estados Unidos y Europa son muy diferentes en cuanto al modo en que los medios impresos se han estructurado. La mayoría de los países europeos tiene múltiples periódicos que compiten a escala nacional, y las ciudades más representativas cuentan con varias cabeceras. Pero, por diversas razones, Estados Unidos evolucionó a un modelo en el que las ciudades grandes, con muy pocas excepciones, sólo tienen un periódico, que normalmente se ha hecho muy grande y muy rico. Internet ha desbaratado el modelo estadounidense mucho más que el europeo, pues nuestros periódicos eran más grandes y podían caer más desde el punto de vista de los ingresos.
Internet representa el fin del monopolio de los medios impresos porque ahora cualquier lector dispone de una fuente casi infinita de medios en la que gastar sus energías de lectura, sin limitarse a lo que el periódico local publique. Y además de desbaratar el monopolio de los lectores, ha desbaratado el de los anunciantes, que ahora tienen más sitios donde colocar sus anuncios o pueden hablar directamente con sus clientes, sin tener que financiar más las grandes redacciones.
Y de ahí la caída del precio de la publicidad hasta un dólar por mil impresiones de un anuncio.
Sí, es una de las razones por las que el precio ha caído así, tener tanta competencia. Pero, mire, yo trabajé en el Dallas Morning News, que es el único periódico de una ciudad muy grande. Si tenías un negocio en la ciudad y querías darlo a conocer en los medios impresos, sólo había una opción, y el periódico podía poner el precio que quisiera por esta publicidad, porque no tenía competencia. Esta posición de fuerza desaparece en la red.
¿Cómo de parecida, o de diferente, es la crisis de la industria de los medios, comparada con la de otras industrias, como la de la música?
Hay bastantes parecidos. La de los medios es una industria que crea cosas que pueden ser transmitidas digitalmente, a diferencia de quien fabrica sopa, por ejemplo [risas]. Por su parte, la musical representa muy bien los problemas de una industria cuyos productos pueden ser duplicados y distribuidos sin problemas. Por otro lado, si compras un disco, puedes usarlo muchas veces, cosa que no sucede con las noticias, que sólo se leen una vez. Es decir, no puedes tener un ‘gran éxito’ en la industria de los medios que te permita vivir tanto como a la musical o a la cinematográfica.
iPad, lectores de libros electrónicos, iPhone… la industria parece estar buscando una tecnología mágica que solucione sus problemas. ¿Cree que la encontrará?
No creo estas tecnologías sean la solución. Las empresas de medios podrán hacer algo de dinero con ellas aquí y allá, pero como he dicho, creo que el principal asunto es la pérdida del monopolio, que da más opciones a los lectores en cualquier plataforma. A los editores de periódicos les encanta la idea de controlar el canal por el que la información llega al consumidor. Controlan la rotativa y la distribución de su negocio, lo cual es muy cómodo, y querrían controlar los otros dispositivos también, pero no creo que lo consigan. Mientras estos canales permanezcan abiertos y el iPhone y el iPad permitan bajar la información de muchas cabeceras no tendrán muchas oportunidades.
Usted consiguió que Bill Keller [director de 'The New York Times'] entrara en Twitter, pero no duró allí mucho tiempo. ¿Es una metáfora de lo que piensan los grandes editores de estas tecnologías?
Twitter y las tecnologías parecidas son muy importantes. En el laboratorio tenemos más de 21.000 seguidores, que son unos vigorosos comunicadores de lo que hacemos y que llegan a audiencias a las que nosotros no habríamos llegado de otro modo. Las organizaciones de medios deben darse cuenta de que, hace 20 años, eras la única opción en la ciudad y los lectores estaban obligados a venir a ti, sin que tuvieras que hacer un gran esfuerzo para buscarlos. Pero en la red, debes estar siempre persiguiendo a tu audiencia. Así que herramientas como Twitter, que permiten a la gente transmitir tus noticias, son bastante convenientes, también para el periodismo.
En una ocasión dijo usted: “Que la gente publique sin una justificación económica es algo glorioso”. ¿Cree que ésta es la clave del éxito de Twitter?
Dejando a un lado mi trabajo en el laboratorio para encontrar formas de financiación para la industria de los medios, creo que la posibilidad que Internet da a las personas de publicar sus palabras, su trabajo, sin necesitar un modelo de negocio es algo realmente glorioso. Leo muchísimas páginas web cada día y la mayoría son producidas por gente que no cobra por hacerlas. Viviríamos en un mundo muy desgraciado si sólo tuviéramos pocas vías para enviar nuestros mensajes a un público más extenso. Y ahora no hay que apelar al director de un periódico para que te deje compartir tu opinión con otros lectores. Es un modelo que funcionó en un momento anterior, pero ahora vivimos en un universo de información más rico.
¿Por qué un periodista, y no sólo un director o un editor, debería usar Twitter?
La primera razón es que te convierte en un mejor periodista al conectarte con la comunidad a la que deberías prestar atención, y probablemente no se la prestas. Si tu trabajo es informar sobre el Gobierno local, hay cierta gente con la que sueles hablar mucho -el alcalde, los concejales…-, pero también hay un montón de gente con la que no hablas porque eres una persona muy ocupada y no puedes hablar con todas y cada una de las personas de la ciudad. Con Twitter se pueden muestrear las conversaciones sobre un asunto y descubrir nuevas cosas que te hagan un mejor reportero. Por otra parte, y cómo ya he dicho, te permite llegar una audiencia mayor y promocionar tus historias entre más gente que leerá lo que tienes que decir. Y por último, es una buena manera de mejorar tu escritura, pues estar limitado a 140 caracteres te ayuda a concentrarte en lo que quieres decir.
Usted es un pionero de Internet que ha sido formado en los medios tradicionales. ¿Es necesaria esta formación para los periodistas del futuro?
Yo nunca asistí a la escuela de periodismo, y sólo aprendí la profesión en los medios en los que he trabajado. Creo que hay cualidades buenísimas del periodismo que pueden ser transferidas directamente a la red, como la habilidad para hacer buenas preguntas, para investigar y encontrar patrones y hechos, para escribir… hay muchas cosas que sabe hacer un periodista y son muy útiles en la red. Por otro lado, algunas de las cosas que se enseñan pueden ser erróneas. Si el periodista se centra sólo en escribir un titular de un determinado tamaño en la página de un periódico, no es una manera muy eficiente de emplear su tiempo. Además, dejar de lado el estilo neutral y aburrido de algunos periódicos sería un aprendizaje muy conveniente. Creo que los periodistas que quieran aprender estarán muy bien situados en la red.
En el Niemanlab han investigado muchos modos de financiar los medios: publicidad, muros de pago, freemium, sin ánimo de lucro…¿qué opinión le merecen?
Los periódicos de los últimos 50 años han tenido un modelo de negocio en el que no han debido trabajar mucho para que funcione. No ha sido necesario tener un líder muy inspirado para llevar este negocio, sino sólo recoger el dinero a espuertas. ahora que llega un momento de cambio, hay que experimentar mucho. Me gusta cuando veo a alguien probar algo nuevo, tanto si funciona como si no, porque creo que es importante probar muchas cosas y me gustaría que los periódicos estadounidenses probaran aún más cosas. Creo que todos los modelos funcionarán a pequeña escala y no habrá un único modelo que reemplace al anterior. Digamos que habrá unos 20 nuevos modelos: algunos sin ánimo de lucro sobrevivirán, algunos sólo con publicidad, algunos con un muro de pago y un sistema de suscripción, algunos que tendrán una combinación interesante de los anteriores modelos y otros que recurrirán a un negocio completamente distinto que pueda financiarlos. Creo que habrá un montón de modelos y todavía no podemos saber cuál será el más importante.
Sólo un año y medio después de su nacimiento, el Niemanlab es un referente en la investigación de la transición de los medios al entorno digital. ¿Han llegado ustedes a alguna conclusión después de escribir tantas historias y de escuchar tantas ideas?
La primera es que Europa debería mirar a Estados Unidos para saber lo que se les viene encima, pues creo que está muy por delante en esta transición, tanto por buenas como por malas razones. Por otar parte, lo más importante es la voluntad de repensar el modo en que funciona tu negocio. Muchos periodistas siguen agarrados al modo en que las cosas se hacían, adoran las instituciones para las que trabajan y el modo en que son parte de la tradición del periodismo. Y eso no está mal, pero también puede atarte las manos si pretendes cambiar las cosas. Les diría a estos periodistas que es importante querer experimentar, ser curioso y probar nuevas cosas. Uno de los principales problemas es que los periodistas tienen mucho miedo a cometer errores, a tener que corregir un artículo, y tal vez por este motivo no les gusta probar cosas nuevas. Y yo creo que deberían probar más cosas arriesgadas y experimentar.
¿Cuál es la idea más increíble o prometedora que ha visto hasta el momento, la que recordará en el futuro?
En las organizaciones informativas tradicionales no he visto experimentos muy radicales. Creo que el mejor ejemplo de experimento que ha funcionado muy bien es Wikipedia. Muy poca gente lo asocia a una fuente de noticias, pero al menos en este país ha destapado muchas y buenas historias. Y lo ha hecho de un modo que ningún periodista habría imaginado, con un grupo de aficionados que no cobran y ensamblan la información de acuerdo con su propio código de autoridad. El resultado ha sido bastante bueno y es una historia que si se hubiera contado a los editores de periódicos de hace 20 años nunca habrían creído.
¿Cree que estaremos mejor informados dentro de 10 años?
Definitivamente, estaremos mejor informados dentro de 10 años. Yo tengo 34 y cuando crecía en Lousiana había pocas fuentes de información disponibles. Sólo un periódico local que no era demasiado bueno y lo que la televisión nacional tenía que decir. Recuerdo aquella época, la poca información que había y lo difícil que era acceder a ella. Algunos periodistas se quejan de lo ignorantes que podemos llegar a ser pues la transición no soluciona estos problemas, pero yo no estoy de acuerdo. Es risible creer que ahora no hay más información que la que había hace años, porque es superior en varios órdenes de magnitud. Yo no puedo decirle cómo será la Internet de dentro de diez años, pero estoy seguro de que habrá más información y será mucho más fácil acceder a ella de lo que nunca ha sido. Habrá algunas áreas en las que tendremos peor información, pero en líneas generales será muchísimo mejor.
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