Decenas de miles de canciones en el reproductor de música. Cientos de horas de vídeo almacenadas en el móvil inteligente. Miles de libros en el lector digital. Centenares de fotos en una pequeña cámara. En total, cientos de gigas de información que viajan con nosotros en pequeños dispositivos que ya son habituales en nuestra vida.
La carrera del almacenamiento discurre a toda velocidad. Cuando Apple presentó hace ocho años el reproductor de música digital iPod, asombró a los consumidores con un pequeño aparato que, en sus 5 gigabytes (Gb) de capacidad, era capaz de almacenar mil canciones en formato mp3, o lo que es lo mismo, el equivalente a 117 de las antiguas casetes analógicas o 87,5 de los más modernos CD. Demos un salto a la actualidad. El iPod Classic de Apple tiene 120 Gb de capacidad, es decir, sitio para la friolera de 30.000 canciones mp3 y 150 horas de vídeo. Como si lleváramos encima 1.500 CD de música.
Otro ejemplo. Cada minuto, se suben a YouTube 20 horas de vídeo. Es decir, el equivalente al contenido de 5 DVD. Y en un móvil con tarjeta de 16 Gb podríamos disfrutar de 16 horas de vídeo, lo mismo que si nos sentamos frente al televisor y vemos uno tras otros cuatro DVD.
Los usuarios son consumidores voraces de almacenamiento. En la era de los contenidos digitales, necesitan más y más gigas para guardar fotos, películas y vídeos en alta definición, música, videojuegos o documentos. Según IDC, el universo digital duplica su tamaño cada 18 meses y, en 2008, se cifraba en 487.000 millones de gigas.
La industria ha sido capaz de hacer frente a esta demanda de los consumidores ofreciendo por el mismo precio cada vez más capacidad en formatos más reducidos. Ahora que Google ofrece gratuitamente más de 7 Gb de almacenamiento en el correo electrónico Gmail y que cuesta menos de diez euros llevar 2 Gb de información en el bolsillo en una de esas pequeñas llaves USB o pendrives, nadie se acuerda de que hace una década almacenábamos los datos en disquetes y que, hasta hace poco, era habitual grabarlos en CD. “La llave USB se ha banalizado. Antes se valoraba mucho; era un buen regalo. Ahora, cualquiera lleva una”, resume Christophe Rocca, director de Márketing para el Sur de Europa del fabricante de almacenamiento Sandisk. Según los datos de GFK, durante los primeros nueve meses del año, se han vendido en España unos 3,2 millones de estos pendrives.
Los fabricantes se han embarcado en una carrera para ofrecer más capacidad e incrementar la velocidad de transferencia de la información de estas llaves, basadas en una sencilla tecnología denominada memoria flash. El precio de estas memorias, un mercado muy especulativo, ha descendido en los últimos años, concretamente un 40% en 2008.
Voracidad
“Cada vez tenemos más películas, más música, más fotos, más aplicaciones. Así que la necesidad de almacenamiento de los consumidores no deja de crecer. El techo es impredecible. Hace dos años, no podríamos ni imaginar llaves USB de 256 Gb”, explica Jordi García, director de Desarrollo de Negocio de la empresa de almacenamiento Kingston.
De hecho, las primeras llaves ofrecían tan sólo 16 Mb de capacidad y, hace un par de años, el estándar era 1 Gb. Ahora, se anuncian modelos de 256 Gb, equivalente a 400 CD de música. Así que no se extrañe si en unos meses la industria presenta pendrives de 500 Gb o de 1 terabyte (1.000 gigabytes). “No todo es cuestión de capacidad, esta carrera tiene que ir acompasada con la oferta de mayor velocidad de transferencia de la información alojada”, puntualiza García, quien asegura que otra de las tendencias de la industria es ofrecer valor en estas llaves incluyendo, por ejemplo, software para encriptar la información. Unos avances que también se observan en las tarjetas de memoria que permiten ampliar la capacidad de cámaras de fotos, móviles inteligentes, consolas o lectores de libros electrónicos.
La carrera se traduce en tarjetas SDXC de 64 gigas y la promesa de llegar a los 2 terabytes. Aquí también se ha producido una erosión de precios: si hace tres años una tarjeta de 512 Mb costaba unos 25 euros, ahora por la mitad de dinero conseguimos 4 Gb. Durante los primeros nueve meses del año, el precio de estas tarjetas de memoria ha caído un 22,5%, según GFK, que estima unas ventas en España de 4 millones de unidades.
Esta carrera ha hecho que el consumidor pierda la capacidad de sorprenderse: las tiendas ofertan discos duros externos de 1,5 terabytes cuando hace un año lo normal era encontrar modelos de 250 Gb y hace cuatro años estábamos en los 80 Gb. En esta tecnología de almacenamiento mecánico, se observa una reducción constante de precio: hace un año se pagaba 129 euros por 500 Gb; ahora, cuesta 80 euros.
Se compran discos duros externos porque el del ordenador es insuficiente. Pero, ¿qué pasará si el consumidor sigue acumulando gigas a esta velocidad? “La información tendrá que almacenarse en la nube de Internet, es la fórmula para intentar aligerar esta problemática”, explica Cristina Porto, de EMC, empresa que cuenta con un servicio de copias de seguridad en Internet, denominado Mozy.
De hecho, en la Red, se pueden encontrar bastantes servicios de almacenamiento (LiveDrive, ADrive, DropBox, XDrive, Terra Giga) que ofrecen discos duros virtuales. Eso sin contar el espacio que hay en los correos electrónicos de Internet y los servicios, como Flickr o Picasa, que permiten subir y organizar las fotos en la nube.
La bajada del precio del almacenamiento también revoluciona la nube. Recientemente, Google anunciaba que los internautas pueden comprar 20 Gb de almacenamiento por cinco dólares anuales, es decir, el doble de gigas que hace dos años por una cuarta parte de lo que se pagaba entonces. “Estamos dando espacio suficiente para guardar diez mil fotos digitales de 5 megapíxeles”, se puede leer en el blog de Google.
Gestionar la información
Pero surge otro problema: cómo gestionar toda esta información que vamos acumulando. En la era analógica, éramos muy cuidadosos antes de tirar una foto y escogíamos con mimo las copias que íbamos a revelar. Ahora, guardamos miles y miles de fotos digitales. “También hay que cambiar esta cultura de almacenar por almacenar. Tenemos que aprender que sí cuesta dinero guardarlo todo”, explica Porto. En esta línea, opina que los consumidores tienen que lidiar con el problema de gestionar la información por lo que, como ya ha ocurrido en la empresa, será necesario utilizar software que nos ayude en esta tarea.
Además, cada vez tendrán más importancia aspectos relativos a la seguridad. No es igual guardar una foto de las vacaciones que la declaración del IRPF o una factura electrónica.
Lo que aún está por ver es cómo puede afectar al mundo del almacenamiento el hipotético cambio en la forma de consumir ocio digital. Si se imponen conceptos como el streaming de música y vídeo, o el juego en línea, el consumidor final tendrá menos necesidad de utilizar soportes para almacenar música y películas, que podrían estar siempre a un clic en Internet.
A toda velocidad
La carrera del almacenamiento nos ha hecho perder la capacidad de sorprendernos. Las llaves USB han pasado de ser un regalo apreciado a un artículo banal. Ya casi no nos acordamos de cuando se almacenaban datos en CD o en disquetes.
La caída de precios de las memorias ‘flash’ fue de un 40% el año pasado. Si hace tres años una tarjeta de memoria de 512 Mb costaba unos 25 euros, ahora por la mitad de dinero podemos conseguir hasta 4 Gb de capacidad.
No se sabe dónde está el techo. Hay tarjetas de memoria de 64 Gb (se podrá llegar con la tecnología SDX hasta los 2 terabytes, es decir, 2.000 gigabytes) y no sería extraño que en poco tiempo llevemos llaves USB de 500 Gb o, incluso, de 1 terabyte.
El despegue del ‘Blu-ray’
Dentro de los ya clásicos discos ópticos, Sony ganó a Toshiba la batalla de la nueva generación con los Blu-ray. Su capacidad de almacenamiento es de 50 gigabytes a doble capa y de 25 Gb a una capa. Se espera alcanzar 1 terabyte en los próximos dos años. En España, el mercado aún no ha despegado y la venta de reproductores Blu-ray (sin contar las consolas PlayStation 3) supuso el año pasado alrededor del 2% del total, según datos de GFK. Los expertos creen que esta Navidad puede ser una prueba de fuego ante su esperado despegue. El progresivo aumento del parque de televisores Full HD y la bajada del precio de reproductores y películas impulsará el mercado.
Necesito más disco duro
Los discos duros externos han vivido un auge en los últimos años impulsados, entre otros, por los netbooks. Estos pequeños portátiles tienen una limitación de almacenamiento que ha obligado a muchos usuarios a adquirir discos externos complementarios.
En este mercado, la industria promete novedades. Lo último son los discos de estado sólido (SSD, en su acrónimo en inglés). Están basados en chips de memoria en vez de en componentes mecánicos, por lo que ofrecen una mayor velocidad de acceso a la información. “Se convertirán en el estándar del mercado conforme bajen de precio”, augura Jordi García, de Kingston.
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