Need for Speed ha cambiado demasiadas veces de estilo en los últimos tiempos. El de este año es un cambio necesario tras los continuados fracasos. Electronic Arts presenta esta vez un juego de coches en el que, por fin, lo que importa es la velocidad y la conducción. Además lo hace adelantándose a la competencia, Forza MotorSport 3 que llegará en breve y Gran Turismo 5 que parece que se retrasa hasta 2010.
Demasiadas opciones de personalización del coche y la búsqueda de misiones cada vez más absurdas por ciudades imaginarias estaban empezando a hacer que Need For Speed se convirtiese en una caricatura de sí mismo.
Centrados en la velocidad, Slighty Mad Studios, creadores del juego, prefirieron encerrar al jugador en los 18 circuitos disponibles para convertirles en adictos a la velocidad. Para ello han utilizado tres ingredientes básicos: los mejores coches del mercado (con permiso de Ferrari que se queda fuera del juego), un control preciso y configurable (incluyendo ayudas a la conducción) y un aspecto visual estratosférico.
Lo de los coches es una batalla constante entre las diferentes sagas de conducción por conseguir los modelos más deseados. Por ahí andan Forza Motorsports (el juego de Microsoft que se ha llevado los Ferrari en exclusiva) y Gran Turismo (el exclusivo de PlayStation) para hacerse con licencias a las que Need For Speed no ha podido llegar.
La mejora del control la argumentamos con tres elementos clave que se pueden activar y desactivar, como son: un sistema para que los coches vayan sufriendo daños con los golpes en carrera, una línea que marca la mejor trazada sobre el circuito y que es muy aconsejable utilizar en la primeras partidas para conocer cada curva del trazado, y unas ayudas a la conducción tan profundas que permitirán tener asistencia en las frenadas, los derrapes, etcétera.
El aspecto visual es, de verdad, fuera de lo común. Mucha parte de la culpa la tiene una iluminación que resulta tremendamente dramática. No es que sea exagerada, pero los resplandores, las sombras de cada elemento en pantalla y los reflejos, convierten el escenario en un lugar en el que a cualquiera le gustaría estar...ya no te digo correr con auténticos bólidos. Éstos son los que se llevan la mejor parte en el apartado gráfico. Tanto nuevos, como cuando están para el desguace, los coches mantienen un aspecto visual íntegro, detallado, una auténtica finura muy lejos de lo que estábamos acostumbrados a ver en los Need For Speed de los últimos años, mucho más macarras.
De todas formas, el toque ese de personalización del vehículo (y ahora también del piloto) sigue presente en el juego en otro sentido. Dependiendo del tipo de conducción que se realice, se irá definiendo una 'personalidad' del piloto a la que se irán añadiendo atributos como si de un juego de rol se tratase. Esos atributos a escoger no serán un listado abierto a cualquier participante, sino que estará marcado por la forma de conducir. Si un jugador, por ejemplo, es agresivo en los adelantamientos, aparecerán elementos como pinturas con símbolos tribales para personalizar su coche. Si, por el contrario, el piloto es técnico, limpio y cuidadoso, se le considerará un piloto más deportivo y le darán a elegir entre vinilos de coches de competición.
Se trata de una forma de crear un perfil propio que, más tarde, se podrá usar en la modalidad 'online' que permite competir hasta ocho jugadores al mismo tiempo.
Si a esta cámara se le une una configuración de conducción realista en la que el jugador no cuente con ningún tipo de asistencia y se eleven factores como el agarre del coche hasta cotas mínimas (varía entre el 10% y el 100%), lo que se consigue es un juego que sólo se puede manejar con volante. Parte de la explicación es que la mayor parte del equipo de desarrollo viene de hacer la serie Race Pro, lo que es lo mismo que decir pura simulación.
Need For Speed: Shift salió el 17 de septiembre para PC, PS3, Xbox 360, PSP y iPhone
Demasiadas opciones de personalización del coche y la búsqueda de misiones cada vez más absurdas por ciudades imaginarias estaban empezando a hacer que Need For Speed se convirtiese en una caricatura de sí mismo.
Centrados en la velocidad, Slighty Mad Studios, creadores del juego, prefirieron encerrar al jugador en los 18 circuitos disponibles para convertirles en adictos a la velocidad. Para ello han utilizado tres ingredientes básicos: los mejores coches del mercado (con permiso de Ferrari que se queda fuera del juego), un control preciso y configurable (incluyendo ayudas a la conducción) y un aspecto visual estratosférico.
Lo de los coches es una batalla constante entre las diferentes sagas de conducción por conseguir los modelos más deseados. Por ahí andan Forza Motorsports (el juego de Microsoft que se ha llevado los Ferrari en exclusiva) y Gran Turismo (el exclusivo de PlayStation) para hacerse con licencias a las que Need For Speed no ha podido llegar.
La mejora del control la argumentamos con tres elementos clave que se pueden activar y desactivar, como son: un sistema para que los coches vayan sufriendo daños con los golpes en carrera, una línea que marca la mejor trazada sobre el circuito y que es muy aconsejable utilizar en la primeras partidas para conocer cada curva del trazado, y unas ayudas a la conducción tan profundas que permitirán tener asistencia en las frenadas, los derrapes, etcétera.
El aspecto visual es, de verdad, fuera de lo común. Mucha parte de la culpa la tiene una iluminación que resulta tremendamente dramática. No es que sea exagerada, pero los resplandores, las sombras de cada elemento en pantalla y los reflejos, convierten el escenario en un lugar en el que a cualquiera le gustaría estar...ya no te digo correr con auténticos bólidos. Éstos son los que se llevan la mejor parte en el apartado gráfico. Tanto nuevos, como cuando están para el desguace, los coches mantienen un aspecto visual íntegro, detallado, una auténtica finura muy lejos de lo que estábamos acostumbrados a ver en los Need For Speed de los últimos años, mucho más macarras.
De todas formas, el toque ese de personalización del vehículo (y ahora también del piloto) sigue presente en el juego en otro sentido. Dependiendo del tipo de conducción que se realice, se irá definiendo una 'personalidad' del piloto a la que se irán añadiendo atributos como si de un juego de rol se tratase. Esos atributos a escoger no serán un listado abierto a cualquier participante, sino que estará marcado por la forma de conducir. Si un jugador, por ejemplo, es agresivo en los adelantamientos, aparecerán elementos como pinturas con símbolos tribales para personalizar su coche. Si, por el contrario, el piloto es técnico, limpio y cuidadoso, se le considerará un piloto más deportivo y le darán a elegir entre vinilos de coches de competición.
Se trata de una forma de crear un perfil propio que, más tarde, se podrá usar en la modalidad 'online' que permite competir hasta ocho jugadores al mismo tiempo.
En la piel del piloto
Need For Speed: Shift es sinónimo de velocidad, pero para vivirla de cerca, lo mejor es seleccionar la cámara que sitúa al jugador en el interior del vehículo. Llama la atención de cualquiera el nivel de detalle que existe en el interior del habitáculo. Cualquier cosa que pienses que debería estar, está. Además, al poder ver toda la ventana de la izquierda del conductor y parte de la de la derecha, la sensación de espacio está mucho más lograda. Pero lo mejor es verlo en movimiento. Los efectos que emborronan la vista por la velocidad ya son un clásico del género que se han visto en otros juegos, pero que la cabeza del piloto, es decir, su vista, se zarandee cuando el golpe sufre un golpe, es algo totalmente novedoso. Para ello, se ha dotado de física propia a la cámara interior, que se ve afectada por baches, golpes, frenazos, a los que se unen efectos de pérdida de visión por golpeo o por deslumbramiento, ¡demasiado!Si a esta cámara se le une una configuración de conducción realista en la que el jugador no cuente con ningún tipo de asistencia y se eleven factores como el agarre del coche hasta cotas mínimas (varía entre el 10% y el 100%), lo que se consigue es un juego que sólo se puede manejar con volante. Parte de la explicación es que la mayor parte del equipo de desarrollo viene de hacer la serie Race Pro, lo que es lo mismo que decir pura simulación.
Need For Speed: Shift salió el 17 de septiembre para PC, PS3, Xbox 360, PSP y iPhone
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