Fuente:
BBC Mundo.
La hipertensión, o presión arterial alta, es un problema grave en todo el mundo. Pero mientras los países desarrollados parecen estar logrando una reducción del trastorno, en América Latina la enfermedad está en aumento.
Según una nueva investigación publicada Therapeutic Advances in Cardiovascular Disease (Avances Terapéuticos en Enfermedad Cardiovascular), el problema podría ser muy grave si no se toman medidas inmediatas.
Por eso, dicen los autores, urge establecer mejores programas para que la gente conozca los riesgos de este trastorno y los beneficios de un cambio en el estilo de vida.
Muerte silenciosa
La hipertensión es conocida como el "asesino silencioso" porque a menudo, debido a la ausencia de síntomas obvios, la gente no es consciente de que lo padece. Si no se le controla puede conducir a derrames cerebrales, insuficiencia cardíaca, infarto y muerte.
Cada año mueren cerca de 18 millones de personas a causa de enfermedades cardiovasculares (8 millones atribuidas a la hipertensión) y 80% de estas muertes ocurre en países en desarrollo.
El nuevo estudio comparó los datos de estudios publicados en América Latina sobre la prevalencia y muertes por hipertensión.
Los resultados muestran que las tasas de mortalidad por enfermedades cadiovasculares en la región aumentará aproximadamente un 145% entre hombres y mujeres para el año 2020.
"En las próximas décadas se observará en la mayoría de los países latinoamericanos una aceleración en la transición demográfica y epidemiológica signada por el envejecimiento poblacional y la epidemia de enfermedades crónicas, liderada por la enfermedad cardiovascular" dijo a BBC Ciencia el doctor Adolfo Rubisntein, jefe del Servicio de Medicina Familiar del Hospital Italiano en Buenos Aires, y uno de los autores del estudio.
"Este fenómeno consiste en que las enfermedades no transmisibles (cardiovasculares, cáncer, diabetes, enfermedades psiquiátricas) irán rápidamente reemplazando a las enfermedades infecciosas.
"En este sentido, las enfermedades cardiovasculares y sus factores de riesgo conocidos -como la presión arterial alta, el más importante en cuanto a carga de enfermedad y muerte- aumentarán como resultado no sólo de esta transición sino de otros fenómenos sociales vinculados a la globalización", agrega el experto.
Estos factores, dice el doctor Rubisntein, incluyen la comida chatarra (con un alto consumo de sal), la falta de ejercicio, el tabaquismo y el sobrepeso y obesidad.
En los paises desarrollados no se espera que ocurra un incremento tan drástico en las tasas de enfermedades cardiovasculares.
Y esto se se debe, dicen los autores, a que en estos países "se han creado e implementado estrategias y programas para controlar las condiciones cardiovasculares. Pero no ha ocurrido así en el mundo en desarrollo".
Esto, dicen, es "muy desafortunado" porque por lo menos 75% de las muertes por enfermedades cardiovasculares pueden explicarse por estilos de vida poco sanos.
Costo
Tal como señala el doctor Rubinstein "hoy existe clara evidencia de las importantes consecuencias sanitarias, económicas y sociales de la enfermedad cardiovascular en los países latinoamericanos tanto para el individuo y su familia como para toda la sociedad en general".
Un análisis de costos llevado a cabo en México calculó que cada año se gastan US$2.500 millones debido a factores asociados a la hipertensión, como el tratamiento de complicaciones o discapacidad causada por el trastorno.
"Estas deprimentes observaciones garantizan un llamado a la acción para mejorar el control de la hipertensión y otros factores de riesgo cardiovascular en América Latina" afirma el doctor Luis Alcocer, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital General de México, otro de los autores del estudio.
Según los investigadores, se necesitan mejores campañas para alertar al público sobre los riesgos y beneficios de la detección y control de la enfermedad y que éstas sean una prioridad en las agendas de salud pública.
Aunque no se sabe con claridad cuál es la causa de la hipertensión, los estudios demuestran que el trastorno puede prevenirse con cambios en el estilo de vida del individuo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 50% de las enfermedades cardiovasculares entre personas de más de 30 años puede atribuirse a la alta presión arterial, 31% a altos niveles de colesterol y 14% al uso de tabaco.
La OMS también ha determinado que la implementación de estrategias efectivas para reducir el cosumo de sal, el colesterol y el índice de masa corporal puede resultar en una disminución muy sustancial -de un 50% o más- en el riesgo de eventos cardiovasculares.
"La prevención y el tratamiento son las estrategias más obvias para reducir la enfermedad crónica" dice el doctor Adolfo Rubinstein.
"Por eso es necesario emprender acciones urgentes por parte de todas las organizaciones involucradas en la sociedad y convencer a las autoridades de salud de la importancia de implementar medidas a todo nivel que enfrenten adecuadamente esta nueva epidemia.
"Deben ser tanto estrategias poblacionales de promoción de la salud y prevención de la enfermedad para modificar hábitos y estilos de vida, has las intervenciones clínicas focalizadas en la población de mayor riesgo", expresa el científico.