Las polémicas han enturbiado la concesión del premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año, otorgado a tres inmunólogos. Primero fue el fallecimiento del galardonado Ralph Steinman justo después de hacerse público el fallo, lo que en un primer momento sembró la intriga porque el premio nunca se concede a título póstumo. Después fue otro de los premiados, Bruce Beutler, el que sufrió la repulsa de 26 inmunólogos que enviaron una carta a Nature criticando que el Comité Nobel hubiera elegido a este investigador en perjuicio de su rival, Ruslan Medzhitov. Pero el tercero de los galardonados tampoco ha quedado indemne. A Jules Hoffmann se le acusa ahora de un cargo clásico entre los científicos, atribuirse un trabajo ajeno.
Quien lanza la acusación es Bruno Lemaitre, otro inmunólogo que trabajó en uno de los grupos del laboratorio que dirigía Hoffmann, el de Jean-Marc Reichhart. El trabajo por el que se concedió el premio a Hoffmann fue el descubrimiento de los receptores Toll, una clase de moléculas de la superficie celular que activan las defensas innatas y son fundamentales en el desencadenamiento de la respuesta inmunitaria. El estudio seminal de esta línea de investigación se publicó en 1996 en la revista Cell con Lemaitre como primer autor y Hoffmann como último firmante. En el protocolo de la literatura científica, el primer firmante suele ser el ejecutor directo del trabajo, de menor rango que el último autor, a quien se atribuyen la idea y la dirección del proyecto.
Sin embargo, Lemaitre asegura que toda la investigación fue exclusivamente suya, desde la idea a la ejecución, y que ni Hoffmann ni Reichhart se interesaron por su trabajo hasta que empezó a ser reconocido. "Jules nunca aportó una idea para mi proyecto y estaba muy alejado del trabajo experimental [...]. Ninguno de mis jefes miró jamás mis datos con detenimiento", publica Lemaitre en su web behinddiscoveries.com (Detrás de los descubrimientos). El científico, hoy en otro centro diferente, acusa a Hoffmann de haber difundido que fue un trabajo de equipo y que esto es "totalmente erróneo".
La web de la revista Science contactó con Hoffmann, quien declinó hacer comentarios y se limitó a decir que mencionó a Lemaitre en su discurso del Nobel. Por su parte, Reichhart negó las acusaciones de Lemaitre y dijo que se deben a la "frustración".
El caso pone de manifiesto un problema cada vez más acuciante en los premios individuales como el Nobel, ya que hoy en día la atribución de un descubrimiento a una sola persona rara vez hace justicia a la realidad.
Quien lanza la acusación es Bruno Lemaitre, otro inmunólogo que trabajó en uno de los grupos del laboratorio que dirigía Hoffmann, el de Jean-Marc Reichhart. El trabajo por el que se concedió el premio a Hoffmann fue el descubrimiento de los receptores Toll, una clase de moléculas de la superficie celular que activan las defensas innatas y son fundamentales en el desencadenamiento de la respuesta inmunitaria. El estudio seminal de esta línea de investigación se publicó en 1996 en la revista Cell con Lemaitre como primer autor y Hoffmann como último firmante. En el protocolo de la literatura científica, el primer firmante suele ser el ejecutor directo del trabajo, de menor rango que el último autor, a quien se atribuyen la idea y la dirección del proyecto.
Sin embargo, Lemaitre asegura que toda la investigación fue exclusivamente suya, desde la idea a la ejecución, y que ni Hoffmann ni Reichhart se interesaron por su trabajo hasta que empezó a ser reconocido. "Jules nunca aportó una idea para mi proyecto y estaba muy alejado del trabajo experimental [...]. Ninguno de mis jefes miró jamás mis datos con detenimiento", publica Lemaitre en su web behinddiscoveries.com (Detrás de los descubrimientos). El científico, hoy en otro centro diferente, acusa a Hoffmann de haber difundido que fue un trabajo de equipo y que esto es "totalmente erróneo".
La web de la revista Science contactó con Hoffmann, quien declinó hacer comentarios y se limitó a decir que mencionó a Lemaitre en su discurso del Nobel. Por su parte, Reichhart negó las acusaciones de Lemaitre y dijo que se deben a la "frustración".
El caso pone de manifiesto un problema cada vez más acuciante en los premios individuales como el Nobel, ya que hoy en día la atribución de un descubrimiento a una sola persona rara vez hace justicia a la realidad.