Fuente: Pueblo en Linea.
Un grupo de investigadores brasileños identificó tres especies de leguminosas, dos de ellas nativas de la Amazonia, que pueden ser usadas como materia prima en la producción de abono verde para fertilizar los suelos amazónicos.
La potencialidad de las plantas fue identificada por científicos de la estatal Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa), informó el día 9 la Fundación de Apoyo a la Investigación en el Estado de Amazonas (Fapeam), que financia parte del proyecto.
Las leguminosas con potencial para ser utilizadas como adobe son la gliricidia ("Gliricidia sepium"), una especie originaria de Centroamérica, y las amazónicas taxi-branco ("Sclerolobium paniculatum"), e ingá ("Inga edulis").
El proyecto busca identificar alternativas ecológicamete correctas para mejorar la calidad del suelo en la Amazonia que, a pesar de su exuberante selva, es poco propicio para la producción agrícola.
La adopción de las plantas como abono puede reducir el costo de producción y aumentar la productividad de los agricultores de baja renta en Amazonas, según los datos preliminares de la Embrapa.
Los investigadores del organismo estatal descubrieron que las tres leguminosas son capaces de fijar nitrógeno en el suelo y, en consecuencia, de mejorar las características químicas y físicas del suelo, y de recuperar áreas degradadas.
A pesar de ser un árbol originario de Centroamérica, la gliciridia está ampliamente difundida en los trópicos y puede ser usada como forraje, madera, abono verde y como cerca viva.
"Es una planta que tolera suelos ácidos y pobres, resiste a varias podas anuales y produce gran cantidad de biomasa", explicó Joanna Regis, investigadora de la Embrapa y una de las coordinadoras del proyecto.
El taxi-blanco, por su parte, tiene potencial para la recuperación de suelos degradados, ya que eleva la producción de la materia orgánica formada por los restos vegetales, es rica en nutrientes y presenta rápido crecimiento.
En tanto, el ingá es un frutero tolerante a suelos ácidos que es utilizado para ofrecer sombra, controlar especies invasoras y proteger el suelo.
El uso de la biomasa del ingá como abono puso a disposición de suelos amazónicos sembrados con frutas como acerola y maracuyá elevadas cantidades de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio.
Según los estudios de la Embrapa, el uso de las leguminosas como abono verde tiene resultados positivos en los sistemas agroforestales como generador de nutrientes para el suelo y de ahorro para los agricultores con la compra de abono.
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