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2009/09/16

Las más inútiles aplicaciones de la historia del iPhone

Fuente: El Pais.

En tres meses App Store ha tenido 500 millones de descargas. Su sistema ha abierto camino a un sistema de distribución online que, según Ilja Laurs, director de GetJar, en 2020 será igual o mayor que Internet. De momento es un boom de aplicaciones gratuitas y anecdóticas, cuando no inútiles.

Las aplicaciones más ridículas lideran la lista de superventas. Las hay como Cow Tow (http://digitalthoughtsoftware.com/cowtoss.html) autodefinida como "la aplicación más estúpida para el iPhone". Consiste en empujar a una vaca con el dedo y hacerla rodar. Fernando Garrido, investigador de Quid, argumenta: "El valor de una aplicación lo decide el usuario. Él decide qué instalar". Y añade: "Según nuestros estudios triunfan los juegos rápidos, sin una narrativa compleja, que no requieran una dedicación de más de cinco minutos".

Según Felipe Romero, socio y director de The Cocktail Análisis, el fenómeno de las aplicaciones se explica por la fuerza de la marca de Apple. Su tienda es el todo a cien del siglo XXI. Muchas de sus propuestas cuestan 0,99 dólares (unos 0,79 euros). Algunas se venden como churros, para negocio de sus desarrolladores (Apple se queda con el 30% de la venta, ellos, con el 70%).

En abril se colaba en la lista de los 20 más vendidos iFart, un simulador de pedos, que cuesta un dólar, y el simulador de vomitonas. Joel Comm. "Hemos vendido más de 500.000 en siete meses", según sus autores.

El secreto de su éxito ha sido el humor. "Tener gracia es importante y la oportunidad también. Desarrollamos una aplicación antes que nadie e hicimos un marketing inteligente. Nos han surgido cientos de competidoras que han copiado la aplicación; pero sólo nosotros hemos ganado tanto".

Otro pelotazo sorprendente: Trism (4 euros). En dos meses, Steve Demeter amasó 250.000 dólares (179.142 euros) por este puzzle, mitad comecocos mitad Tetris.

Según la agencia Strategy Analytics, la venta de aplicaciones genera 330 millones de euros al año. Sea como fuere, el iPhone es una mina de oro virtual. El australiano Andrew Lacy, cofundador de Tapulous, lo sabe. Su empresa, nacida en enero de 2008, genera contenidos para el iPhone. "Pensamos que no era sólo un nuevo móvil, sino una revolución en conectividad, algo parecido a lo que fue Internet en los noventa".

Cuando Steve Jobs anunció la App Store, Lacy se fijó en un fenómeno paralelo: "Las empresas habían aprovechado Facebook para crecer. ¿Cómo? Creando aplicaciones para esa nueva plataforma. Pensamos que lo mismo sucedería con la App Store". Y no se equivocaron. Su estrategia consistió en lanzar un programa gratuito, Tap Tap Revenge, que sigue con los dedos el ritmo de la música de Coldplay, Lady Gaga y Placebo. Todo un éxito instalado en 10 millones de aparatos y con más de 15 millones de descargas. Un cebo gratuito al que acompañan beneficios indirectos: discográficas como Emi les han ofrecido contratos por colaboraciones con grupos.

"Hemos lanzado versiones de Tap Tap Revenge con canciones de artistas específicos y con un diseño original inspirado en su música. Cuestan 4,99 dólares. Hemos vendido cientos de miles. No revelamos nuestros ingresos, pero la empresa es muy rentable". Cuentan con 13 productos, que incluyen publicidad.

La estrategia de Armin Heinrich fue la opuesta: I am rich (soy rico), lanzada en agosto de 2008, costaba 999,99 dólares (en euros es menos bonito: 777,99). Lo único que hacía era mostrar la imagen de un diamante rojo como fondo de pantalla. Su función: demostrar que el propietario estaba forrado. Un día después de su lanzamiento Apple la retiró de su tienda.

Algunos desarrolladores se quejan de que el criterio de aprobación de Apple no es claro.

NetShare transformaba iPhone en un módem wireless, lo que infringía las normas de AT&T; HottestGirls mostraba fotos de chicas ligeras de ropa; Me So Holy (Yo tan santo) que reemplazada la cara de Jesucristo por cualquier otra, también fue rechazada por Apple.

Sin embargo, otras como iSnort (www.theisnort.com) sí han sido aprobadas. El programa, por cinco dólares, invita a meterse rayas de cocaína virtuales. Su lema: I can't relieve it's not cocaine (No puedo creer que no sea cocaína).

La tienda online está trufada de tecnología inútil. Como Public Transit Maps, llena de callejeros pero idéntica a Google Maps, Crazy Eye (0,99 dólares) con ojos de monstruos o robots que se colocan en la cara como disfraz, y Alarm free (akamatsu.org/iphone; 10 dólares), "una tecnología de autodefensa y emergencia con detector de caída" que avisa cuando el iPhone se cae.

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