El Presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama, sigue dando muestras de querer convertirse en la prueba de que los geeks dominarán el mundo y en cambiar la relación entre tecnología y política: su primer mensaje semanal, tradicionalmente emitido por radio o, en circunstancias especiales, por televisión, ha sido emitido a través de YouTube, un medio en el que el Presidente ha demostrado moverse como pez en el agua durante toda su campaña.
Tecnológicamente, Barack Obama es un fanático de Mac, aunque no de iPhone (es completamente adicto a su BlackBerry, que chequea constantemente), tiene total familiaridad con iniciativas como Creative Commons (licenció fotos suyas durante la noche electoral mediante CC BY NC SA en su cuenta de Flickr) y pretende seguir tomando ventaja del uso constante de este tipo de dispositivos a lo largo de su presidencia, a pesar de estar encontrándose con importantes dificultades: las preocupaciones por la seguridad de sus comunicaciones y la Presidential Records Act, una ley destinada a mantener un registro constante de todas las comunicaciones del Presidente, parecen interponerse entre él y la tecnología, como menciona el New York Times: el futuro Presidente podría, si no es capaz de encontrar una solución adecuada, verse obligado a dejar de utilizar sus gadgets en cuanto tome posesión. Y la pregunta es: ¿puede, en pleno siglo XXI, una persona completamente acostumbrada a gestionar su tarea mediante correo electrónico, laptop, BlackBerry y todo tipo de artilugios destinados a facilitar los procesos de comunicación, encontrarse de repente gobernando un país como los Estados Unidos en una especie de “vuelta a la Edad de Piedra? ¿No es un poco como “cortarle una mano”?
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