El precio es bajo, pero todos los receptores de un órgano trasplantado en España, más de 250.000 deben pagar un peaje durante el resto de su vida, en forma de fármacos inmunosupresores. Las defensas del organismo están programadas para rechazar cualquier objeto extraño, y nada hay más ajeno al cuerpo que un órgano de otra persona. Sin embargo, la administración de estos medicamentos reduce casi por completo las defensas del organismo y, por lo tanto, hace que el receptor del trasplante sea susceptible a infecciones y otras patologías.
Además, los fármacos no evitan el rechazo para siempre y es frecuente que a los diez años del trasplante el cuerpo pelee contra el órgano y haya que realizar otra operación, algo que no siempre es fácil a tenor de las listas de espera que, en enero y sólo en España, incluían a 5.500 personas.
Tres procedimientos probados en ratones publicados hoy en Science Translational Medicine abren la puerta a un futuro sin fármacos inmunosupresores gracias a la modificación de células del propio sistema inmunológico. Las tres estrategias trabajan sobre unas células del sistema defensivo, los linfocitos T reguladores (Tregs), que inhiben la respuesta inmune. Lo que los tres trabajos han conseguido en un modelo de ratón es seleccionar las Tregs que reconocen específicamente el tejido implantado (el aloantígeno, en los tres casos injertos cutáneos) y "educarlas" para que lo toleren sin afectar al resto de las defensas. Estas células se expanden en el laboratorio y se vuelven a inyectar en el ratón, que no requerirá inmunosupresores para evitar el rechazo al implante.
Uno de los experimentos más interesantes proviene del King's College de Londres. Según explicó por correo electrónico una de las autoras, Giovanna Lombardi, las Tregs que ellos reinyectaron eran de dos tipos: específicas para el órgano trasplantado y generales. "Las Tregs específicas fueron significativamente más potentes que las no específicas en proteger a los injertos de piel del sistema inmunológico", señala.
A pesar de tratarse de un experimento en ratones, no es descabellado pensar que la terapia podría pronto probarse en humanos los autores calculan cinco años,ya que los animales estaban artificialmente dotados de un sistema inmunitario humano y el implante de piel que recibieron para probar la técnica era también humano. "El procedimiento es caro, pero a la larga servirá para ahorrar dinero, porque los pacientes no necesitarán inmunosupresores y prácticamente se acabará la necesidad de segundos trasplantes", comenta la autora.
Publico
Investigadores de seguridad afirman que encontraron importantes fallas en la tecnología usada en la mayoría de las tarjetas de crédito y débito del mundo.
También hicieron un llamado a los bancos a implementar una evaluación inmediata de sus sistemas para prevenir los fraudes.Los investigadores Adam Laurie y Daniele Bianco, presentes en la conferencia de seguridad Hack in the Box, en Ámsterdam, Holanda, explicaron que la mayoría de las tarjetas bancarias contienen microchips que usan un sistema de interoperabilidad global llamado EMV, el cual fue desarrollado en conjunto por Europay, Mastercard y Visa.
Pero, los dos especialistas afirman que pueden tener acceso al flujo de datos entre el propietario de una tarjeta y una terminal de pago. Luego pueden forzar a la terminal para que envíe a la tarjeta su código PIN (siglas en inglés de "Número de Identificación Personal") sin encriptar y capturarlo.
De esa forma, señalaron, es posible usar la tarjeta de manera fraudulenta. El PIN y otros detalles tomados del chip podrían ser vendidos a clonadores de tarjetas en todo el mundo.
El corresponsal de la BBC Jonathan Kent señaló que "las implicaciones para los bancos podrían ser considerables".
BBC Mundo