Científicos en Estados Unidos lograron identificar los genes que producen el tetrahidrocannabinol (THC) el compuesto psicoactivo de la marihuana.
El hallazgo, afirman los investigadores de la Universidad de Minnesota, podrá conducir a la creación de una planta de cannabis para obtener cáñamo y aceite, libre de los efectos narcóticos que produce el THC.
La investigación, publicada en Journal of Experimental Botany (Revista de Botánica Experimental) podría conducir también al desarrollo de nuevos y mejores fármacos para aliviar el dolor, la náusea y otros trastornos para los cuales mucha gente utiliza hoy la marihuana.
La marihuana y el cáñamo son distintas variedades de una misma especie, la Cannabis sativa, pero la marihuana contiene mucho más THC que el cáñamo, que es una fuente rica de fibra industrial y aceite nutritivo.
Además de su contenido de THC, es muy difícil distinguir a una planta de la otra.
Popular
Las fibras de cáñamo son similares al algodón pero mucho más duraderas y además es una planta que tolera el clima frío y que puede cosecharse en "tierras marginales" con poco valor productivo porque no suelen tolerar otras cosechas.
Sin embargo, debido a sus propiedades narcóticas, la cannabis sativa es una de las pocas plantas cuyo cultivo está prohibido o restringido en muchos países.
En Estados Unidos el cáñamo solía ser una cosecha muy popular pero después de la introducción de leyes antidrogas, la industria tuvo que reemplazar las fibras de cáñamo por el plástico y otras alternativas.
Ahora, sin embargo, se están volviendo a considerar los beneficios económicos y medioambientales del cáñamo y está surgiendo una demanda por sus productos.
Al mismo tiempo, en muchos países se está considerando y permitiendo el uso de marihuana para efectos medicinales.
En farmacología el THC tiene muchas aplicaciones, desde el tratamiento de glaucoma y asma hasta el insomnio, náuseas y vómitos asociados a la quimioterapia anticancerosa y contra los síntomas vinculados a enfermedades como la esclerosis múltiple.
Vellos
En el nuevo estudio los investigadores descubrieron que los genes del THC son activos en unos pequeños "vellos" que cubren a las flores de la planta.
En la marihuana, los vellos acumulan grandes cantidades de THC, mientras que en el cáñamo tienen muy poco THC.
Ahora que han logrado identificar a estos genes, los científicos están estudiando la forma de "desactivarlos" para poder producir una planta libre de THC.
Y también, dicen, ya que los vellos que contienen los genes pueden verse con una lupa, se podrá crear una planta sin THC que es visualmente reconocible, sin vellos.
"La genética del cannabis puede contribuir a una mejor agricultura, mejor medicina y mejor aplicación de leyes antidrogas" afirma el profesor George Weiblen, uno de los autores del estudio.
"No puedo pensar en otra planta que haya sido considerada como una amenaza por algunos y un milagro para otros, como ésta" agrega el científico.
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