El Pais
Una nueva especie se ha instalado en los árboles del jardín de Son Boter, alrededor de la casa y taller mallorquín de Joan Miró, convertidos en espacios de la fundación que lleva su nombre. Se trata del enjambre de formas de vida robótica que componen la instalación Colmena, de Martina Höfflin y Pascal Glissmann, ganadores del Premio Pilar Juncosa y Sotheby's 2009.
El público podrá ver un centenar de ELF (formas de vida electrónica), repartidos orgánicamente en los jardines de la fundación, mientras intentan establecer un diálogo con la naturaleza y los visitantes.
Los ELF son capullos cilíndricos de cable marrón trenzado, que parecen brotar de las ramas de los árboles, a los que se agarran con largos segmentos de hilo eléctrico conectados a plafones circulares con células fotovoltaicas. "Al estar alimentadas por paneles solares, estas criaturas no dependen de ningún tipo de mantenimiento, sino que reaccionan a su entorno, modificando su actividad en función de la luz solar", explica el comisario del proyecto, Pau Waelder.
A lo largo del envoltorio protector del cuerpo de cada organismo surgen extremidades formadas por parejas de cables que terminan en diminutos altavoces piezoeléctricos. Completa el invento una placa electrónica, dos condensadores, un LED y un minúsculo motor, que acciona parejas de largas cadenas.
Alimentadas por la luz solar, las criaturas emiten leves sonidos parecidos a los que producen los pájaros y mueven rítmicamente sus metálicas extremidades inferiores, de modo que parecen comunicarse entre sí, a la vez que generan en el espectador la impresión de estar observando seres vivos, reunidos en comunidades autosuficientes.
"Estos extraños parásitos que intentan mezclarse con su entorno y a la vez entablar, por medio de sus limitados movimientos y sonidos, algún tipo de comunicación entre sí, parecen los primitivos y gráciles representantes de una nueva forma de vida basada en el silicio", explica el comisario de la muestra.
La Colmena forma parte del proyecto Electronic life forms, iniciado en el año 2004 a partir de una reflexión sobre la posibilidad de crear formas de vida artificial, basadas en la relación entre naturaleza y tecnología.
"Las criaturas se presentan como organismos que se hubiesen desarrollado a partir de los desechos electrónicos que vertemos a diario, una evolución alternativa de las especies basada en la ubicuidad de las nuevas tecnologías, que caracterizan nuestra civilización", indica Waelder.
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