En Puerto Rico no es raro que los jóvenes se vayan a buscar mejor vida en Estados Unidos, sin mayor problema, pues aunque pasan a engrosar esa minoría denominada 'hispanos', son ciudadanos estadounidenses.
Pero, a pesar de que el país ha estado sumido en una larga recesión, hay jóvenes que optan por quedarse e incluso quienes deciden regresar a su patria.Regina Rodrigues es una de ellas.
Nació en Ponce pero pasó gran parte de su niñez en la costa este estadounidense antes de volver a su país natal. Inmediatamente después de terminar la universidad, se fue a hacer un master en Texas, pero ahora está de vuelta en San Juan, todavía de estudiante... y beligerante.
"Yo siempre supe que si volvía a Puerto Rico era para hacer algo porque las cosas aquí pueden ser mejores".
Lo que hizo fue convertirse en una de las líderes de una de las huelgas más largas que ha habido en Puerto Rico, y por ende Estados Unidos, en toda la historia.
Los jóvenes isleños se enfrentaron a su presidente, Luis Fortuño, para exigir mejores condiciones para los universitarios.
La Universidad de Puerto Rico, con una deuda de 200 millones de dólares, planteó elevar las tasas de matrícula y reducir el gasto, como parte de su contribución a la política de austeridad que impulsa el gobierno. Esto provocó una revuelta estudiantil que comenzó el 21 de abril y duró hasta el 21 de junio.
Los estudiantes ocuparon 10 de los 11 campus a lo largo de la isla, pero la Universidad de Río Piedras (URP) fue la zona cero de la protesta.Y no estuvieron sólos, "la huelga contó con mucho apoyo de múltiples generaciones en la isla, algo que no es típico", señala Regina.
Como estudiante en la URP de Derecho, "no pude quedarme sentada: mi experiencia personal se encontró con la que acumulé en la facultad de derecho, así que mis pasiones se unieron a las oportunidades. Estaba en el momento y el lugar correcto".
Aunque no todo el mundo está seguro de que los estudiantes consiguieron lo que pedían, Regina está convencida de que se logró algo muy importante.
"En el pasado las huelgas habían tenido motivaciones políticas y momentos violentos. Ésta fue distinta. Fue un ejemplo para la isla de cómo se pueden hacer las cosas, no sólo dentro de la comunidad universitaria sino en general", asegura.
"Desafortunadamente por vivir en este estado colonial, la actitud es 'no armes problemas pues te puede ir mal', pero la gente vio que protestamos y nos fue bien".
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