El periodista Juan Manuel Romero está especializado en charlas y conferencias sobre los riesgos de las nuevas tecnologías.
-Ahora que arranca el curso escolar y acabaron también las vacaciones de los padres, ¿confundimos banda ancha con manga ancha?
-¡Sí! El 51 por ciento de los hogares españoles cuenta ya con una conexión de gran capacidad a internet y los chavales pueden hacer lo que les dé la gana con los ordenadores. Te vas a trabajar, dejas al niño toda la tarde con el ordenador a su alcance y luego verás la consecuencia en sus notas.
-¿Se ha medido esa relación causa-efecto?
-Un estudio de la Universidad de Navarra de 2009 lo acredita: a más ordenador, peores notas.
-Más allá de las secuelas académicas, atrévase a esbozar las sociales: ¿Cómo es esta generación?
-Muy diferente. Por ejemplo, yo tengo detectada a una chica canaria de veintidós años que tenía 22.000 fotos en el Tuenti hace unos meses y que ha llegado a subir 600 en un día. Tiene un problema psicológico tremendo porque cada vez que sale se lía a hacer fotos y en cuanto llega a casa las sube corriendo al Tuenti para ser la primera. Gente así va a tener problemas de sedentarismo y de relación.
--¿Cómo atajarlo?
-Ahora a un niño no le puedes castigar con no salir a la calle porque le harás feliz. De hecho. hay que castigarle con salir a la calle y, por ejemplo, con obligarle a que por cada episodio de mal comportamiento se quite diez amigos del Tuenti.
-¿Habla usted en serio? Eso es un imposible.
-Pues yo lo he logrado eso con uno de mis hijos porque estoy en su Tuenti. Aunque claro, él no es tonto y se ha creado un segundo perfil... Pero de una forma u otra de eso te enteras pronto, y también lo puedes cortar.
--La inmensa mayoría de las criaturas ni agregan a sus progenitores ni están por la labor.
-¡Hay que negociar! Algo habrá que el chaval deseará mucho, y a cambio tendrá que admitir a su padre o a su madre en la red social.
-Son adolescentes y también se entiende que la sola idea les horripile.
-Es que no hay que entrar ahí a interferir en todo. Hay que mantener una distancia. Que se sientan un poquito observados, pero sólo un poquito.
-¿La brecha «virtual» padres-hijos va a más?
-Es grandísima, no nos engañemos. Y los padres no están preparados. Ven al niño con el ordenador y se dicen «qué bien, mi hijo, conoce la informática del futuro» y el niño está chateando, con la granja de Facebook o con los amigos del Tuenti. A mí mis hijos me configuran el teléfono móvil porque yo no sé hacerlo y si tengo un problema en el ordenador me lo solucionan ellos... Pero las claves del ordenador las tengo yo y sólo entran en él cuando lo considero oportuno. No hay que tener miedo a la palabra «control». A mí no me vale de nada que uno de mis hijos se me meta en un blog que promocionan la anorexia o la bulimia, y se me haga anoréxico o bulímico y se me muera dentro de dos años y yo diga: «Sí mi hijo se murió, pero ejerció su libertad».
-¿Minusvaloramos los riesgos?
-Totalmente. Blogs que promocionan la anorexia y la bulimia en España hay miles, y además es muy difícil cerrarlos, porque no te dicen «sea usted anoréxico», sino «esta es mi experiencia personal, y si no estás preparado para leerlo, no entres».
-Decir «no entres» a un imberbe es gritarle «¡Pasa!».
-Por supuesto. Y ahí leen: «Yo por la mañana me tomo un vaso de vinagre y una manzana y con eso tengo para todo el día». No te están diciendo que lo hagas, pero sí cómo hacerlo.
-¿Sus recetas frente a estas asechanzas?
-La regla de oro es que el ordenador nunca, bajo ninguna circunstancia, debe estar en la habitación de un adolescente. Tiene que permanecer siempre en la sala de estar, y, si no la hay, en el salón o en la cocina. En los espacios comunes de la casa.
-Aunque el ordenador esté siempre en el salón, los chavales son los más rápidos del Oeste a la hora de cerrar páginas, cuando hacemos el amago de asomarnos a echar un vistazo.
-¡Por supuesto! De ahí viene la segunda parte de la regla de oro: los ordenadores no sólo tienen que estar en las zonas comunes, sino, cuando ello sea posible, colocados de forma que la pantalla esté mirando hacia la puerta. Así, de un vistazo verás más o menos lo que hacen en ellos...
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