Suena un poco a ciencia ficción: una nueva generación de drogas (o fármacos) que hacen más inteligente a quien las tome.
Pero estas son precisamente la clase de sustancias alteradoras de la mente que los estudiantes y los hombres de Negocios podrían llegar a tomar en el futuro para aprobar un examen, o para provocar un subidón del rendimiento en el trabajo.
Foresight (podría traducirse por “previsión”), que es un grupo de expertos del gobierno, cree que los “potenciadotes cognitivos2 podrían llegar a ser “tan comunes como el café“ en un par de décadas, y ayudarán a las personas a pensar más rápido, a relajarse y a dormir de forma más eficiente.
El Ministerio de Sanidad está tan preocupado ante la llegada de estas drogas que ha solicitado a la Academia de Ciencias Médicas (AMS) que lvaloren el impacto potencial de estas sustancias, algunas de las cuales ya tienen licencia en Gran Bretaña para su utilización en tratamientos contra la narcolepsia (o cansancio agudo).
En los EE.UU. estás drogas ya están adquiridas de forma ilegal a través de Internet por personas que piensan que les ayudarán a mejorar su rendimiento escolar o laboral.
Investigadores de la Universidad de Cambridge han examinado recientemente los efectos de la modafinila, una droga ya disponible en el Reino Unido para personas que se duermen de forma involuntaria.
A las dos horas de la ingesta de la droga, los voluntarios sanos lograron recordar de forma más eficiente largas cadenas de números, eran menos impulsivos y adquirieron una mejor memoria a corto plazo.
La AMS ya ha realizado una serie de talleres por todo el país para conocer la opinión pública. A parte de la preocupación acerca de posibles daños a largo plazo sobre la salud, descubrieron que la población generalmente no estaba informada. Una mujer se preguntaba si el hecho de no tomarlas dejaría a sus hijos en desventaja frente a los que si las consumieran.
El estudio de la AMS, que se publicará este mismo año, continúa la labor de investigación emprendida por el grupo de expertos Foresight, cuyo trabajo se publicó hace dos años.
Además de drogas (o fármacos) que aumentasen el placer y el rendimiento sexual, la investigación de Foresight anticipaba la posibilidad de obtener drogas que provocasen una amnesia selectiva, por ejemplo para hacer olvidar un ataque terrorista a las víctimas, una vez que se descubrió que unos fármacos llamados bloqueadores beta podían reducir los recuerdos asociados a situaciones estresantes.
En el informe podía leerse: “En un mundo cada vez más competitivo y que no se detiene, el empleo de este tipo de sustancias podría pasar de ser algo puntual a convertirse en norma, y el uso de los potenciandores cognitivos podrían usarse como el café a día de hoy”. Otras posibilidades, comentaba el informe, podrían ser la obligatoriedad de someter a los alumnos a análisis de drogas antes de los exámenes para asegurarse de que no habían hecho trampas tomando potenciadores cognitivos, o “cogs”.
“El debate ético sobre si estos fármacos deben usarse o no para mejorar el rendimiento en escolares y estudiantes normales se resolverá probablemente durante los próximos 20 años”, decía el informe. “De igual modo, continuará el debate sobre la ética de tomar “cogs” en el trabajo”.
Otro problema destapado por el informe es que la industria farmacéutica podría variar su interés en el desarrollo de fármacos para el tratamiento de enfermedades mentales y dedicarse al sector de los potenciadores cognitivos.
Nick Hillier, portavoz de la AMS comentó: “Intentamos saber el impacto potencial que estas drogas provocarán en nuestra sociedad”.
“Por ejemplo, ¿tomarán los estudiantes estas ‘píldoras de la inteligencia’ antes de un examen para ayudarles a recordar hechos y retener la información?”
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