De los 100 latigazos a las 100 copias en la pizarra. Y de ahí al nuevo castigo acordado para un usuario de Twitter: 100 tweets para disculparse por un comentario que ha sido considerado difamatorio. ¿Es bueno o malo para la marca el resultado de este castigo?
Fahmi Fadzil, un activista político malayo con reputación en las redes sociales locales, tenía muy claro que a una de sus amigas la estaban tratando mal en el trabajo. Además, denunciaba el agravante de que estaba embaraza. Por eso no dudó en acusar públicamente a la compañía, Blu Inc Media, editora de la revista Female Magazine en la que trabaja la mujer, ante sus miles de followers en Twitter.
A los pocos minutos se disculpó, según recoge The Guardian, pero eso no fue suficiente. Los abogados de la compañía presentaron una denuncia por difamación contra Fadzil. Blu Inc Media solicitó una compensación económica y una retractación pública en los grandes diarios nacionales como compensación. Pero tras un periodo de negociación, la sanción acabó siendo distinta.
Esta semana, Fadzil (@fahmi_fadzil) ha pagado su pena de forma pública escribiendo 100 tweets de disculpa en los que reconoce que no tenía razón. En total, sus followers van a recibir un mensaje aproximadamente cada 30 minutos con este mensaje:
¿Es Twitter tan importante como los grandes diarios?
Lo más sorprendente de este caso es cómo se ha utilizado Twitter como medio de rectificación pública. Hace décadas que esta tarea, dependiendo de la naturaleza de la disculpa, debe hacerse en un gran medio de comunicación.
Aunque no se trata de una sentencia, Blu Inc Media ha equiparado con su decisión el poder y el alcance de la red social de microblogging con los grandes diarios de Malasia. Hay dos ventajas en torno a este cambio de decisión que pueden acabar siendo beneficiosas para la compañía. En primer lugar, que la rectificación llega directamente a las mismas personas que vieron la acusación; y en segundo lugar, que el carácter viral de las redes sociales puede acabar dándole un alcance mucho mayor, como está siendo actualmente gracias a su difusión internacional.
Una vez más, Internet recorta terreno a la vida real y a los medios tradicionales como lugar de expresión pública.