Fundación CiEM de Cooperación Internacional contra la Esclerosis Múltiple
Investigadores de las universidades de Columbia y Harvard, en Estados Unidos, demostraron que las células nerviosas llamadas astrocitos, que apoyan y alimentan a las neuronas, se vuelven tóxicas cuando acarrean un gen mutado llamado SOD1, lo que provoca la enfermedad conocida como esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
El equipo de la Universidad de Columbia creó neuronas motrices de ratones que tenían las versiones mutadas del gen SOD1. Sin embargo, estas células mutadas no provocaron el daño que se observa generalmente en los pacientes con la esclerosis cuando crecieron en tubos de ensayo.
Posteriormente, los científicos crearon astrocitos que contenían la mutación genética del SOD1. Los astrocitos son un tipo de células gliales que ayudan al cerebro y al sistema nervioso a segregar varios compuestos que alimentan a las neuronas.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que cuando el SOD1 presenta una mutación en estas células gliales, una de las proteínas nutritivas se vuelve tóxica. Cuando se crearon astrocitos con SOD1 mutado, éstos exterminaron a las neuronas motrices que los rodeaban.
Serge Przedborski, responsable de la investigación en Columbia, explicó que “anteriormente se creía que los astrocitos eran simples espectadores que veían morir a sus neuronas motrices vecinas. Pero con estos resultados, aprendimos que no son sólo espectadores, sino jugadores importantes”.
De identificarse la proteína tóxica, se podría pensar en crear un tratamiento para la esclerosis lateral amiotrófica. Para lograrlo, el uso de células madre es de vital importancia. Los estudios de ambas universidades emplearon células madre de embriones de ratones para generar lotes de células que imitaran la enfermedad, los cuales también podrían ser usados para probar nuevos fármacos contra la ELA.
“Si se tienen células madre embrionarias que acarrean los genes de la enfermedad, se pueden fabricar cantidades ilimitadas de células afectadas por la dolencia para estudiar el proceso patológico", señaló Kevin Eggan, quien encabezó el estudio en la Universidad de Harvard.
“Tanto nosotros como nuestros colegas de Columbia, demostramos que en los pacientes con esta forma genética particular de ELA hay un factor tóxico que causa la muerte de las células”, resaltó.
La ELA hace que todo el organismo se paralice de manera progresiva, al principio, los enfermos pierden la capacidad de caminar, después son incapaces de hablar, deglutir alimentos o incluso respirar sin ayuda. Hasta el momento no existe una cura ni forma de detener su avance.