Un equipo de especialistas en trauma de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EEUU) acaba de anunciar el inicio de una nueva, y arriesgada, técnica experimental para ganar tiempo y mejorar la supervivencia de estos heridos. A través de la introducción de un fluido frío en el organismo de la víctima, se le provocará una hipotermia grave, de forma que el organismo quedará a una temperatura de 10 ºC (la temperatura normal es de unos 36,5 ºC). En otras palabras, se le congelará. La tesis de los autores, liderados por el especialista en Cuidados Intensivos Samuel Tisherman, es que, mientras el organismo esté congelado, el cerebro necesitará menos sangre y, por lo tanto, no sufrirá tanto las consecuencias de las hemorragias masivas.
Se alarga así, en teoría, lo que los especialistas en Urgencias llaman "la hora de oro", el tiempo en el que se considera fundamental reparar las heridas para que el cerebro no sufra secuelas, como confirma el jefe de la sección de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, José María Domínguez Roldán. "La hora más importante es la primera; si en ese tiempo se lograra controlar la tensión y evitar que se produjera mucha isquemia, se ralentizaría el daño cerebral", explica el experto, que considera que la idea "tiene bases fisiológicas sólidas" pero que, sin embargo, "suena aún como algo muy lejano".
Para este especialista, la tesis de los estadounidenses es "difícil de desarrollar por los riesgos y complicaciones". Para Domínguez Roldán, una de las dificultades consistiría en mantener la presión arterial, algo que "ya es complicado en una persona sana que entra en hipotermia".
Para saber si la tesis de Tisher man y sus colaboradores funciona, habrá que esperar al primer trimestre de 2012. Pero, de momento, las autoridades sanitarias estadounidenses lo han autorizado, aunque con una característica peculiar: las personas que quieran participar (y que obviamente están sanas en la actualidad) podrán apuntarse al ensayo, sabiendo que la técnica se les aplicará sin que firmen, ni ellos ni sus familiares, el llamado consentimiento informado, un documento que es obligatorio en las intervenciones quirúrgicas pero que, en este caso, sería inviable porque retrasaría un procedimiento en el que el tiempo es vital.
Funciona en animales
La idea de Tisherman de aplicar hipotermia para ganar tiempo se utiliza en varias indicaciones en la actualidad. Pero lo radical de su aproximación consiste en la temperatura escogida. Diversos estudios en animales han demostrado que la técnica es segura. Un trabajo dirigido por el cirujano de la Universidad de Texas Dan Meyer demostró en perros que la hipotermia inducida tras un shock hemorrágico reducía las necesidades metabólicas y el consumo de oxígeno. Lo mismo se ha visto en ratas y en conejos.Al secretario de Emergencias de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), Ervigio Corral, pionero en España desde el Samur de Madrid en poner en hipotermia a pacientes que han sufrido una parada cardiaca, el experimento que propone Tisherman suena "demasiado arriesgado", porque con una hipotermia muy profunda "se pueden provocar alteraciones hemodinámicas de las que es muy difícil sacar al paciente".
Suero frío y manta térmica
El método que se utiliza en la práctica clínica actual es parecido al que van a aplicar los promotores del ensayo clínico estadounidense, ya que se les inyectan sueros fríos (a 5 ºC), lo que se añade a envolverlos en una manta térmica que se enfría con el propio sistema de aire acondicionado de la ambulancia. "La técnica de la hipotermia es una opción ahora mismo para los pacientes en parada cardiaca y se utiliza para ganar tiempo", subraya el presidente de la Semes, Tomás Toranzo.En el ensayo de Pittsburgh los participantes recibirán además fluidos fríos a través de una cánula, un tubo de gran volumen, que se insertará en la aorta, la mayor arteria del cuerpo. Se utilizará un bypass cardiopulmonar, una máquina que suplanta temporalmente la función de corazón y pulmones durante la cirugía, para restablecer la circulación de la sangre tras la hipotermia inducida.