Los números son duros. En algunos países del mundo árabe hasta el 90% de los jóvenes en edades comprendidas entre los 16 y 24 años está desempleado. En EE.UU. el desempleo juvenil llega a 23%, en España al casi 50% y en el Reino Unido al 22%.
En todo el mundo hay 200 millones de desempleados. 75 millones tienen edades entre los 16 y 24 años, y cada año cerca de 40 millones de jóvenes están listos para entrar al mercado laboral.
Preocupación gerencial
Los líderes empresariales reunidos en el Foro Económico Mundial saben que las cifras son importantes: los jóvenes que estuvieron desempleados por mucho tiempo ganaran menos dinero durante toda su vida.Tendrán menos probabilidades de ser empleados. No tendrán las habilidades que las empresas necesitan. Es más probable que tengan problemas de salud a largo plazo. Y la situación puede degenerar en descontento social.
Hay un término para eso: la generación perdida. O como dice un profesor de una escuela de negocios "El desempleo es una porquería. El desempleo juvenil es peor aún. Los jóvenes perdieron la línea de visión hacia el futuro".
A los jefes les preocupan estas cosas, hasta a los de corazón más frío, porque todo lo mencionado arriba cuesta dinero.
Indirectamente, porque hay un menor demanda para sus productos y servicios; directamente, en costos de entrenamiento y de salud, e impuestos más altos.
El desempleo prendió la primavera árabe
Luego tenemos la parte demográfica. En Jordania cerca del 70% de la población tiene menos de 30 años. Si los jóvenes no están preparados para el trabajo, el país se quedará pronto sin talento, dijo un participante.Para los políticos, la Primavera Árabe es algo que sigue fresca en la mente de la gente.
Los levantamientos comenzaron e Túnez cuando Mohamed Bouazizi se inmoló.
"Se mató no porque quería hacer una protesta política. Se mató porque no tenía un empleo", dijo un gerente de fondos de inversión de Pakistán.
La falta de oportunidades para los jóvenes fue uno de los catalizadores de la llamada Primavera Árabe.
Los organizadores del Foro Económico Mundial de Davos quieren demostrar que su inmensa red –una combinación única de grandes empresas, gobiernos, activistas sociales y organizaciones no gubernamentales- puede hacer una diferencia.
Se organizó un taller para identificar qué causa el desempleo juvenil y si puede existir alguna solución rápida para atacar el problema.
Siguiendo las reglas del Foro, no puedo citar a las personas por su nombre, pero para quienes hablaron era obvio que el problema desafía las soluciones simples.
Factores múltiples
La automatización reemplaza muchos trabajos rutinarios, no sólo en los países desarrollados.
Hay problemas estructurales, por ejemplo cuando es muy burocratizado contratar a alguien.
También puede achacársele alguna culpa al sistema educativo, que falla en darles a los jóvenes las destrezas que se necesitan para trabajos en economías avanzadas.
En Corea del Sur es al contrario. Hay tantos graduados universitarios que el país se está quedando sin gente para llenar trabajos de obreros.
Además están las destrezas vitales o la falta de ellas. Algunos jóvenes no conocen lo básico, desde vincularse con compañeros de trabajo hasta tener las habilidades empresariales fundamentales.
Pero a veces una mejor educación podría aportar una solución: en China, muchos repartidores de correspondencia sólo pueden leer chino, lo que les impide trabajar en compañías logísticas internacionales que distribuyen correos y paquetería llegada del mundo entero.
También hay problemas culturales. Algunos países gradúan grandes cantidades de mujeres en la educación universitaria, sólo para negarles las oportunidades de trabajo, con lo que desperdician sus talentos.
¿Qué hacer?
"El sector privado podría ser un elemento de cambio", afirmó un participante, un activista de izquierda que trabaja en una campaña educativa.
"Las universidades son simplemente muy lentas", dice un industrial, "Si les digo que necesito graduados con diferentes destrezas, les toma dos o más años cambiar sus cursos. Para ese entonces la tecnología estará cambiando de nuevo"
Pero de todos modos, otro empresario advirtió que "una buena educación ya no te garantiza una buena vida".
Sean del mundo árabe, de América del Norte o de América Latina o Asia, muchos ejecutivos lamentaron la falta de impulso empresarial y de destrezas básicas de negocios y la necesidad de una cultura donde el fracaso no sea celebrado.
Un hombre que está a cargo de una empresa con varios cientos de miles de empleados en todo el mundo se quejaba de que "vivimos en un mundo en el que la creación de la riqueza no va paralela a la creación de trabajo. Esa otrora cercana conexión está rota".
Mientras algunos sugieren la creación de grandes programas, con una inversión de US$ 50.000 millones en los próximos diez años para adiestrar gente en todo el mundo, otros proponen pasos más pequeños con mayor garantía de éxito.
Diez por vez
Otros integrantes del foro son motivados para que empleen a 10 jóvenes entre 18 y 24 años, los entrenen, les den destrezas vitales y, de manera más importante, les den un tutor que los ayude a darle forma a su futuro.
El programa está en sus primeras etapas, con dos proyectos pilotos en Indonesia y Camboya.
Por ahora las compañías están seleccionando candidatos. Hasta ahora sólo mil jóvenes participan en el programa. Pero viendo el lado optimista, el 80% logró quedarse dentro de la empresa.
Pero, ¿por qué sólo 10 jóvenes por compañía?, les han preguntado a los organizadores.
La respuesta: simple sicología. Si se pasa de 10 personas las empresas encontrarán que se comprometen demasiado si se unen al programa.
Pero una vez que los primeros desempleados están colocados, muchas compañías empiezan a solicitar más.
Es un pequeño paso, pero combatir el desempleo juvenil, dijo un ejecutivo, "es crítico para el futuro de todos nosotros".