PlayStation Move ya está en las tiendas. El sistema de juego de Sony basado en el movimiento, su alternativa a la Wii de Nintendo y al Kinect de Microsoft, ya es una realidad, y para su debut ha apostado por minijuegos con los que calentar la fiesta: los típicos amigos puntuales con los que te lo pasas bien, pero que sabes que no van a ser los que aguanten hasta el cierre del garito.
'Sport Champions' y 'Start the Party!', con otra decena de juegos como 'Heavy Rain' y 'Socom', son el punto de arranque de un mando fino, muy preciso, en el que los giros de muñeca se reproducen en pantalla sin ningún retraso perceptible. Salvo algún brusco movimiento que implique estirar el brazo, PlayStation Move funciona casi a la perfección al trasladar los movimientos a los videojuegos.
Entre las mejoras de este sistema de juego destaca la fidelidad de los giros de muñeca, uno de los problemas de otros mandos hasta ahora porque no reflejaban bien sus cambios al ser rotados. Por hacer un símil, su fidelidad es prácticamente de uno a uno. Por otra parte, la cámara incluida en el Move es una digna heredera del EyeToy. Cumple de calidad como una buena webcam, y es bastante útil para muchos minijuegos en los que es entretenido ver a los jugadores haciendo el mandril en el salón.
Entre las posibles pegas del Move podría estar la bola luminosa que corona su cilindro. A algunos les molestará, no es mi caso, al desplazar el mando o por sus destellos. Sin embargo, lo bueno es que no se ve en la televisión porque sobre ella se reproducen raquetas, espadas, balones y cualquier otro objeto que podamos tener en nuestras manos.
En cuanto a la colocación de los botones, están bien distribuidos en la parte superior del cilindro, siendo accesibles tanto el gatillo como el pulsador principal, aunque los clásicos del mando de Sony (triángulo, cuadrado, círculo y equis) son bastante pequeños. Además, comprar el 'navigation controller' será básico para juegos que impliquen mover al personaje, como los de acción, pues moverlos con el mando normal mientras se sostiene el motion controler es bastante engorroso.
Para echar unas partidas rápidas no está mal, aunque las pruebas se repiten demasiado pronto. Así, es el típico juego sin pretensiones que anima una fiesta casera porque en el hay 'piques' en partidas de uno a cuatro jugadores, algo que explota muy bien la cámara al mostrar todo el salón de casa.
Hubiera estado bien meter muchas más pruebas y hacerlas más difíciles, pues la diferencia entre muy complicado y fácil no es más que la rapidez con la que se suceden los objetos en pantalla. Además, estas apenas duran alrededor de un minuto.
En cualquier caso, aunque los mayores se lo pasarán bien con 'Start the party!', quienes lo aprovecharán mejor son los pequeños. Darle el mando a una prima de cuatro años no tiene precio, pues algunos juegos son los clásicos que jugaría en una feria (aplastar los bichos que salen de agujeros) y la dificultad mínima es un reto para ellos. Además, la estética del juego le viene como un anillo al dedo.
Sus seis minijuegos sirven para probar el manejo del nuevo mando de la multinacional japonesa, aunque el resultado es bastante desigual a la hora de lo más importante, divertirse. El golf-frisbee, el arco y el ping-pong son los juegos más divertidos. La petanca, el voleibol y la lucha de espadas son más grises.
Todos ellos permiten jugar con más personas (un máximo de cuatro) o afrontar distintos desafíos hasta ganar las medallas de bronce, plata y oro. En cualquier caso, no hay recompensas para hacer más atractivas las partidas sueltas.
El golf-frisbee es una idea brillante a la que le falta tener muchas más pistas. Apenas tiene 18 hoyos (cestas), aunque son suficientes para poner los dientes largos a los jugadores.
La posición de la muñeca, la colocación de la mano, su altura respecto al cuerpo... todo se refleja fielmente en el lanzamiento, aunque para hacerlo más espectacular (que no mejor) el juego exagera los efectos impresos al disco. No obstante, es un vicio para jugar con otros amigos.
El tiro con arco es otro de los mejores minijuegos: exige emular fielmente el movimiento de coger las flechas del carcaj y su colocación en el arco. Tiene diversas pruebas, siendo la mejor aquella en la que dos jugadores se enfrentan uno al otro con tres dianas colocadas en medio. Montadas en un carro, hay que golpearlas con las flechas para meter 'gol' al rival.
El ping-pong es otra prueba del buen hacer de Sony con el Move. Las palas se mueven de igual forma que movemos el mando, y jugar contra la máquina puede ser tan desafiante como otro rival humano. No obstante, igual que pasa con el golf-frisbee, la partida se desvirtúa por los automatismos que 'corrigen' el golpeo de las palas para hacerlo más fácil (y espectacular).
La lucha de espadas, escudo incluido, adolece por su parte de la lentitud de los personajes y del gran problema de estos sistemas de juego: el movimiento completo del brazo tiene un bloqueo en el mundo virtual pero no en el real.
Este minijuego resulta interesante para hacerse una ídea de cómo funcionarán futuros juegos del estilo, pero no aporta mucho más por su simpleza.
Por su parte, el voleibol tampoco consigue enganchar al jugador por su mecánica extremadamente rígida: un mando funciona por dos brazos, y es imposible emular el salto del jugador. Por ello, resulta extraño ver en pantalla al personaje dando saltos mientras uno puede estar sentado en el sofá con un sólo brazo en alto.
Por último, la petanca es un buen juego. Quizás uno de los más sólidos en cuanto a su mecánica y la fidelidad de los gestos, aunque por su naturaleza no es el primer juego que pondría para echar partidas con amigos.
'Sport Champions' y 'Start the Party!', con otra decena de juegos como 'Heavy Rain' y 'Socom', son el punto de arranque de un mando fino, muy preciso, en el que los giros de muñeca se reproducen en pantalla sin ningún retraso perceptible. Salvo algún brusco movimiento que implique estirar el brazo, PlayStation Move funciona casi a la perfección al trasladar los movimientos a los videojuegos.
Entre las mejoras de este sistema de juego destaca la fidelidad de los giros de muñeca, uno de los problemas de otros mandos hasta ahora porque no reflejaban bien sus cambios al ser rotados. Por hacer un símil, su fidelidad es prácticamente de uno a uno. Por otra parte, la cámara incluida en el Move es una digna heredera del EyeToy. Cumple de calidad como una buena webcam, y es bastante útil para muchos minijuegos en los que es entretenido ver a los jugadores haciendo el mandril en el salón.
Entre las posibles pegas del Move podría estar la bola luminosa que corona su cilindro. A algunos les molestará, no es mi caso, al desplazar el mando o por sus destellos. Sin embargo, lo bueno es que no se ve en la televisión porque sobre ella se reproducen raquetas, espadas, balones y cualquier otro objeto que podamos tener en nuestras manos.
En cuanto a la colocación de los botones, están bien distribuidos en la parte superior del cilindro, siendo accesibles tanto el gatillo como el pulsador principal, aunque los clásicos del mando de Sony (triángulo, cuadrado, círculo y equis) son bastante pequeños. Además, comprar el 'navigation controller' será básico para juegos que impliquen mover al personaje, como los de acción, pues moverlos con el mando normal mientras se sostiene el motion controler es bastante engorroso.
Start the party!
La clásica colección de minijuegos. Aunque corta, una decena más o menos, no está mal para las primeras fiestas con el Move: incluye pruebas como golpear los bichos que cruzan la pantalla; enfocar fantasmas con una linterna; hacer de peluquero con una maquinilla eléctrica y de minero con un pico en una roca.Para echar unas partidas rápidas no está mal, aunque las pruebas se repiten demasiado pronto. Así, es el típico juego sin pretensiones que anima una fiesta casera porque en el hay 'piques' en partidas de uno a cuatro jugadores, algo que explota muy bien la cámara al mostrar todo el salón de casa.
Hubiera estado bien meter muchas más pruebas y hacerlas más difíciles, pues la diferencia entre muy complicado y fácil no es más que la rapidez con la que se suceden los objetos en pantalla. Además, estas apenas duran alrededor de un minuto.
En cualquier caso, aunque los mayores se lo pasarán bien con 'Start the party!', quienes lo aprovecharán mejor son los pequeños. Darle el mando a una prima de cuatro años no tiene precio, pues algunos juegos son los clásicos que jugaría en una feria (aplastar los bichos que salen de agujeros) y la dificultad mínima es un reto para ellos. Además, la estética del juego le viene como un anillo al dedo.
Sport Champions
Otro lanzamiento de salida del Move es este compendio de juegos deportivos, la respuesta de Sony al Wii Sport de Nintendo.Sus seis minijuegos sirven para probar el manejo del nuevo mando de la multinacional japonesa, aunque el resultado es bastante desigual a la hora de lo más importante, divertirse. El golf-frisbee, el arco y el ping-pong son los juegos más divertidos. La petanca, el voleibol y la lucha de espadas son más grises.
Todos ellos permiten jugar con más personas (un máximo de cuatro) o afrontar distintos desafíos hasta ganar las medallas de bronce, plata y oro. En cualquier caso, no hay recompensas para hacer más atractivas las partidas sueltas.
El golf-frisbee es una idea brillante a la que le falta tener muchas más pistas. Apenas tiene 18 hoyos (cestas), aunque son suficientes para poner los dientes largos a los jugadores.
La posición de la muñeca, la colocación de la mano, su altura respecto al cuerpo... todo se refleja fielmente en el lanzamiento, aunque para hacerlo más espectacular (que no mejor) el juego exagera los efectos impresos al disco. No obstante, es un vicio para jugar con otros amigos.
El tiro con arco es otro de los mejores minijuegos: exige emular fielmente el movimiento de coger las flechas del carcaj y su colocación en el arco. Tiene diversas pruebas, siendo la mejor aquella en la que dos jugadores se enfrentan uno al otro con tres dianas colocadas en medio. Montadas en un carro, hay que golpearlas con las flechas para meter 'gol' al rival.
El ping-pong es otra prueba del buen hacer de Sony con el Move. Las palas se mueven de igual forma que movemos el mando, y jugar contra la máquina puede ser tan desafiante como otro rival humano. No obstante, igual que pasa con el golf-frisbee, la partida se desvirtúa por los automatismos que 'corrigen' el golpeo de las palas para hacerlo más fácil (y espectacular).
La lucha de espadas, escudo incluido, adolece por su parte de la lentitud de los personajes y del gran problema de estos sistemas de juego: el movimiento completo del brazo tiene un bloqueo en el mundo virtual pero no en el real.
Este minijuego resulta interesante para hacerse una ídea de cómo funcionarán futuros juegos del estilo, pero no aporta mucho más por su simpleza.
Por su parte, el voleibol tampoco consigue enganchar al jugador por su mecánica extremadamente rígida: un mando funciona por dos brazos, y es imposible emular el salto del jugador. Por ello, resulta extraño ver en pantalla al personaje dando saltos mientras uno puede estar sentado en el sofá con un sólo brazo en alto.
Por último, la petanca es un buen juego. Quizás uno de los más sólidos en cuanto a su mecánica y la fidelidad de los gestos, aunque por su naturaleza no es el primer juego que pondría para echar partidas con amigos.
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