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La llegada de una nueva entrega de la franquicia Medal of Honor alejada del ambiente bélico de la segunda guerra mundial y centrada en los conflictos modernos supone un arriesgado movimiento para Electronic Arts dado el hecho de que su principal competidor en el mercado de los juegos de disparos en primera persona, la saga Call of Duty, es actualmente la líder en el mercado de shooters bélicos modernos.
Por si esto fuera poco, la ambientación del título en Oriente Medio tampoco ha pasado inadvertida para algunos, que no han dudado en criticar con dureza el juego alegando que sus creadores han ido demasiado lejos con esta decisión. Con estas premisas sobre la mesa, desde Electronic Arts tienen muy claro que para considerar el título como exitoso, éste deberá vender al menos tres millones de copias en todo el mundo para que la compañía se disponga a realizar una hipotética secuela.
Y es que EA ha requerido la ayuda de militares reales para dotar al título de un “realismo y autenticidad” sin precedentes, afirman desde la compañía. Estará basado en una misión fallida llamada Anaconda, donde un Navy SEAL es abatido por miembros de Al Qaeda y ya algunos especialistas se han atrevido a afirmar que “dejará un agrio sabor en nuestras bocas”, según leemos en New York Times. “Queremos que el jugador se sienta como si estuviese en Afganistán, no como si viese una película”, explicaba un diseñador del juego desmarcándose del trabajo realizado por Infinity Ward en el pasado.
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