Varios ministros del gobierno alemán han mantenido un pulso con Google durante los últimos meses en el que el derecho a la privacidad y a la propia imagen se han visto las caras con el imparable tsunami de las nuevas tecnologías, que avanzan a velocidad mucho mayor que las leyes que protegen al ciudadano.
El conflicto ha escalado hasta puntos de difícil vuelta atrás, como las declaraciones del consejero delegado de Google, Eric Schmidt, retando al gobierno alemán a intentar ponerle freno y confirmando que la empresa no tiene intención alguna de aumentar las restricciones de su servicio Street View, que ha hecho saltar las alarmas en Berlín porque lleva meses grabando indiscriminadamente y sin control alguno datos que afectan a millones de ciudadanos.
En una reciente entrevista, enfrentado al hecho de que muchos jóvenes incluyen voluntariamente datos personales en la Red sin ser conscientes de que de Internet no se borra nada y, por lo tanto, la publicidad de esos datos ahora irrelevantes, puede serles muy perjudicial en el futuro, Eric Schmidt abrió una inquietante ventana a un futuro no muy lejano al advertir que "eso no es problema. Pronto cualquier persona joven podrá cambiar su nombre de forma automática al llegar a la vida adulta para poder renegar de juergas juveniles almacenadas en las páginas de medios sociales de sus amigos".
Por ello, los Ministerios de Justicia y Protección del Consumo de Berlín se habían lanzado a una labor legisladora contrarreloj, conocida en los pasillos como 'Ley Google' y que respondía a la necesidad de poner puertas al campo.
La canciller Merkel, ante tal panorama, ha decidido devolver el conflicto a la senda del sentido común y ha encargado de las negociaciones con Google, que habían ramificado ya en varios conflictos dispersos, a un hombre de confianza y que la mantiene informada de primera mano, el ministro de Interior, Thomas de Maiziere, que después de una reunión con varios representantes de empresas de servicios de geolocalización a través de Internet, entre ellos Google, ha dispuesto un plazo hasta el 7 de diciembre para presentar una normativa que garantice la protección de la privacidad de los ciudadanos.
El ministro emitió un mensaje de confianza, reconociendo que estos servicios son útiles en muchos aspectos, desde las políticas ambientales y de prevención de riesgos de catástrofes naturales a aplicaciones particulares de ocio o viajes.
Pero, al mismo tiempo, advirtió, pueden permitir un aprovechamiento de los datos recogidos en perjuicio de la privacidad de los ciudadanos."Espero que las compañías asuman su propia responsabilidad en la protección de datos", dijo de Maiziére ante los directivos de Google, haciendo hincapié en que en el caso contrario, "el gobierno se verá obligado a actuar legalmente por su cuenta".
El responsable de Google-Europa, Philipp Schindler, se ha manifestado muy satisfecho con la solución adoptada y garantizó que la empresa que representa participará activamente en la creación de un código legal. Alemania reencauza así, por la vía amistosa, una relación con la empresa que gana poder día a día y a la que resulta extremadamente difícil someter a controles con la fuerza de las leyes.
En la reciente clausura de la feria IFA de Berlín, Eric Schmidt dejó claro que la empresa aspira, con Google TV, a introducirse en la sala de estar de los hogares de todo el mundo a través del televisor. Además, previamente había sembrado nuevas semillas de inquietud con afirmaciones tan escalofriantes como la siguiente: "Pienso que la mayoría de la gente no quiere a Google para responder a sus preguntas. Lo que quieren que Google les diga lo que deben hacer a continuación".
El conflicto ha escalado hasta puntos de difícil vuelta atrás, como las declaraciones del consejero delegado de Google, Eric Schmidt, retando al gobierno alemán a intentar ponerle freno y confirmando que la empresa no tiene intención alguna de aumentar las restricciones de su servicio Street View, que ha hecho saltar las alarmas en Berlín porque lleva meses grabando indiscriminadamente y sin control alguno datos que afectan a millones de ciudadanos.
En una reciente entrevista, enfrentado al hecho de que muchos jóvenes incluyen voluntariamente datos personales en la Red sin ser conscientes de que de Internet no se borra nada y, por lo tanto, la publicidad de esos datos ahora irrelevantes, puede serles muy perjudicial en el futuro, Eric Schmidt abrió una inquietante ventana a un futuro no muy lejano al advertir que "eso no es problema. Pronto cualquier persona joven podrá cambiar su nombre de forma automática al llegar a la vida adulta para poder renegar de juergas juveniles almacenadas en las páginas de medios sociales de sus amigos".
Por ello, los Ministerios de Justicia y Protección del Consumo de Berlín se habían lanzado a una labor legisladora contrarreloj, conocida en los pasillos como 'Ley Google' y que respondía a la necesidad de poner puertas al campo.
La canciller Merkel, ante tal panorama, ha decidido devolver el conflicto a la senda del sentido común y ha encargado de las negociaciones con Google, que habían ramificado ya en varios conflictos dispersos, a un hombre de confianza y que la mantiene informada de primera mano, el ministro de Interior, Thomas de Maiziere, que después de una reunión con varios representantes de empresas de servicios de geolocalización a través de Internet, entre ellos Google, ha dispuesto un plazo hasta el 7 de diciembre para presentar una normativa que garantice la protección de la privacidad de los ciudadanos.
El ministro emitió un mensaje de confianza, reconociendo que estos servicios son útiles en muchos aspectos, desde las políticas ambientales y de prevención de riesgos de catástrofes naturales a aplicaciones particulares de ocio o viajes.
Pero, al mismo tiempo, advirtió, pueden permitir un aprovechamiento de los datos recogidos en perjuicio de la privacidad de los ciudadanos."Espero que las compañías asuman su propia responsabilidad en la protección de datos", dijo de Maiziére ante los directivos de Google, haciendo hincapié en que en el caso contrario, "el gobierno se verá obligado a actuar legalmente por su cuenta".
El responsable de Google-Europa, Philipp Schindler, se ha manifestado muy satisfecho con la solución adoptada y garantizó que la empresa que representa participará activamente en la creación de un código legal. Alemania reencauza así, por la vía amistosa, una relación con la empresa que gana poder día a día y a la que resulta extremadamente difícil someter a controles con la fuerza de las leyes.
En la reciente clausura de la feria IFA de Berlín, Eric Schmidt dejó claro que la empresa aspira, con Google TV, a introducirse en la sala de estar de los hogares de todo el mundo a través del televisor. Además, previamente había sembrado nuevas semillas de inquietud con afirmaciones tan escalofriantes como la siguiente: "Pienso que la mayoría de la gente no quiere a Google para responder a sus preguntas. Lo que quieren que Google les diga lo que deben hacer a continuación".
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