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2010/09/22

ADSL frente a internet móvil, ¿enemigos o aliados?

Cinco Dias

No requiere instalación, no hace falta tener línea de teléfono -ni pagarla a fin de mes- para acceder a sus ventajas, los precios cada vez son más bajos y las velocidades se disparan. Es la banda ancha móvil, hace poco un recurso para conectarse a internet con sufrimiento, lentitud y pánico por la factura y ahora un producto que fácilmente puede hacer pensar en abandonar el ADSL.
Telefónica lo ha hecho un poco más sencillo. Desde octubre, las zonas más densas de Madrid y Barcelona tendrán acceso a navegaciones de 42 megas, primero sólo para clientes empresariales y a partir de noviembre también para particulares. El objetivo es que a finales de 2011 todas las ciudades de más de 250.000 habitantes -una treintena- tengan cobertura de esta nueva tecnología llamada Dual Cell que permite duplicar la velocidad de navegación.
Por ahora, la cobertura es limitada, pero se ampliará y llegarán más operadoras con idéntico servicio. Vodafone tiene previsto lanzar los 42 megas en unas semanas. Tanto ella como Telefónica llegan ya a una parte importante de la población con velocidades 14,4 o 21 megas en banda ancha móvil. Y cada día se avanza un poco más.
A eso se unen los precios. Por 39 o 49 euros al mes, sin IVA, se puede acceder a estas velocidades. Y ya no hay sustos en la factura mensual. Es cierto que existen límites de descarga -Telefónica los tiene en cinco y 10 GB, dependiendo del precio; Vodafone sólo los aplica si hay saturación en la red-, pero cuando se traspasa la barrera no se sube el precio, sino que se baja la velocidad.
Mientras tanto, la banda ancha fija siga anclada en los 20 megas en el mejor de los casos, con iniciativas restringidas de algunas compañías para elevar este techo -como los 30 megas de Jazztel en VDSL y los 50 megas de Ono- o el proyecto de Telefónica para llevar fibra óptica hasta los hogares, con previsiones de cobertura de sólo un millón de hogares en 2011. Y sin rebajas de calado en los precios, entre otras cosas porque el coste de desplegar una red fija para que los clientes tengan 50 o 100 megas en sus viviendas es infinitamente más alto que lograr lo mismo con el móvil. Además, tiene una peculiaridad. La banda ancha fija es, como dice su nombre, fija, no se puede mover. El internet móvil va a cualquier parte.
¿La muerte del fijo?
Con estas diferencias, se podría pensar que la esperanza de vida de la banda ancha fija es limitada, muy limitada.
Pero sería una reflexión equivocada. "La banda ancha móvil no está preparada para sustituir a la fija en grandes consumos. Puede que ahora sean pocos los usuarios con ese nivel de descargas, pero a futuro el volumen de datos va a ser tan elevado, serán tantas las necesidades que requieran caudal para la vida diaria, que una conexión fija va a ser incluso más vital", explica un experto en telecomunicaciones de una operadora.
La principal diferencia entre una conexión fija y una móvil es el acceso dedicado. En banda ancha fija, cada cliente tiene su línea y no la comparte con nadie. En internet móvil nunca se sabe. Una antena puede ser utilizada por muchas personas a la vez o por ninguna, no hay forma de preverlo, anticiparlo o garantizarlo.
Cuando se habla de un uso sustitutivo del móvil, además, se piensa en el hogar, en renunciar al contrato de ADSL y pasarse al internet inalámbrico. "Y entonces es cuando se ve que la conexión sólo funciona bien cuando uno se asoma a la ventana", explican fuentes del sector. Y eso no es muy cómodo.
Las velocidades son otro caballo de batalla. Puede que los 20 megas del ADSL sean teóricos, pero los de la banda ancha móvil lo son aún más. En general, hay que restar entre cuatro y diez megas a la capacidad anunciada para llegar a la velocidad media real. La fibra óptica, en cambio, cumple lo que promete. No en vano se trata de llevar a cada hogar un cable con la mejor tecnología dentro. Nada de compartir, nada de parches en el par de cobre. La contrapartida es su coste, de ahí que el despliegue sea tan lento y que Telefónica se mire mucho a qué ritmo quiere acometerlo.
Entonces, ¿cuál es la mejor tecnología, la fija o la móvil? Ninguna... o las dos. "Es que no es una competición", señala otro experto del sector. No se trata de elegir, sino de aprovechar la que mejor se adapte al uso que se quiera hacer en cada momento, añade. Claro que eso tiene un inconveniente, la factura será doble a fin de mes.

Otra historia para zonas rurales o emergentes

La conclusión bastante unánime en el sector es que la banda ancha fija y el internet móvil no van a competir, sino a ser complementarios. Telefónica ha dado datos alguna vez y dicen que sólo el 5% de sus clientes ha abandonado el ADSL tras contratar el móvil. Pero no sólo los clientes van a usar las distintas tecnologías según les convenga; también lo harán las operadoras.
Y es que la previsión es que sólo las zonas más afortunadas tendrán a su alcance una conexión de fibra en el hogar y una banda ancha móvil de decenas de megas a la puerta. El despliegue de las redes fijas es muy caro y no va a llegar a todas partes. Las zonas más rurales se quedarán sin ella. Ahí imperará el internet móvil, mucho más barato de desplegar. Ésa es la estrategia que se está implantando en países emergentes, que se saltan el despliegue fijo y van directamente al móvil.

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