Google reconoce una pérdida contable vinculada a la inversión de mil millones de dólares que hizo en 2005 en AOL, y otorga un valor de menos de la mitad a esa compañía que Time Warner está loca por colocar a quien sea. La asunción de pérdidas de Google es un elemento más que certifica el fin de “la era de los portales”, esos monstruos abigarrados de finales de los noventa que intentaban retener al usuario proporcionándole la mayor cantidad de funciones posibles mientras lo bombardeaban con todo tipo de publicidad intrusiva. Una fórmula agotada que considera a los visitantes poco menos que como a “pedazos de carne con ojos”, como ya comenté en aquella entrada en 2005 al hilo de la inversión de Google en AOL.
Los llamados “portales” siguen acaparando, con sus diseños cortados todos por el mismo patrón, una gran parte de esa inversión publicitaria en Internet sobre todo en los mercados menos evolucionados. Una inversión típica de quienes “no saben qué hacer con el dinero pero les han dicho que tienen que estar en Internet”, y escogen comprar CPM a precios bajos con unas posibilidades de segmentación mínimas y centradas en la capa de usuarios menos exigente. Modelos basados en la administración de publicidad en modo interrupción, donde la innovación se reduce prácticamente a cómo saltarse los bloqueadores de pop-ups, como generar más páginas vistas inútiles, y cómo buscar formatos más intrusivos que permitan vender la homepage completa a un precio más elevado a un anunciante suficientemente candoroso. En Estados Unidos, ya no quedan muchas dudas acerca del futuro de los grandes portales de los ‘90, y la declaración de Google, unida a los planes de Time Warner con respecto a AOL, no son más que confirmaciones: el público de Internet ha cambiado, y hoy busca experiencias completamente diferentes a las que ese tipo de portales, provenientes del aprendizaje de años en otra pantalla, la televisiva, es capaz de proporcionarles.
Hoy, una Time Warner harta de ver como los ingresos en permanente declive de AOL lastran sus resultados, busca un comprador que se lleve la parte de plataforma publicitaria, considerada la estrella de la compañía, y que además, a ser posible, se haga cargo también de la porción de acceso dial-up, que a pesar de ser rentable y proporcionar acceso a Internet a nada menos que 8.7 millones de norteamericanos, se considera claramente un negocio del pasado. Los compradores más posibles se encuentran en la órbita de unos Yahoo! o Microsoft con los que AOL no ha hecho últimamente muchos méritos, con un precio objetivo para Time Warner de diez mil millones de euros, que la mayoría de analistas estiman más en el rango de los tres o cuatro mil millones.
La lenta pero imparable caída en desgracia de AOL, de su negocio y de los portales no es más que la confirmación de un cambio generacional en Internet.