Los nuevos pasaportes electrónicos que han comenzado a emitir muchos países y que en teoría deberían proteger contra el terrorismo y el crimen organizado pueden falsificarse en cuestión de minutos, según una investigación del diario 'The Times'.
Pruebas llevadas a cabo por el periódico han puesto de manifiesto una serie de fallos en los microchips que llevan esos documentos de viaje y desmienten, según 'The Times', las afirmaciones del Gobierno británico de que los falsificadores no podrán hacer nada con los 3.000 pasaportes con las páginas en blanco robados la semana pasada en el Reino Unido.
Un experto holandés contratado por el diario falsificó los microchips de dos pasaportes británicos e implantó en ellos imágenes digitales del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, y de un terrorista suicida sin que el 'software' dedicado a la lectura de ese tipo de datos se percatase de la falsificación.
El ministerio británico del Interior ha mantenido siempre que una eventual falsificación sería inmediatamente detectada en los controles de fronteras porque no se ajustaría a los códigos establecidos internacionalmente.
Sin embargo, señala el periódico, sólo 10 de 45 países que emiten pasaportes electrónicos han adoptado el directorio común de códigos y sólo cinco lo están poniendo en práctica.
Algunos de esos 45 países, entre ellos Reino Unido, intercambian de momento los códigos manualmente, explica 'The Times', según el cual unos delincuentes podrían utilizar pasaportes falsos de países que no comparten esos códigos y que podrían pasar inadvertidos en los controles fronterizos.
Las pruebas efectuadas por el experto contratado por 'The Times' para clonar los microchips de dos pasaportes británicos indican que son fácilmente falsificables y que podrían insertarse otros datos biométricos en pasaportes con las hojas en blanco como los desaparecidos o en pasaportes falsificados.
Los nuevos pasaportes electrónicos emitidos por los 45 países que han aceptado el nuevo sistema en la creencia de que hará más seguros los viajes internacionales se basan en la tecnología RFID de identificación por radiofrecuencia.
Una tecnología que data de la II Guerra Mundial
Las etiquetas RFID, utilizadas por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial para la identificación de aviones a distancia, están formadas por una antena y un chip que contiene la memoria donde se registran los datos de la etiqueta.El experto Jeroen van Beek, de la Universidad de Amsterdam, ha desarrollado, sin embargo, un método que permite leer, clonar y alterar los microchips de forma que pueda aceptarlos como auténticos el 'software' estándar utilizado por la Organización de la Aviación Civil para probarlos y el que se recomienda también para su uso en aeropuertos.
Utilizando ese 'software', un código de programación públicamente disponible, un lector de tarjetas y dos chips RFID, todo ello material muy barato, van Beek tardó menos de una hora en clonar y manipular dos microchips para su introducción en pasaportes falsos o sustraídos.
El experto holandés alteró el chip del pasaporte de un niño de pecho e introdujo una imagen de Osama bin Laden e hizo lo mismo con el de una mujer de 36 años en el que introdujo una foto de Hiba Darghmeh, un terrorista suicida palestino que mató a tres personas en el 2003.
"No decimos que un terrorista pueda conseguir esto hoy por hoy con cualquier pasaporte ni que lo logre mañana, pero sí que es algo que suscita una serie de interrogantes en materia de seguridad que deben tratarse con mayor transparencia", declaró van Beek al periódico.
No es la primera vez que sucede algo parecido, ya que hace dos años el diario 'The Guardian' publicó una información que detallaba cómo mediante un billete de avión y un lector de tarjetas se pudo acceder a los datos personales de un ciudadano a través de dicho pasaporte.
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