No fueron pocos los iPhones vendidos en Latinoamérica en estos escasos 5 días desde su lanzamiento (entre jueves 21 y viernes 22 de agosto). Y pese a las expectativas de los usuarios, tampoco fueron tan caros.
En cuanto al volumen, habría que considerar su peso específico entre los equipos 3G, y a su vez, dentro de los smartphones. Veamos el caso de Argentina, donde según los reportes de Aduana las operadoras Movistar y Claro importaron 7.780 y 9.305 iPhones, respectivamente (son datos aportados por José Luis Astengo al foro Meriti).
Un total de 17.085 equipos por un valor FOB de más de 11 millones de dólares. Aunque en principio el número puede parecer chico, en ese país hay 200.000 líneas con equipos 3G. Es decir que en pocos días Apple podría hacerse con el 8,5% del universo 3G de ese mercado.
Eso siempre y cuando se venda la totalidad del stock disponible, lo cual es probable considernado que ambas operadoras sumaban unas 50.000 reservas del aparato.
Con 17.000 equipos 3G vendidos, Apple tendrá en Argentina la misma participación que tienen Motorola (2%) y LG juntas (6%); y más de la mitad de lo que tiene Sony Ericsson (17%).
En Argentina los equipos cuestan entre 1.059 y 2.029 pesos (353 y 679 dólares) según el plan, los meses de contrato y los GB de memoria. Y los abonos van de 119 a 230 pesos mensuales (39 y 76 dólares). Pero para traerlos de China, las operadoras debieron pagar 600 (el de 8 GB) y 700 (16 GB) dólares. Quiere decir que el subsidio es fuerte.
Más teniendo en cuenta que esas mismas compañías ofrecen, por ejemplo, el Nokia N95 de 8GB en unos 2.500 pesos (830 dólares).
En Chile, Movistar vende el de 16GB desde 310 dólares, con planes desde 70 dólares, con un contrato mínimo de 18 meses. En Colombia, los planes de esa misma operadora van de 40 y 148 dólares, y cobra el equipo 260 y 600 dólares. Comcel vende los aparatos entre 400 y 630 dóalres con planes a 12 meses de entre 40 y 67 dólares.
En Perú, Movistar lo vende desde 236 dólares con un plan de 60 dólares mensuales. En Paraguay el equipo de 16 GB, con Claro, cuesta unos 550 dólares, y el de 8 GB, alrededor de 460 dólares. En Ecuador, Porta lo vende 300 dólares, con planes de entre 40 y 125 dólares por mes.
Para algunos observadores, el iPhone es más que un talismán salvador en la encarnizada pelea de dos grupos de telecomunicaciones por diferenciarse. La aparición de este nuevo actor puede generar profundos cambios en la oferta y la demanda de servicios móviles.
En otros mercados demostró que puede llevar a los usuarios a multiplicar por tres su consumo de datos. Y a hacer que naveguen por internet quienes jamás lo hubieran hecho de otra manera. Eso del lado del usuario.
Pero también habrá consecuencias puertas adentro del ecosistema. Para el consultor Fabio Caballero (ver Entrevista), de Surminds, el dispositivo de Apple cambió las espectativas de buena parte de la comunidad latinoamericana de desarrolladores.
A diferencia de las llamadas "aplicaciones conectadas" o de "desarrollo nativo" conocidas hasta hoy, que básicamente residen en el dispositivo y se conectan a la red sólo para recuperar datos, el iPhone estimuló (en el resto de los fabricantes como Nokia y Motorola), la promoción de proyectos vinculados a las aplicaciones basadas en web.
¿Esto qué implica? "Que muchos desarrolladores se sumen a la nueva plataforma –dice Caballero-; que todos los que desarrollaban para Safari y para navegadores basados en Webkit estén en condiciones de trabajar para ella, aun sin conocer detalles de Webkit".
Además, implica que el resto de los fabricantes se hallan visto presionados para llevar sus navegadores hacia el desarrollo liviano basado en web. En la histórica batalla entre aplicaciones nativas y basadas en internet, las ganadoras parecen ser estas últimas.
Claro que el nuevo modelo necesita como mínimo otros dos factores: tarifas planas y redes que soporten ese tráfico.
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