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2012/02/22

España encuentra vida animal en la cueva más profunda de la Tierra

Un equipo de espeleólogos y científicos españoles ha sacado de las entrañas de la tierra al animal que vive a mayor profundidad del mundo. Se trata de una nueva especie de artrópodo de seis patas y color blanquecino hallado a casi dos kilómetros bajo tierra. Este organismo milimétrico supone una sorpresa monumental, ya que casi ningún científico esperaba encontrar nada vivo en un lugar tan inaccesible.
En julio de 2010, dos científicos viajaron hasta las montañas de la república de Abjazia, en Georgia. Su objetivo era realizar la primera búsqueda sistemática de seres vivos en la cueva de Krubera-Voronya, la más profunda del mundo. Viajaban invitados por CAVEX, un grupo hispano-ruso de avezados espeleólogos. La expedición estableció el campo base a unos 2.500 metros de altura, muy cerca de un boquete en el suelo que da entrada a las entrañas de la tierra. "Esta es una cueva de origen kárstico de alta montaña, así que no esperaban encontrar absolutamente nada", explicaba ayer a este diario el arqueólogo y espeleólogo español Sergio García-Dils, coordinador de la expedición de CAVEX.
Desde su descubrimiento en la década de 1960, la cueva de Krubera-Voronya, con sus grutas, sifones y chimeneas por los que cabe un hombre a duras penas, han sido lugar de peregrinación de aquellos que querían conquistar los confines del planeta. Por ahora, el mejor de estos personajes dignos de Julio Verne ha sido Gennadiy Samokhin, que logró bucear hasta la profundidad de 2.191 metros en 2009. Cada año, el equipo de CAVEX vuelve a Georgia para llegar más allá. Por ahora no lo han conseguido, debido a la dificultad de arrastrar equipo técnico a dos kilómetros bajo tierra. "Esto es como subir el Everest con un laboratorio a las espaldas", resume García-Dils.
De todas las sorpresas que creían que iban a encontrar en los recovecos de la gruta, la vida era la menos esperada. "Nos sorprendió encontrar vida en capas cada vez más profundas, tomando muestras a mano", explica Alberto Sendra, entomólogo del Museo Valenciano de Historia Natural y uno de los dos científicos que acompañaron a la expedición CAVEX en verano de 2010. Donde no esperaban más que piedras, Sendra y sus compañeros recogieron "500 o 600 ejemplares" de especies desconocidas. Sendra acaba de publicar junto a taxónomos de la Universidad de Navarra las cuatro primeras nuevas especies que encontró en Georgia. Se trata de cuatro colémbolos, parientes cercanos de los insectos que son capaces de saltar gracias a unas colas retráctiles. "Lo más sorprendente es que se trata de una comunidad de la que ignoramos por qué se ha desarrollado y cómo se organiza la cadena trófica", detalla el investigador. Lo único que saben con seguridad es que la presencia de organismos es constante, independientemente de la profundidad a la que miren los esforzados científicos.
Por ahora nadie sabe dónde está el final de la sima Krubera-Voronya. Para llegar a sus puntos más profundos hay que pasar dos o tres días arrastrándose por cavidades y salvando cinco sifones llenos de agua que obligan a bucear hasta 20 metros. Como si subiesen una montaña, los espeleólogos hacen noche en vivacs situados primero a 700 metros, luego a 1.400, 1.630 y 1.980 metros. A 2.140 metros comienza la parte inundada, en la que se ha logrado profundizar hasta llegar a los 2.191 metros, el actual récord de profundidad. El equipo de García-Dils cree que el final puede estar a unos 2.700 metros, aunque tal vez nunca se llegue tan lejos.
En verano de 2010, cerca del último vivac, apareció el Plutomurus ortobalaganensis, el colémbolo que, por ahora, tiene el récord de ser el animal que vive a más profundidad. Según sus descubridores, el animal se separó de sus parientes de la superficie hace al menos un millón de años para buscar una nueva vida en el abismo. Desde entonces ha cambiado su fisonomía de forma radical para adaptarse a las profundidades: respira por la piel, ha perdido los ojos y a cambio tiene largas antenas cuyas puntas son capaces de verlo todo al tacto, gracias a receptores de productos químicos.
"Este tipo de organismos fue conquistando las cuevas y cambiando de forma", explica Enrique Baquero, zoólogo de la Universidad de Navarra y uno de los expertos que le han puesto nombre a la nueva criatura de las profundidades. "Perdieron el pigmento, y sus antenas y uñas se alargan para poder andar sobre el agua, como hace este", detalla.
El trabajo de Baquero ha consistido en contar pelos. Los colémbolos tienen en su parte posterior una cola llamada furca con la que pueden saltar varios centímetros. Para organismos que no superan los cuatro milímetros, esto es "como si las personas diésemos brincos de 80 metros", detalla. Además de para saltar, la furca permite señalar si el colémbolo que se tiene entre manos es una nueva especie, uno de los mayores logros para un biólogo. Para saberlo, Baquero tuvo que contar uno por uno los pelos de la furca. El resultado, junto a rasgos como la ausencia de ojos y la gran longitud de las antenas, permitieron nombrar al ortobalaganensis, que significa "asentamiento cercano".
El colémbolo de las profundidades ha vuelto a confirmar el ubicuo triunfo de la vida. Los expertos pensaban que no podía haber animales a tanta profundidad cuando en realidad no se habían molestado en mirar. Esto se debe a la gran separación que existe entre los biólogos y taxónomos que buscan nuevas formas de vida en la superficie, y los espeleólogos que persiguen los puntos más ocultos del planeta, explica Sendra. "Hay una gran disociación entre ambos y en España no se han explorado hasta ahora cavidades de unos 1.600 metros porque pensábamos que no tendríamos éxito", recalca el investigador. La práctica ha vencido, testaruda, a la teoría, como también demostró otro equipo español que encontró en Murcia un pseudoescorpión a 1.500 metros, señala Sendra.

Sin recursos

Su equipo puede sentirse dueño absoluto de los logros científicos de la misión. El investigador ha pagado de su bolsillo el viaje hasta Georgia y el mes que estuvo en la cueva recogiendo muestras. Son unos 3.000 euros que no cuentan el esfuerzo de comer la "bazofia" que llevan los compañeros rusos como comida, bromea Sendra. Su colega Sofía Reboleira, investigadora de la Universidad de Aveiro en Portugal, fue la otra invitada a la expedición de 2010. Como pago a su esfuerzo logró los escarabajos más subterráneos del mundo. El equipo quiere volver a Krubera-Voronya en 2013 para intentar comprender cómo ha llegado hasta allí la comunidad recién descubierta. "Esta vez esperamos tener ayuda institucional", concluye Sendra.

2012/01/30

La Tierra aguarda la gran erupción solar

En la madrugada del pasado lunes se producía una erupción solar que, poco tiempo después, provocaba preciosas auroras en los extremos de la Tierra. Fue la más intensa de los últimos siete años pero apenas una suave brisa si se compara con la tormenta solar de agosto y septiembre de 1859, que provocó que en latitudes tan bajas como Cuba o España la aurora iluminara la noche, las brújulas de los barcos se volvieran locas y hasta las estaciones de telégrafo ardieran. Sólo el escaso desarrollo tecnológico de entonces evitó el desastre. Hoy, la civilización humana es mucho más dependiente de los caprichos del Sol.
La erupción solar de esta semana fue catalogada de clase M8,7 en una escala que incluye los grados A, B, C, M y X, como fue la de 1859. Al igual que en el caso de los terremotos, se trata de un gradiente logarítmico; aquí cada letra refleja una liberación de energía diez veces superior a la anterior. La explosión de radiación proviene de la liberación de la energía magnética asociada a las manchas solares y son el evento más explosivo del sistema solar.

"Las llamaradas y erupciones solares son algo así como un, dos, tres, boom", cuenta el científico experto en tormentas solares de la NASA Antti Pulkkinen. "El primer golpe tiene que ver con la radiación electromagnética proveniente de la erupción, y puede durar algunos minutos u horas. El segundo golpe es la generación de partículas que se mueven muy rápido, y esto puede durar varios días. Y después viene lo serio, el tercer golpe, que se produce cuando una nube masiva golpea el área del espacio cercana a la Tierra, y este impacto puede durar varios días", explica.
El Sol no sólo es luz; también es un gigantesco campo magnético, con líneas magnéticas recorriendo de polo a polo. Su fuerza rotatoria va torciendo estas líneas imaginarias en un ciclo que dura unos 11 años. En el clímax de su torcimiento se crean las manchas solares en la zona ecuatorial de la estrella. En ocasiones, como esta semana, enormes burbujas de gas y magnetismo se liberan y consiguen superar la barrera magnética (corona) que rodea el Sol, provocando una eyección de masa coronal que sale disparada hacia el espacio. Si la Tierra se encuentra en su trayectoria puede pasar lo peor.
Como explica Pulkkinen, la triple oleada tiene diferentes consecuencias en la Tierra. Lo primero en llegar es la luz, que incluye rayos X y ultravioleta. Esto provoca la ionización de la atmósfera superior de la Tierra, interfiriendo en las comunicaciones de radio. Detrás llega la tormenta de radiaciones. Los astronautas están obligados a protegerse tras un aviso de su llegada. La tercera en venir es la nube de partículas de alta energía. Sus partículas cargadas eléctricamente interactúan con la magnetosfera terrestre provocando fluctuaciones hasta desencadenar una tormenta magnética.

"Esperamos que este evento tenga un impacto moderado. No creemos que haya ningún gran problema con el funcionamiento de los sistemas tecnológicos ni en el espacio ni en tierra", explicaba Pulkkinen antes de que la nube de protones llegara. En efecto, aparte de la multiplicación de las auroras boreales, que se pudieron ver en latitudes algo más bajas, no hubo mayores problemas. Algunas compañías aéreas desviaron los aviones que aprovechan las rutas polares para hacer su trayecto más corto, y poco más.
Pero el ciclo solar está alcanzando su máximo y los científicos esperan que hasta 2013 se produzcan más llamaradas, algunas de gran intensidad. Toda la que alcance la categoría X podría dejar fuera de combate las comunicaciones por radio, alteraría la fiabilidad del GPS, provocaría apagones eléctricos generalizados y hasta radiación en los pasajeros de los vuelos de gran altitud.
"La actividad solar seguirá creciendo en los próximos años. Durante este tiempo esperamos que el número de eventos aumente, así como el tamaño de algunos de los acontecimientos. Los más grandes son raros (como los grandes terremotos o las mayores inundaciones) pero suceden", sostiene el científico de la misión solar SOHO/EIT de la NASA, Alex Young. Para él, la de 1859 fue "la tormenta perfecta" porque se dieron circunstancias para que su impacto fuera grande. Por un lado, la erupción se produjo de frente a la Tierra. Además hay evidencias de que no hubo una sino dos tormentas que se solaparon. La probabilidad de que se repita es baja pero "es posible que nosotros asistamos a un evento tan grande como el de 1859", añade.

Según un estudio de la National Academies de EEUU de 2008, una erupción solar como la de 1859 desencadenaría hoy una tormenta geomagnética que afectaría críticamente a las infraestructuras modernas. Entonces, la llamarada provocó tal nube de partículas que aplastó la magnetosfera. Este círculo invisible de magnetismo protege a la Tierra de los vientos solares y la mayor parte de la radiación cósmica. Su alcance es de unos 60.000 kilómetros pero en 1859 se contrajo hasta los 7.000 kilómetros por la presión invisible que procedía del Sol.
Lo primero que sucedería con una erupción solar de clase X sería que la ionosfera terrestre se calentaría, cambiando su densidad y composición, lo que afectaría a las comunicaciones por radio y a la señal del GPS. Peor aún, puede crear intensas corrientes eléctricas en la ionosfera llamadas electrojets. Estas corrientes provocan un fenómeno eléctrico denominado "centelleo" que cambia la amplitud, fase, polarización y el ángulo de llegada de las señales. Según un informe del Departamento de Seguridad Interior de EEUU, la señal del GPS no sólo llegaría degradada sino que la tormenta geomagnética podría impedir que la Tierra recibiera la señal emitida por los 30 satélites de la constelación GPS.
En tierra, las cosas no serían mejores. La troposfera se cargaría de electricidad de tal manera que hasta el agua de los océanos echaría chispas. Tal cantidad de energía buscaría un camino por donde moverse: de los cables eléctricos a los transformadores, recalentándolos hasta quemarlos. Durante la tormenta de marzo de 1989, la zona occidental de Canadá se quedó a oscuras.

Conferencia preparatoria

"Una tormenta similar en la actualidad nos podría dejar asombrados", explicaba el físico de la NASA Lika Guhathakurta, en una conferencia organizada el verano pasado. Decenas de expertos y responsables del Gobierno acudieron para responder a la pregunta de si estamos preparados para la próxima gran tormenta solar. "La sociedad moderna depende de sistemas de alta tecnología, y todas son vulnerables", añadió Guhathakurta.
El gran problema es que no se sabe cuando será la siguiente tormenta ni su intensidad. Se conoce bien el ciclo solar, se sabe que está a punto de alcanzar su clímax, pero nada más. La NASA y la agencia espacial europea han sembrado los alrededores del Sol de una red de sensores. La mayoría están diseñados para labores de investigación, pero los más recientes, como el Solar Dynamics Observatory, tienen entre sus misiones vigilar la aparición de nuevas erupciones. Son ellos los que pueden avisar con entre 15 o 30 minutos de antelación. Con la información recibida, el Centro de Predicción del Tiempo Espacial de la NOAA (agencia de EEUU) elabora partes diarios para un millar de empresas e instituciones de todo el mundo.
Aunque se está trabajando en modelos informáticos para anticiparse al Sol, lo más realista hoy es prepararse para minimizar su impacto. A finales de 2010, EEUU puso en marcha el programa Escudo Solar. Su primer objetivo es modelar en tres dimensiones la eyección de masa coronal camino de la Tierra. Esta tercera oleada tarda varias horas y hasta un día en llegar. Con el modelo se puede anticipar dónde y con qué intensidad golpeará. En ese tiempo, los responsables de las infraestructuras deberán suspender los elementos clave para evitar que, como en 1859, los telégrafos ardan.

2011/09/16

Las medusas dominarán los océanos de la Tierra

Durante las últimas décadas los investigadores han estudiado las variaciones en las poblaciones de medusas, sin que se haya podido llegar a una conclusión sobre si se está produciendo o no un aumento global. Un estudio publicado hoy en Science por científicos españoles puede arrojar algo de luz sobre esta cuestión, al concluir que estos organismos marinos son depredadores igual de eficaces que el resto de peces que se alimentan de zooplancton. Según José Luis Acuña, profesor de Ecología de la Universidad de Oviedo y principal autor del estudio, las medusas "a pesar de ser tan primitivas, son igual de efectivas como depredadores que los peces planctívoros".
En su investigación, Acuña ha comprobado cómo las medusas han optimizado su tamaño y su velocidad de nado con su consumo de alimento, de forma que la relación entre la energía ingerida y la consumida para trasladarse y reproducirse es similar a la de los peces. "Es cuestión de optimización de energía; la habilidad competitiva de un depredador no depende tanto del número de presas que captura", afirma Acuña, "como de lo eficiente que es la transformación de la energía obtenida en el desarrollo y la reproducción".

El estudio también llama la atención sobre el hecho de que algunas zonas han pasado de estar dominadas por peces a tener un mayor número de medusas. Esto se da particularmente en regiones donde se ha realizado sobrepesca. "Las medusas pueden competir de igual a igual con los peces, pero si se realiza sobrepesca en una zona, la balanza se inclina a favor de las medusas, que se convertirán en dominadoras de la región", explica Acuña.
El estudio presenta una posible explicación al aumento del número de medusas, ya que demuestra que estas no se encuentran en desventaja competitiva con respecto a otras especies más rápidas, como el resto de peces planctívoros.
Sin embargo, y pese a la proliferación constatada de estos organismos en diversas regiones, como el Mediterráneo, los expertos siguen sin tener datos concluyentes sobre si se está produciendo o no un aumento global. Según Carlos Duarte, investigador del Institut Mediterrani d'Estudis Avançats que no ha intervenido en el estudio, el aumento en el Mediterráneo y en otras regiones "podría ser un fenómeno local y reversible". El investigador no niega que se haya producido un aumento, pero asegura que "esas afirmaciones no están apoyadas en evidencias". Duarte ha sido el coordinador de las jornadas internacionales sobre el papel global de las medusas y su aumento en el océano, que se celebraron el miércoles en la Fundación BBVA.

2011/06/22

En busca de una nueva super-Tierra

Michel Mayor descubrió el primer exoplaneta en 1995. En algo más de 15 años el número de mundos que existen fuera del Sistema Solar ya es de 560, según explicó ayer el astrónomo suizo durante una charla en el Festival Starmus. En 2009, su equipo a cargo del instrumento HARPS, en el Observatorio Austral Europeo de Chile, detectó a Gliese 581 e, el planeta más parecido a la Tierra en tamaño que se había hallado nunca fuera del Sistema Solar. Además, orbitaba su estrella dentro de la zona habitable, es decir, la parte donde el calor de la estrella es el adecuado para que exista agua líquida en su superficie, uno de los ingredientes básicos para que brote la vida. Ayer, Mayor anunció que su equipo ha descubierto a HD 85512b, otro planeta muy similar. Al contrario que las otras cinco candidatas a posibles Tierras anunciadas por la NASA gracias al telescopio espacial Kepler, los dos planetas de Mayor están confirmados.
Las estimaciones provisionales basadas en la búsqueda de exoplanetas hechas por el Kepler indican que podría haber unos 20 millones de planetas similares a la Tierra en la zona habitable sólo en la Vía Láctea. "Esas estimaciones son demasiado pesimistas", explicó ayer Mayor, que cree que el número es "mucho" mayor.
El astrónomo se refirió a futuras misiones espaciales europeas como Darwin, un proyecto que pretende lanzar varias naves a la vez para captar de forma directa uno de estos planetas. Hasta ahora,la forma de detectarlos es por su efecto gravitacional en las estrellas, como hace Mayor, o captando su tránsito delante de ellas. "Tenemos que esperar a que haya financiación", reconoció. "Es un proyecto muy ambicioso que será desarrollado algún día, pero no sé cuando, tal vez pasen 20 años", lamentó.

Cinco grandes descubrimientos en 50 años

Robert Williams, presidente de la Unión Astronómica Internacional, habló ayer en Starmus de lo que para él son los cinco mayores descubrimientos del último medio siglo. "Las herramientas son tan importantes como los científicos", aseguró. Si no hubiera sido por los avances tecnológicos, estudiar estos descubrimientos no sería posible.
1. La radiación del Big Bang
En 1963, se descubrió una continua llegada de radiación que parecía venir desde el cielo de forma constante e indiscriminada. Se trataba de la Radiación de fondo de microondas, que demostró que el Universo tuvo un inicio.
2. Materia Oscura
Entre 1933 y 1970 se determinó que una clase de materia alternativa a la que compone este mundo y las estrellas influía en la rotación de las galaxias. "Aún no tenemos ni idea de lo que es realmente", reconoce Williams.
3. Exoplanetas
La presencia de otros mundos fuera del Sistema Solar se ha multiplicado desde la primera detección, en 1995.
4. Universo acelerado
En 1998 se confirma que el universo no deja de crecer. La razón es aún un misterio.
5. La materia compacta
Algunas estrellas, como los púlsares, son materia tan comprimida que pueden degenerar en un agujero negro.

Publico

2011/05/27

Algunas partes de la Luna contienen tanta agua como la Tierra

Hasta hace menos de cinco años, la comunidad científica aceptaba que la Luna era una roca seca, quizá con la salvedad de algunos cráteres sombreados en los polos que podrían albergar hielo procedente de impactos de asteroides y cometas. En 2009, las observaciones confirmaron que hay agua en la Luna, en una cantidad que después llegó a estimarse en 600 millones de toneladas. Hoy la cantidad se corrige de nuevo al alza, hasta el punto de que ya no será tan fácil cuantificarla.
Uno de los equipos que investigan el agua lunar no utiliza sondas ni telescopios, sino muestras recogidas hace décadas por las misiones Apolo de la NASA. Se trata de cristales procedentes de las antiguas erupciones de los volcanes lunares. El grupo que dirige el geoquímico argentino Alberto Saal en la Universidad Brown de EEUU ya publicó en 2008 que los cristales analizados todavía retenían agua, aunque habían perdido la mayor parte y era difícil estimar el contenido original.
En el nuevo estudio, que hoy publica Science, Saal y su equipo, en colaboración con otras instituciones de EEUU, han analizado cristales que contienen inclusiones de magma aisladas del exterior y que por tanto actúan como cápsulas del tiempo, reteniendo intacto su contenido original. Empleando herramientas de medición ultrasensibles, han descubierto que el contenido de agua es cien veces mayor de lo que se creía, equiparándolo al del manto externo terrestre.
Los científicos llegan a sugerir un replanteamiento de la actual teoría sobre el origen de la Luna. Hasta hoy se asume que se formó por una colisión catastrófica que evaporó todos los elementos volátiles, incluyendo el agua. Los resultados muestran que no es así y que al menos parte del agua acumulada en los polos probablemente no procede de cometas, sino del propio magma lunar.

Publico 

2011/04/13

Las atmósferas de la Tierra y del satélite de Saturno Titán comparten similitudes químicas

Las atmósferas de la Tierra y la del satélite de Saturno Titán tienen nexos comunes en sus orígenes y comparten además similitudes químicas, según han comprobado los científicos del CSIC Josep María Trigo y Francisco Javier Martín tras analizar los datos obtenidos por la misión Cassini-Huygens.

Las dos atmósferas se originaron tras un bombardeo de asteroides y de cometas hace 3.900 millones de años y el impacto de esos objetos habría sido una de las claves para el enriquecimiento de los elementos básicos, para cambiar el destino de la Tierra y para crear las condiciones adecuadas para la vida en ella.

Los datos sugieren que la evolución química de ambas atmósferas estuvo marcada por el último gran bombardeo de asteroides y cometas durante la formación del Sistema Solar, hace unos 3.900 millones de años.

Según Trigo y Martín, aquel "gran bombardeo tardío" se inició cuando los planetas gigantes Júpiter y Saturno migraron hasta sus actuales órbitas, lo que produjo un impulso gravitatorio sobre cuerpos helados formados en varias regiones de la parte externa del Sistema Solar.

Como consecuencia, una gran cantidad de objetos ricos en agua y en materia orgánica empezaron a impactar sobre planetas rocosos como la Tierra.

Los científicos han hallado grandes similitudes entre la Tierra y Titán, a pesar de que ambos cuerpos planetarios se formaron muy lejos el uno del otro: la Tierra se encuentra nueve veces más cerca del Sol que el satélite de Saturno.

Origen compartido

En concreto, según ha detallado el CSIC, sus atmósferas tienen en común la abundancia de nitrógeno molecular, deuterio, hidrógeno, carbono, nitrógeno y oxígeno, y todos esos elementos apuntan al mismo origen, derivado del impacto de cometas y asteroides.
El científico Trigo ha precisado además que la mayoría de cuencas y grandes cráteres de la Luna fueron provocados por el impacto de estos objetos enriquecedores en ese periodo, tal y como dataron las rocas lunares recogidas por las misiones Apolo.

Los investigadores creen además que el "gran bombardeo tardío" fue clave para cambiar el destino de la Tierra, un planeta que hace 3.900 millones de años no era adecuado para la vida.

20minutos

2011/04/04

"La Tierra será invisible para los extraterrestres dentro de 50 años"

El astrónomo estadounidense Frank Drake apuntó en 1960 un telescopio en el condado de Pocahontas hacia las estrellas Tau Ceti y Épsilon Eridani en busca de señales de radio de otros mundos. Acababa de arrancar una empresa destinada a cambiar la vida de los terrícolas para siempre: la búsqueda de inteligencia extraterrestre. Durante los años siguientes, el Gobierno de EEUU se volcó con esta batida por el espacio. Pensaban, admite Drake, que los mensajes se detectarían "en unos pocos días". Medio siglo después, no se ha encontrado ni rastro de los alienígenas. Oficialmente seguimos solos en el universo. Y la búsqueda, prácticamente, se ha abandonado. Apenas 40 personas siguen escrutando el cielo en busca de señales, una decena de ellas en el Instituto SETI, que rastrea desde 1984, primero con dinero de la NASA y ahora con donaciones privadas. Una de esas personas que permanecen a la escucha es el propio Drake (Chicago, 1930), autor de una ecuación para calcular el número de civilizaciones detectables en nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. Según sus cuentas, hay 10.000 sociedades avanzadas emitiendo señales de radio en nuestro vecindario espacial. El astrónomo, que pasó recientemente por Madrid para recoger un premio de la Sociedad Geográfica Española, reconoce que sólo ahora se da cuenta de que morirá sin detectar una señal de inteligencia extraterrestre. Pero la señal, asegura, llegará.
Cuando usted empezó a buscar inteligencia extraterrestre, tenía 30 años. Ahora tiene 80. Medio siglo sin frutos.

Sí, pero sigo pensando que buscar inteligencia extraterrestre es una de las iniciativas más importantes que podemos acometer, aun sabiendo que la búsqueda será, probablemente, muy larga. En 1960 pensábamos que sería fácil, que tardaríamos unos pocos días. Pensábamos que había señales viniendo de cada estrella del cielo. Ahora vemos que son extremadamente poco comunes. También sigo pensando que hay vida inteligente extraterrestre. Todos los recientes descubrimientos de sistemas planetarios respaldan la idea de que hay un montón de vida en el universo. La búsqueda debe llevarse a cabo, porque cambiará las cosas a mejor para nosotros. Pero para eso hacen falta más personas y más dinero.
¿Usted verá las señales?
Yo ya no, tengo 80 años. Antes decía que en diez o vente años captaríamos las señales, pero eso era cuando teníamos más recursos. El dinero ha disminuido en los últimos años con la crisis económica mundial.

¿Encontrar inteligencia extraterrestre es también cuestión de dinero?
Es cuestión de tiempo, pero buscar cuesta dinero: para mejorar la tecnología y para pagar a las personas que buscan. En el Instituto SETI trabajan 120 personas. Sólo diez buscan señales de vida inteligente extraterrestre. Los demás investigan otros asuntos, como el origen de la vida en la Tierra. En todo el mundo hay unas 40 personas buscando vida extraterrestre. Eso no es nada, ese es el problema. Debería haber miles.
¿En qué porcentaje han bajado sus fondos?

Hace diez años, un proyecto internacional contaba con cinco millones de dólares al año. Hoy es medio millón. Hemos perdido el 90% de los fondos.
¿A veces piensa que ha desperdiciado toda su vida?
En absoluto. Hay elementos para pensar que hay vida extraterrestre inteligente y se puede buscar. Animo a la gente a que siga buscando. Si no se apunta más gente, en unos años no habrá nadie.
¿Cuándo detectaremos la señal?
Hoy podríamos encontrar una señal de vida inteligente extraterrestre. Siempre hay una oportunidad, aunque pequeña. Yo calculo que tardaremos entre 40 y 100 años, pero dependerá de cuántos recursos dediquemos.
¿Estamos preparados para el contacto con una civilización extraterrestre?

Creo que sí. Yo estoy listo.
Imagine que se acerca a un grupo de personas rezando en una iglesia y les dice: hay vida extraterrestre inteligente, no estamos solos, Dios no existe
Sí, tiene grandes implicaciones para la religión. Las personas con una cierta cultura son las únicas que están preparadas. En países del Tercer Mundo, en África, no están preparados, porque no tienen un buen sistema educativo.

¿Cómo se imagina el contacto?
El escenario más probable es que detectaremos la existencia de una señal de radio, aunque podría ser una señal óptica. No creo que venga una nave espacial a la Tierra, desde luego. La señal será evidentemente de origen inteligente. Y muy probablemente no tendremos la capacidad técnica para captar la información codificada en la señal. Tendrá datos sobre su civilización, sus criaturas, su estilo de vida, su tecnología, pero no podremos entenderlos. Será muy frustrante. Necesitamos un telescopio más grande para poder captar las señales extraterrestres, pero es demasiado caro. Necesitaríamos uno de un kilómetro de diámetro, quizá de diez kilómetros. Estamos construyendo el Allen Telescope Array en California: muchos telescopios pequeños que equivalen a uno de cien metros de diámetro. Probablemente no es suficiente, pero podremos ampliarlo en el futuro.
¿Sigue pensando que a largo plazo el objetivo es construir un telescopio en la cara oculta de la Luna?
Recibimos miles de señales de radio al día y hay que chequear cada una con cuidado para no tirar la buena a la basura. Sería terrible. Pero hay muchísimas señales de origen humano que nos confunden. Hay un lugar en el Sistema Solar en cuyo cielo nunca se ve la Tierra, que nunca recibe señales de radio de la Tierra: la cara oculta de la Luna. Si construimos un telescopio allí, no tendremos que lidiar con este problema. La otra razón para ir a la Luna es que, una vez que estás allí, construir un telescopio es mucho más barato, porque hay menos gravedad y no hay viento. Se pueden construir con materiales muy ligeros y seguir siendo buenos y precisos.
La revista Nature' afirmaba en 2006 que no es obvio que todas las civilizaciones que puedan existir ahí fuera sean benévolas. Quizá el contacto sea arriesgado. Los conquistadores españoles contactaron con los americanos y murieron unos cuantos.
Sí, sobre todo murieron por las enfermedades. Pero, bueno, los españoles se llevaron un montón de oro [risas]. La situación fuera de la Tierra es muy diferente. La distancia entre nosotros y otras civilizaciones es muy grande. La estrella más cercana, Alfa Centauri, está a cuatro años luz. La distancia más probable a otras civilizaciones es de cientos de años luz. Tardaríamos 100.000 años en llegar a Alfa Centauri y un millón de años en alcanzar las estrellas con posibles civilizaciones. Atacar a otra civilización para coger su oro o comértelos requiere demasiado tiempo y es demasiado caro. Además, los visitantes no podrían llevarse más de una tonelada de cosas de la Tierra y tendrían que esperar un millón de años para llevarlas a casa. Los exploradores españoles sólo tuvieron que esperar unos meses.
Así que el cara a cara con los aliens es imposible
El coste de explorar otras civilizaciones es muy caro. Yo creo que las civilizaciones interactúan por motivos beneficiosos. Transfieren información para duplicar cosas útiles, como una central para producir electricidad a través de la fusión nuclear, como ocurre en el Sol. Los extraterrestres posiblemente solucionaron ese problema hace millones de años. Pueden enviarnos el diseño a la velocidad de la luz. Nos llegaría en unos años.
Pero enviar la pregunta y obtener la respuesta, tardaría siglos.
Sí, así es. Lo que queremos no es ir a otros mundos, sino establecer un canal de comunicación para que nos podamos enviar instrucciones de diseño para construir cosas útiles. No hay que temer a los extraterrestres, no nos van a atacar.
El SETI ha lanzado un proyecto en el que se pregunta a gente de todo el mundo: "Si descubrimos vida inteligente más allá de la Tierra, ¿deberíamos responder? Si es que sí, ¿qué deberíamos decir?". ¿Usted qué opina?
Depende de lo que descubramos. A partir de una sola señal no podemos saber nada de ellos. Al principio no tendrá sentido responder. Lo que deberíamos hacer es aprender sobre ellos y pensar una buena respuesta. Antes del descubrimiento, no se puede saber qué responder.
Pero usted ya envió un mensaje de radio con información sobre el ser humano en 1974, el famoso mensaje de Arecibo, sin saber nada. Y antes diseñó una placa con figuras humanas para incorporarla a las sondas Pioneer'.
Ya, ya lo sé [risas].
¿Fue buena idea enviar estos mensajes?
Quizá fue prematuro. Incluimos los dibujos porque los extraterrestres querrán saber cómo somos físicamente y biológicamente.
Su colega del SETI Seth Shostak cree que si estuviera delante de un ser extraterrestre, le preguntaría: ¿Tenéis religión?
Yo preguntaría si han descubierto cómo vivir para siempre, cómo ser inmortales.
Sería un problema.
Sí, todos querríamos ser inmortales. La Tierra sería muy aburrida, hablando con la misma gente todo el tiempo, todos viejos, todos habríamos visitado todos los países. Y habría que limitar el crecimiento de la población. No podríamos tener hijos. Sólo permitiríamos el nacimiento de niños para reemplazar a los viejos que van muriendo en accidentes. Todo el mundo tendría tanto miedo a morir que la velocidad permitida en carretera sería tres kilómetros por hora. El mundo sería aburridísimo.
¿Quién tiene que hablar en nombre de la Tierra?
Hay que establecer un gran comité de expertos, probablemente a través de Naciones Unidas. Ya hay un grupo en la ONU para establecer qué actividades son aceptables ahí fuera, pero no es el adecuado para esto. Habría que crear otro comité para elaborar un mensaje lleno de significado para enviar a los extraterrestres.
¿Sería un mensaje matemático?
Más bien serían imágenes, quizás hologramas. Así tendrían un objeto en tres dimensiones, con movimiento y audio. Podría ser una película en tres dimensiones.
Entonces habría que enviarles también un proyector 3D.
Las instrucciones para construir uno. Las imágenes en 3D solucionarían el problema del lenguaje.
Con todo el conocimiento de los últimos años, ¿cuántas civilizaciones detectables cree que hay ahora en nuestra galaxia?
Unas 10.000, aunque no podemos hacer una predicción correcta, porque tenemos demasiadas lagunas de conocimiento.
Es el mismo cálculo que ha hecho siempre. No ha cambiado, pese a que se han descubierto muchos planetas extrasolares.
Sí, esto incrementa el número posible de localizaciones. Pero el factor importante es durante cuánto tiempo se comunica una civilización. En nuestro planeta vemos lo que puede ocurrir en otros. Cuando las civilizaciones perfeccionan su tecnología, desaparecen de la vista, se hacen invisibles. Detectar una civilización es detectar la energía que malgastan. En nuestro caso, Madrid, por ejemplo, tiene una gran torre de televisión. Todas las ciudades soviéticas tenían una emitiendo señales potentísimas. Ahora tenemos el cable y la televisión por satélite. Apagamos las viejas torres de televisión y nos hacemos invisibles. A los extraterrestres se les va a acabar el fútbol gratis [risas].
¿La Tierra se está haciendo invisible?
En medio siglo seremos invisibles. Y empezamos a ser visibles en 1950. Si sólo somos visibles durante un siglo, el número de civilizaciones detectables será mucho menor de lo estimado. Eso es lo preocupante.
¿Podría ocurrir que nos llegara una señal de una civilización ya extinta?
Sí, extinta o que ya sea invisible y no nos lleguen más señales.


Publico

2011/02/18

Llamaradas solares llegan a la Tierra

Científicos de todo el mundo observan muy de cerca tres erupciones del Sol cuyos efectos empezaron a llegar a la Tierra desde el jueves y seguirán hasta el viernes.
Estas "eyecciones de masa coronal" -ondas de radiación y viento solar que se desprenden del Sol- golpearán el escudo magnético de la Tierra.
Las olas de partículas solares cargadas son el resultado de tres llamaradas solares dirigidas hacia la Tierra en días recientes, entre ellas se encuentra la más poderosa desde 2006.
Las llamaradas más grandes pueden interrumpir el funcionamiento de la tecnología.
Entre las áreas afectadas se encuentran las redes eléctricas, así como los sistemas de comunicaciones y los satélites.
El evento también provocará que la aurora boreal sea más visible ya que podrá ser observada desde el norte de Reino Unido.
"Actualmente pensamos que el efecto de la llamarada solar puede alcanzar la Tierra entre la tarde del jueves y posiblemente el viernes en la mañana", señaló Alan Thomson, director de geomagnetismo del British Geological Survey (BGS).
"En la comunidad científica, existe una corriente de opinión que no es tan intenso como al principio pensamos que podría ser, pero todavía es posible que sea un evento bastante grande para nosotros poder ver la aurora boreal en el Reino Unido", agregó.
Sin embargo, las previsiones del clima sugieren condiciones de nubosidad que podrían obstaculizar el avistamiento de la aurora.

Impacto tecnológico

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) informó que tres de las eyecciones de masa coronal estaban en camino hacia la Tierra como resultado de las erupciones solares registradas el 13, 14 y 15 de febrero.
La llamarada registrada a las 0156 GMT el 15 de febrero fue la más fuerte en cuatro años, según la agencia espacial de Estados Unidos (NASA) que monitorea la actividad del Sol.
El evento fue denominado una llamarada de clase X, es decir, del tipo más intenso.
Las llamaradas solares son causadas por la liberación súbita de energía magnética almacenada en la atmósfera del Sol.
Sus efectos pueden interferir con la tecnología moderna en la Tierra, tales como las redes de energía eléctrica, sistemas de comunicaciones y los satélites -incluyendo las señales de navegación por satélite.
Los científicos esperaban que la mayor actividad geomagnética se produciera el jueves, pero los medios de comunicación estatales de China informaron con antelación sobre algunos trastornos en las comunicaciones por radio de onda corta en el sur del país.

Tormenta geomagnética

En 1972, una tormenta geomagnética provocada por una erupción solar ocasionó la caída de las comunicaciones telefónicas de larga distancia a través del estado de Illinois, en Estados Unidos.
En 1989, otra tormenta dejó a seis millones de personas en la oscuridad en la provincia canadiense de Quebec.
Thomson dijo que era posible que en esta ocasión, la infraestructura se vea afectada, pero subrayó: "La llamarada de clase X que se observó el otro día fue menor en magnitud que las erupciones similares que han sido asociadas con daños tecnológicos, como la pérdida de la red eléctrica de Quebec ... e incluso la gran tormenta magnética en 2003, que causó algunos daños a los satélites en órbita".
Los científicos tendrán alrededor de media hora de aviso antes de que la ola de partículas cargadas estén a punto de golpear el escudo magnético de la Tierra.
Para ello, un satélite de la NASA llamado Ace (Explorador de Composición Avanzada) registra la radiación solar en sus instrumentos.
"Estamos sentados esperando que el evento suceda," aseguró Thompson.
Los investigadores señalan que el Sol se comenzó a despertar después de un período de varios años de baja actividad.

BBC Mundo

2011/02/07

EEUU y Europa batallan por el gemelo de la Tierra

Un exoplaneta apodado Zarmina y supuesto gemelo de la Tierra ha desatado una guerra científica difícil de zanjar. Según un nuevo estudio realizado en EEUU y en el que ha participado una astrónoma española, este planeta es habitable y recibe una radiación de su estrella casi igual que la que la Tierra recibe del Sol. Para otro experto que ha repasado las observaciones que se han hecho de este cuerpo, llamado oficialmente Gliese 581 g, hay un 99,99% de posibilidades de que el planeta no exista.
"Los europeos dicen que no está ahí y los estadounidenses que sí, nosotros hemos considerado ambas opciones", confiesa a este diario Mercedes López-Morales, investigadora del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC) y coautora de un trabajo que ha recalculado el tamaño de Gliese 581, la estrella que calienta a Zarmina, si es que existe.

Mundo invisible

En septiembre, un equipo liderado por el astrónomo estadounidense Steven Vogt proclamó el descubrimiento de Gliese 581 g, el planeta más parecido a la Tierra. El investigador llegó a decir que en su Zarmina, con una masa unas tres veces la de la Tierra y un radio 1,5 veces mayor, había un 100% de posibilidades de que hubiera vida.
Unas semanas después, otro equipo europeo apeaba a Vogt del caballo. De acuerdo con las nuevas observaciones del cazador de exoplanetas más preciso del mundo, el telescopio HARPS, en Chile, el planeta no existe. Desde entonces, Zarmina habita en un limbo del que será difícil sacarle hasta dentro de dos años, cuando haya observaciones suficientes. El hecho sigue alimentando el morbo de que la vida esté brotando en un mundo a 20 años luz de la Tierra.
Los nuevos cálculos del equipo de López-Morales, hechos con el telescopio CHARA, cerca de Los Ángeles, indican que Gliese 581 es un poco más grande y fría de lo que se pensaba. Eso redefine dónde se encuentra la zona habitable en la que puede haber agua líquida y, por tanto, vida. El nuevo cálculo, que será publicado en Astrophysical Journal Letters, dejaría a Gliese 581 g en medio de la zona habitable, con unas temperaturas que oscilarían entre los 51 y los 9 grados bajo cero. El truco está en que, si como se piensa, el planeta tiene atmósfera capaz de hacer efecto invernadero, la temperatura máxima llegaría hasta los 21 grados. "Sería como estar en Canarias", fantasea López-Morales.
Si está ahí, Zarmina es más una melliza que una gemela. Sus años duran 10 veces menos (36 días), y su estrella emite 100 veces menos luz que nuestro Sol, lo que hace que reciba una radiación casi idéntica que la que recibe nuestro planeta, según López-Morales. Pero según una revisión estadística del astrónomo Phillip Gregory, de la Universidad de la Columbia Británica (Canadá), las observaciones de los dos telescopios que han usado los rivales de EEUU y Europa, el Keck de Hawai y el HARPS en Chile, el planeta g no existe. Tampoco el f, que también fue anunciado por Vogt.
"Si está ahí, el Gliese 581 g es el lugar perfecto para ir de vacaciones", opina Ignasi Ribas, un experto en exoplanetas del IEEC-CSIC que no ha participado en ninguno de los dos estudios. Ribas se inclina por que Zarmina sea sólo un espejismo. "El equipo de EEUU calculó órbitas totalmente circulares para los planetas de Gliese 581, pero cuando se usan otras elípticas, más parecidas a lo que vemos en otros sistemas solares, Gliese 581 g desaparece", explica Ribas.
"No voy a admitir todavía que [Zarmina] es un planeta muerto", explica Sarah Seager, experta en exoplanetas del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Vogt y el resto de su equipo siguen defendiendo la existencia de su planeta y ya están recabando nuevos datos. "Claramente se necesitan más observaciones para que podamos llegar a un consenso", opina Seager.
Lo mismo cree la propia López-Morales, que advierte de que aunque el sistema Gliese 581 está siendo "bombardeado con observaciones" por muchos grupos, se necesitarán al menos dos años para confirmar o descartar a Zarmina. "La otra opción es comenzar a mandar señales de radio hasta que nos contesten", concluye la investigadora.

Publico

2011/01/26

Betelgeuse no será el segundo sol de la Tierra

Ahora resulta que todo fue una farsa. Aquello de que la Tierra tendría un segundo sol tras la explosión de Betelgeuse, una de las estrellas más luminosas del cielo, fue terminantemente desmentido por un grupo de astrónomos, que calificó de "disparate" a la cuestión.

Brad Carter, profesor de Física en la Universidad del Sur de Queensland, en Australia, fue uno de los expertos que predijo este impactante hecho: "cuando explote, brillará tanto que parecerá que hay dos soles en el firmamento", había señalado.

Sin embargo, Philip Goode, experto del Instituto Tecnológico de Nueva Jersey, en Estados Unidos, echó por tierra la versión al afirmar que el estallido de la supernova podría concretarse, pero aclaró que el brillo no formará otro astro en el cielo. Por su parte, el astrónomo estadounidense, Phil Plait, quien trabaja para Discovery, señaló que no hay razón para creer que la explosión se produzca el año que viene, como había predicho Carter.

El científico coincidió con su colega australiano respecto de que el estallido no dañará la Tierra, ya que Betelgeuse se encuentra a 640 años luz del globo. "Para que se generen consecuencias en la corteza terrestre, la estrella debería estar a una distancia de 25 años luz", subrayó.

La Gaceta

2011/01/12

Las tormentas terrestres producen antimateria

Una sonda espacial dedicada al estudio de los rayos gamma del universo profundo ha descubierto accidentalmente un fenómeno mucho más cercano: las tormentas terrestres expulsan a la atmósfera chorros de antimateria.
Los científicos responsables del Monitor de Brotes de Rayos Gamma (GBM) de la sonda Fermi de la NASA presentaron el lunes sus resultados en el congreso de la Sociedad Astronómica Americana, que se celebra en Sea-ttle (EEUU). "Estas señales son la primera prueba directa de que las tormentas fabrican rayos de partículas de antimateria", afirmó Michael Briggs, miembro del equipo del Fermi.
Desde hace tiempo se sabe que ciertas tormentas pueden producir destellos de rayos gamma terrestres (TGF), algo que se repite unas 500 veces al día en todo el planeta. El GBM detectó que los finos haces de rayos gamma emitidos por algunas tormentas poseían un nivel de energía muy elevado, por encima de los 500 kiloelectronvoltios.
Según los científicos, los TGF convierten átomos de la atmósfera en electrones y sus equivalentes de antimateria, los positrones. Cuando ambas partículas entran en contacto, se aniquilan liberando esas enormes cantidades de energía.

Publico

2010/12/29

El mapa más detallado de la Tierra, disponible en Internet

El nuevo mapa mundial de la superficie terrestre ya está a disposición del público y puede consultarse gratuitamente en Internet a través del portal del proyecto GlobCover. Se trata de la cartografía más detallada elaborada hasta ahora.
Este mapamundi ha sido desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA) en colaboración con la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y cuenta con una gran resolución, diez veces superior a la de otros mapas. La anterior versión de GlobCover, publicada en 2005, fue descargada por unas 8.000 personas.
La cartografía fue creada a partir de los datos obtenidos a lo largo de 2009 por el satélite Envisat, que fue lanzado al espacio en 2002. En concreto, se utilizó el instrumento MERIS (Medium Resolution Imaging Spectrometer), con una resolución de 300 metros.

Prevenir crisis humanitarias

El mapa podrá ayudar a los científicos a estudiar los efectos del cambio climático y será una herramienta útil para frenar la pérdida de biodiversidad en el planeta.
Naciones Unidas participa en el proyecto a través de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de su Programa de Medio Ambiente (UNEP). GlobCover será utilizado para actualizar los datos disponibles sobre los cambios que se están produciendo en la superficie terrestre.
Uno de los principales objetivos será mejorar la capacidad de la comunidad internacional para reaccionar ante una catástrofe natural o una crisis humanitaria antes de que sea demasiado tarde.
La detallada información ofrecida por el mapa ayudará a identificar con antelación en qué zonas del globo es probable que se produzca una emergencia.

El Mundo

2010/12/03

Lugares en la Tierra en los cuales la vida no debería existir

Chorros hirviendo en el mar
Las fuentes hidrotermales se podrían definir como ‘heridas' en los fondos oceánicos. Fruto de la separación de dos placas tectónicas, son la única morada de centenares de especies, como algunos tipos de camarones, percebes y mejillones.
Vida ‘marciana' en Huelva
La bacterias que viven en el Río Tinto (Huelva) serían capaces de vivir en Marte, según demostró en julio el Centro de Astrobiología, en Madrid. Los microbios sobrevivieron a -120 grados con una radiación ultravioleta similar a la de la superficie marciana. 
Microbios en la central
En 1979, un fallo eléctrico provocó una fusión parcial del núcleo de un reactor de la central atómica de Three Mile Island (EEUU). Más de 30 años después, los científicos se toparon con una próspera comunidad microbiana en el agua cercana al núcleo del reactor.
La bacteria independiente
Científicos del Instituto de Astrobiología de la NASA encontraron hace tres años una comunidad de la bacteria ‘Candidatus desulforudis' en una mina de oro surafricana. Se trataba del primer ecosistema de una sola especie descubierto en la Tierra.
Mutación
Algunas bacterias cambian de estado y se transforman en esporas para sobrevivir. Es el caso de las de la bacteria ‘Carnobacterium pleistocenium', que ‘resucitaron' en un laboratorio tras 32.000 años dormidas.
Sobrevivir al calor
La bacteria ‘Thermus aquaticus', utilizada en los laboratorios para hacer copias de fragmentos de ADN, habita en los manantiales termales del parque de Yellowstone (EEUU). La temperatura del agua está cercana a la ebullición y su acidez es extrema.
Vida sin oxígeno
Un equipo de investigadores encontró al sur de Grecia, a más de 3.000 metros de profundidad en el Mediterráneo, un animal pluricelular que vive sin oxígeno y rodeado por sulfuro de hidrógeno, un entorno considerado incompatible con la vida compleja.
Bajo 400 metros de hielo
Una comunidad de microbios dominada por la bacteria ‘Thiomicrospira arctica' ha sobrevivido 1,4 millones de años en la Antártida en un agua cuatro veces más salada que la marina, sin luz y a 10º C bajo cero.

Publico

Hallan extraña forma de vida en la Tierra

Científicos en Estados Unidos descubrieron un microorganismo que se desarrolla y mantiene vivo a base de arsénico, una sustancia altamente tóxica.
El hallazgo, una bacteria descubierta en un lago en California, podría cambiar la concepción de cómo y dónde puede haber vida, afirman los científicos en la revista Science.
Hasta ahora se ha sabido que todas las formas de vida en la Tierra dependen de seis elementos esenciales para crecer y sobrevivir: oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre.
Y los científicos también han sabido que cualquier cambio en estos elementos conduce a una alteración en los complejos compuestos químicos necesarios para la vida, como las proteínas, lípidos y ácidos nucleicos.
Ahora, sin embargo, todo esto podría cambiar con el descubrimiento llevado a cabo por la doctora Felisa Wolfe-Simon, geomicrobióloga de la Agencia de Inspección Geológica de Estados Unidos (USGS), en California.

Forma rara de vida

La científica y su equipo descubrieron una bacteria capaz de intercambiar completamente arsénico por fósforo e incluso incorporar ese arsénico en su ADN.
El microorganismo, miembro de la familia de proteobacterias Halomonadaceae, fue descubierto en el Lago Mono, California, un lago de aguas saladas y altamente tóxicas.
La doctora Wolfe-Simon creía que los antiguos sistemas de vida pudieron haberse compuesto de arsénico en lugar de fósforo.
El fósforo, en forma de fosfato, forma parte esencial de las moléculas de ADN y ARN, que son clave para almacenar y transportar energía en las células.
El arsénico, por otra parte, aunque tiene propiedades químicas similares y se comporta igual al fósforo, es altamente tóxico para la mayoría de las formas de vida porque altera los procesos metabólicos.
De hecho, explica la investigadora, su toxicidad surge cuando las células intentan utilizar arsénico en lugar de fósforo.
Para probar su teoría de que algunos microorganismos pueden adaptarse y usar arsénico en lugar de fósforo, la científica recogió muestras del lago californiano y cultivó microbios procedentes de esas muestras en el laboratorio con concentraciones cada vez más altas de arsénico.
En el proceso, en lugar de añadir algún compuesto que normalmente se agregaría para mantener vivos a los microbios sino cada vez fue reduciendo más la concentración de fósforo original de los organismos para lograr que éstos comenzaran a producir ADN con arsénico para poder sobrevivir.
Tal como explica la investigadora, inicialmente no esperaban encontrar sobrevivientes en el experimento. Pero su sorpresa fue enorme cuando descubrió bacteria viva y moviéndose aceleradamente.
Y como habían utilizado marcadores para seguir el rastro del arsénico en las bacterias pudieron comprobar que cada una lo había incorporado en sus componentes celulares, incluso hasta su ADN.
"Cada vez que analizaba a una bacteria contenía la respiración" expresó Wolfe-Simon.
Aunque el hallazgo ha sido recibido con mucho interés, otros investigadores afirman que es necesario llevar a cabo más estudios para confirmar si realmente el arsénico logró incorporarse en los componentes químicos de la bacteria.
"Éste es un descubrimiento impresionante y muy emocionante" dice en la revista Science el doctor Barry Rosen, bioquímico de la Universidad Internacional de la Florida, en Miami.
Pero agrega que aunque es "creíble", todavía queda la duda de si el arsénico quedó simplemente concentrado en las múltiples vacuolas celulares de la bacteria y no se incorporó en su bioquímica.
La doctora Wolfe-Simon y su equipo planean ahora recoger muestras de microorganismos de sitios con alto contenido de arsénico pero bajas concentraciones de fósforo con el fin de encontrar microbios que dependan únicamente del tóxico.
De esta forma intentarán entender mejor los mecanismos con los cuales el arsénico puede introducirse en las estructuras moleculares y cómo es que el ADN puede funcionar con este elemento incorporado.
El hallazgo, sin embargo, podría cambiar la forma como hasta ahora hemos concebido a la vida y la posibilidad de que ésta pueda existir más allá de la Tierra, en lugares que carecen de los elementos esenciales para la vida.

BBC Mundo

2010/10/29

"Hay más planetas como la Tierra"

Un estudio publicado el jueves por la revista Science afirma que casi una cuarta parte de las estrellas como nuestro Sol podría tener planetas similares a la Tierra.
Los autores, científicos de la Universidad de California en Berkeley, sugieren que puede haber numerosos planetas capaces de albergar vida.
Estudiaron estrellas cercanas similares al Sol y encontraron que el 1,6% está orbitado por planetas gigantes del tamaño de Júpiter, mientras que el 12% está rodeado por planetas con una masa hasta entre tres y diez veces superior a la de la Tierra.
Como es difícil detectar planetas más pequeños, los científicos supusieron que el número de planetas aumenta cuanto menor es su masa. De este modo, los planetas "rocosos" del tamaño de Neptuno y más pequeños son probablemente más comunes que los planetas "de gas" gigantes como Júpiter.
De este modo estimaron que existen 23 planetas con una masa que varía entre la mitad y el doble de la de nuestro planeta por cada 100 estrellas.
Su estimación se basó en observaciones de estrellas cercanas al Sol hecha con los telescopios "gemelos" Keck de 10 metros, situados en Hawaii.

Lea: Hallan el planeta más parecido a la Tierra

"Más probabilidad de encontrar vida"

Uno de los autores del estudio, Andrew Howard, admitió que no había datos para respaldar esa extrapolación, pero dijo que era la mejor investigación hasta el momento.
"Esta extrapolación es la parte menos verificada de nuestro análisis", le dijo a la BBC. "La respuesta verdadera podría ser que hay un planeta similar a la Tierra por cada ocho estrellas, o uno por cada dos, pero lo que sí sabemos es que no es uno de cada 100".
Con base en estas estadísticas, Howard dijo que Kepler, el telescopio espacial de la NASA, que podrá observar hasta 156.000 estrellas, detectará entre 120 y 260 planetas similares a la Tierra.
"Si existe vida más allá de la Tierra, lo más posible es que exista en planetas rocosos. Así que como ya sabemos que hay más planetas rocosos, entonces parece más probable que también haya vida".

Lea también: En Marte podría haber "restos de vida"

2010/10/18

Desastres que podrían cambiar la Tierra

BBC Mundo

Un evento repentino cualquier día podría desencadenar décadas de consecuencias globales.
Podría tratarse de un impacto cósmico, erupciones volcánicas, colisiones planetarias o de un cambio climático catastrófico... todas son posibilidades reales que BBC Focus exploró.

Impacto cósmico

Por mucho tiempo desestimada por ser considerada producto de una fantasía medieval, la posibilidad de devastación celeste ahora es percibida como una amenaza real.
El cambio de percepción ocurrió en la década de 1980, a raíz de la evidencia del impacto de un asteroide a unos 10 kilómetros de México hace 65 millones de años, es decir, en la época de la extinción de los dinosaurios.
La amenaza de los impactos cósmicos se mantiene. En junio de 1908, cientos de kilómetros cuadrados del noreste de Siberia -cerca del río Tunguska- fueron devastados por la caída de un asteroide de 50 metros de ancho.
Posteriormente, en 1989, el asteroide de 300 metros de ancho 4581 Asclepio pasó por el mismo lugar en el que había estado la Tierra menos de seis horas antes, lo cual, en términos cósmicos, es muy apretado.
Si hubiera chocado con la Tierra, la devastación hubiera sido equivalente a la detonación de más de mil bombas atómicas del tipo de la lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Y si, como es más probable, hubiera aterrizado en el océano, el tsunami que se hubiera producido habría sido lo suficientemente grande como para sepultar a ciudades costeras enteras.
El susto llevó al lanzamiento del NASA Spaceguard Survey en 1998, organismo encargado del descubrimiento y seguimiento del 90% de los "objetos próximos a la Tierra" (también conocidos como NEOs, por sus siglas en inglés) mayores de 1 kilómetro de diámetro, es decir, lo suficientemente grandes como para causar destrucción global.
Sin embargo, según un informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS) publicado en mayo, el catálogo de objetos aún no está completo y el año pasado fue encontrado un objeto próximo a la Tierra de más de 2 kilómetros, lo que indica que podría haber más acechando allí afuera sin ser detectados.
Según el informe de la Academia NAS, los NEOs que se encuentran en curso de una colisión podrían ser desviados hacia caminos diferentes utilizando explosiones nucleares.
Pero lograr tales maniobras tardan décadas y no sirven para NEOs de más de unos pocos kilómetros de ancho.
Contra éstos, concluye el informe, "no existe actualmente ninguna defensa posible".
Mientras tanto, los acercamientos alarmantes continúan: en enero pasado un meteorito de diez metros de ancho, denominado 2010 AL30, pasó a 122.000 kilómetros de la Tierra.

Erupciones volcánicas

De todas las causas de agitación global en el futuro, ninguna es más plausible, probada e inevitable que las erupciones volcánicas.
Activadas por la desintegración radiactiva de los elementos atrapados en el interior de la Tierra desde su formación hace 4.500 millones de años, las erupciones de los volcanes han reformado a nuestro planeta varias veces.
En el proceso, han desempeñado un papel clave en las extinciones en masa, incluida la "Gran Mortandad" registrada hace 251 millones de años, la mayor catástrofe jamás sufrida por los seres vivos en la Tierra.
Pero a diferencia de cualquier otra fuente de trastorno global, los volcanes también han tenido efectos devastadores en el pasado muy reciente y podrían volver a provocar este tipo de consecuencias en cualquier momento.
Las erupciones causan destrucción de diferentes maneras, el único factor común es que nada se puede hacer para detenerlas.
El más obvio es la explosión directa: cuando entró en erupción el volcán del Monte Tambora en Indonesia, en 1815, lo hizo con la violencia de un millón de bombas atómicas similares a la de Hiroshima, los efectos de la explosión provocaron más de 90.000 muertes en las áreas cercanas.
Además, los científicos ahora saben que tales explosiones titánicas también tienen efectos mucho más amplios y de larga duración.
En 1991, la erupción del volcán del Monte Pinatubo en Filipinas -la más violenta de nuestros tiempos- removió un estimado de diez millones de toneladas de detritos en la atmósfera.
Durante los siguientes 15 meses, los niveles de luz solar en todo el planeta se redujeron en alrededor de 3%, haciendo que las temperaturas globales cayeran en aproximadamente 0,5°C.
Además, está el efecto de los gases liberados por las erupciones. Se piensa que la enorme pérdida de vida marina que tuvo lugar durante la "Gran Mortandad" a fue principalmente el resultado de la acidificación de los océanos causada por la mezcla del dióxido de carbono de los volcanes con el agua de mar.
El dióxido de azufre es otra amenaza: el volcán del Monte Pinatubo inyectó 20 millones de toneladas de este gas ácido en la estratosfera, donde atacó a la capa de ozono que nos protege de las cancerígenas radiaciones ultravioleta del Sol.
El peor escenario es que una serie de mega erupciones como esas puedan ocurrir en sucesión.
Ha pasado antes: la "Gran Mortandad" ha sido vinculada con más de 100.000 años de actividad volcánica en lo que hoy es Siberia. Sólo el tiempo dirá si la ebullición de calderos radiactivos bajo nuestros pies pueden provocar una explosión apocalíptica.

Colisiones planetarias

En la década de 1950, el psiquiatra ruso Immanuel Velikovsky alcanzó las listas de best sellers con el libro "Worlds in Collision" (Mundos en colisión), que describe un momento en que los planetas iban a toda velocidad alrededor del Sistema Solar como bolas de billar.
Los científicos desestimaron a Velikovsky por sus ideas y las calificaron de descabelladas.
Sin embargo, más de 30 años después de su muerte, las "alocadas" ideas de Velikovsky ya no parecen tan desatinadas.
Simulaciones por computadora han demostrado que la procesión de los planetas alrededor del Sol pueden sufrir períodos de caos cósmico.
El culpable de esto es la denominada resonancia gravitacional, con la que los planetas reciben frecuentes "sacudidas" de sus vecinos.
Con el tiempo, éstas se suman para producir cambios dramáticos en la forma y el tamaño de las órbitas de los planetas.
El año pasado, Jacques Laskar y Mickael Gastineau del Observatorio de París en Francia revelaron qué tan dramático puede ser esto.
Utilizando una red de supercomputadoras lograron simular el futuro del Sistema Solar y encontraron que los efectos de resonancia podrían dar lugar a colisiones entre algunos planetas, entre ellos, la Tierra, en peligro de ser golpeada por Marte, Venus y Mercurio.

El riesgo es mucho menos del 1% en los próximos cinco millones de años.
Afortunadamente, porque la única forma de que los seres humanos se salven de tal catástrofe es que abandonando la Tierra en busca de un nuevo hogar.

Cambio climático catastrófico


En 1988, la primera ministra británica Margaret Thatcher le advirtió a líderes científicos británicos sobre su temor de que al producir cada vez más gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono "sin saberlo, hemos iniciado un experimento masivo con el sistema de este planeta".
Dos décadas después, la amenaza del calentamiento global parece haber mermado, con la estabilización del aumento de la temperatura global.
Sin embargo, los científicos advierten que con naciones que emiten cada vez más gases de efecto invernadero a la atmósfera, es probable que la pausa sea temporal.
Según un reciente estudio realizado por expertos del clima en la Oficina Meteorológica del Reino Unido, las temperaturas globales podrían volver a subir a partir de 2011. En la próxima década, al menos cinco años podrían ser más calurosos que 1998, el más caliente de la historia registrada.
Qué impacto tendrá esto en nuestro planeta sigue siendo una de las preguntas más controvertidas de nuestro tiempo.
En el centro del debate están los denominados mecanismos de retroalimentación positiva, que convierten los pequeños cambios en trastornos climáticos que ocurren demasiado rápido para que la sociedad pueda enfrentarlos.
Por ejemplo, a medida que la temperatura de la Tierra aumenta, se incrementa el vapor de agua que se evapora de los océanos. Ese vapor ingresa a la atmósfera atrapando más el calor del Sol, lo que a su vez lleva a que las temperaturas globales se eleven aún más.
En 2005, algunas investigaciones indicaron que el aumento del calentamiento global podría descongelar vastas reservas de metano -un potente gas contaminante- escondidas en las profundidades en Siberia, lo que provocaría un efecto de retroalimentación positiva.
De acuerdo con la organización ambientalista Amigos de la Tierra, el resultado "podría desencadenar un calentamiento global que se escapa de nuestro control".
Aunque hay poca evidencia de la amenaza inmediata de una catástrofe, a principios de este año un equipo dirigido por Natalia Shakhova de la Universidad de Alaska reportó haber encontrado metano filtrándose en los mares que rodean a Siberia y llamó a que se investigara cuál será el efecto.

Hallan rastro de la vida más primitiva en la Tierra

BBC Mundo

Unas pequeñísimas estructuras tubulares descubiertas en rocas en Sudáfrica -que se cree fueron esculpidas por microbios- tienen al menos 3.400 millones de años de antigüedad, señalan científicos.
Un nuevo análisis del material contenido dentro de estas estructuras muestra que fueron creadas poco después de que la roca volcánica fuera arrojada al lecho marino.
Esto significa que esos mínimos túneles son la evidencia más primitiva de actividad de vida en la Tierra encontrada hasta ahora, afirman los investigadores en Earth and Planetary Science Letters (Letras de Ciencia Planetaria y de la Tierra).
La investigación es un seguimiento a un estudio llevado a cabo en la Universidad de Bergen, Noruega, que descubrió los tubos microscópicos en 2004.
Las estructuras se ven en rocas del famoso Cinturón de Barberton Greenstone en la provincia de Mpumalanga en Sudáfrica.
Estas rocas fueron originalmente expulsadas en una erupción submarina pero en el curso de la historia de la Tierra se elevaron hasta ubicarse en la superficie.
El basalto que forma la roca data de entre 3.470 a 3.450 millones de años de antigüedad, pero había dudas sobre cuándo fueron esculpidos los tubos.
Al comparar la proporción de diversos tipos -o isótopos- de átomos de uranio y plomo en el material que contienen estas estructuras, los científicos pudieron mostrar que estos quedaron grabados en la roca hace unos 3.340 millones de años.
En otras palabras, muy poco tiempo después de que se formara la propia roca huésped.

Largo debate

La fecha en que apareció por primera vez vida en nuestro planeta sigue siendo un tema ampliamente debatido.
El constante reciclaje de rocas en el planeta significa que hay muy pocos lugares como Barberton donde todavía puede ser analizado el registro físico de la Tierra antigua.
Algunos científicos argumentan que la química peculiar de las rocas en Isua, Groenlandia, revela la presencia de bacterias de más de 3.800 millones de años de antigüedad.
Pero en Barberton la diferencia es que esas señales geoquímicas también pueden confirmarse con la presencia en la roca de formas y texturas, los llamados icnofósiles, los cuales pudieron haber sido grabados por microbios antiguos.
Aunque no es igual que contar con los fósiles del cuerpo de un organismo, los científicos podrían confirmar que las formas tienen un origen biológico si lograran encontrar estructuras tubulares similares formadas por microbios modernos.
El equipo de Bergen cree que puede lograrlo.
"Estamos analizando sus 'huellas', los agujeros que dejaron los organismos a medida que se disolvían en la roca", explica la doctora Nicola McLoughlin, del Centro de Geobiología de Bergen.
"Así que en lugar de observar al propio microbio, estamos viendo la cavidad del agujero que forma", afirma la investigadora.
"Creo que en el lecho marino moderno tenemos un buen territorio para estudiarlo, pero las cosas se complican en un escenario más antiguo porque las formas son más simples y su composición química ha sido modificada".
"Lo que logramos hasta ahora, sin embargo, es progresar en la datación de estas estructuras".
Los científicos de la Universidad de Bergen están ahora analizando rocas extraídas de la profundidad del planeta.
Y eventualmente esperan saber más sobre las condiciones que existían en la Tierra hace unos 3.500 millones de años.

2010/10/11

La disminución de actividad solar contribuye a calentar la Tierra, según estudio

Canarias7

La disminución de la actividad solar podría contribuir al calentamiento de la Tierra en lugar de provocar su enfriamiento como se pensaba hasta ahora, según un estudio publicado en el último número de la revista científica "Nature".

Esta investigación sobre los efectos del sol en la temperatura de la Tierra - que ha llevado a cabo un equipo de expertos del Imperial College de Londres y de la Universidad de Colorado en EEUU- ha arrojado resultados imprevistos.

En el citado estudio se señala que la actividad solar se desarrolla en ciclos de once años y que cuando decrece la radiación que llega a la Tierra también es menor. Esto llevaba a pensar que se producía entonces una bajada de temperaturas en el planeta.

El equipo de investigadores se centró en la actividad solar producida entre los años 2004 y 2007, un periodo de actividad solar decreciente, y midieron la energía del sol en longitudes de onda diferentes.

Tras analizar los datos, vieron que durante el periodo estudiado, la actividad solar disminuyó pero que ese hecho no provocó, como habían anticipado, un enfriamiento del planeta.

Por lo contrario, los científicos observaron que el sol pudo haber ocasionado que la Tierra se calentara todavía más.

En base a estos hallazgos, este equipo consideró igualmente la posibilidad de que se pudiera generar una situación inversa: que en los periodos en los que la actividad solar es mayor, el planeta se enfríe en lugar de calentarse.

Según la autora principal del estudio, Joanna Haigh, estas conclusiones suponen un "desafío" a lo que la comunidad científica sostenía hasta ahora con relación al efecto solar en las temperaturas.

Esta experta en física atmosférica reconoce, no obstante, que la investigación se centra en un corto periodo de tiempo por lo que hay que ampliar el estudio antes de llegar a una conclusión definitiva.

2010/09/24

Las futuras tormentas solares no tienen por qué causar daños a la Tierra

20minutos

El astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Manuel Vázquez ha dicho este viernes que las tormentas solares que se produzcan durante el próximo máximo de actividad solar, previsto para 2013, no tienen por qué causar daños a la Tierra. 
En el informe de la NASA al que se refiere el diario británico Daily Mail sobre el próximo máximo de tormenta solar no se habla de desastres, ha afirmado Vázquez, para quien, al menos en este caso, los daños causados por la civilización serán superiores a los naturales.

Está claro que la Tierra recibe la influencia del Sol y uno de los mecanismos de interacción es el flujo continuo de partículas subatómicas conocido como viento solar, que impacta sobre la Tierra, ha explicado Manuel Vázquez.

Ante ese hecho la Tierra tiene como sistema de protección el campo magnético, que es uno de los más intensos del sistema solar.

De vez en cuando, ha añadido el astrónomo, ese viento solar se intensifica con las tormentas solares, que tienen que ver con procesos de inestabilidad en el campo magnético del Sol, y en pocos minutos miles de millones de toneladas de esas partículas se inyectan en el medio interplanetario (el que está entre el Sol y el resto del sistema solar).

Manuel Vázquez ha comentado también que una tormenta puede ser muy importante en el Sol pero si en ese momento la Tierra no está en el sitio adecuado para que la afecte pues no ocurrirá nada.

Además, una vez que esa lluvia de partículas subatómicas se intensifica tiene que encontrar el mecanismo para penetrar en el campo magnético de la Tierra, para lo que se precisan determinadas circunstancias.

El acceso es mayor en las zonas polares que en las ecuatoriales y que afecta más a los lugares altos, pero la influencia de esas partículas sobre la superficie terrestre es prácticamente despreciable sobre los seres humanos, ha dicho.

Una vez que esas partículas entran en la atmósfera, sus efectos pueden ser "espectaculares", como es el caso de las auroras boreales.

Si bien es cierto que apenas afectan a los seres humanos, esas partículas, como están cargadas eléctricamente y tiene elevada energía afectan a los equipos electrónicos de los satélites, y también pueden interferir en las grandes redes de distribución de energía, así como aumentar la corrosión de los oleoductos.

Pero esos efectos no aventuran un desastre, a asegurado Manuel Vázquez, quien ha recordado que las tormentas solares aumentan en relación al máximo del ciclo solar, y en la actualidad se sale de uno que tendrá su máximo en torno a 2013.

2010/09/22

La Nasa advierte de que una explosión solar podría paralizar la Tierra en 2013

20minutos

Apagones generalizados, cortes de Internet y colapso de las comunicaciones. Son los resultados que, según la NASA, podría tener en la Tierra la masiva explosión solar prevista para 2013, según publica el diario británico Daily Mail. "Las llamaradas del Sol aumentarían el nivel de las radiaciones y esto haría colapsar las transmisiones satelitales", informa el medio.
El rotativo cita informes de la NASA que aseguran que la explosión paralizaría el tráfico de aviones y con ellos "el transporte de alimentos y personas, las comunicaciones telefónicas, el caos, al estilo de las películas de Hollywood". "El aumento de la actividad solar podría afectar las redes inteligentes de energía, la navegación GPS, el transporte aéreo, los servicios financieros y de comunicaciones de emergencia de radio", afirma el artículo.
Los técnicos de la NASA creen que prepararse con antelación contribuiría a minimizar los riesgos. "Los satélites se pondrían a buen recaudo y se desconectarían los transformadores para evitar las sobrecargas eléctricas", según el Daily Mail.
Por este motivo, la NASA ha dispuesto "una docena de satélites para estudiar la amenaza y evaluar las consecuencias". El secretario británico de Defensa, Liam Fox, ya ha alertado en una rueda de prensa de "la vulnerabilidad de la red de suministro eléctrico, una de las que se verá más afectada".
La explosión solar tendría, según estos estudios, un efecto equivalente a la explosión de 100 bombas de hidrógeno y provocaría con daños 20 veces mayores que los que dejó el huracán Katrina.