Fuente:
Publico.
Las sedes olímpicas se presentan ante el mundo cada cuatro años con una firma de identidad, un símbolo que las caracteriza y las distingue. En 2012, Londres, la ciudad de la lluvia y la niebla, podría tener una de las más espectaculares que se han visto nunca. Se trata de The Cloud (La Nube), diseñada por un nutrido grupo de arquitectos, ingenieros, artistas y tecnólogos entre los que se encuentran el MIT, Google, Umberto Eco o el artista digital español Antoni Muntadas.
El origen de la idea es una petición de Boris Johnson, alcalde de Londres, para que se presentaran proyectos espectaculares para la ciudad. The Cloud es una torre ligera y transparente que podría ser construida en el Parque Olímpico de la capital británica a partir de esferas huecas que emiten luz. El objetivo es crear una pantalla en tres dimensiones sobre el cielo de Londres, alimentada por información llegada de todos los rincones del mundo. "Es una nueva forma de expresión colectiva", recalca Carlo Ratti, director del laboratorio SENSEable Cities del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), uno de los participantes de esta idea.
Según los responsables del proyecto, "la propuesta es tan ligera como el aire, un tributo a la era de los bits y los átomos en una estructura que conecte no sólo a los participantes en los juegos olímpicos, sino también al mundo entero". Según ellos, The Cloud es una nueva clase de monumento y un símbolo actualizado de nuestro tiempo.
Entre los asesores del proyecto en el que están involucrados artistas digitales y expertos en estructuras ligeras,se encuentran el escritor y profesor de Semiología de la Universidad de Bolonia (Italia) Umberto Eco, la compañía Google y el artista español Antoni Muntadas, considerado como el padre del net-art español, galardonado con el Premio Velázquez 2009 a las artes plásticas y uno de los artistas españoles más reconocidos en Estados Unidos, donde reside.
Esfuerzo colectivo
El diseñador británico Alex Haw define el proyecto que ya ha sido alabado y avalado por Boris Jonhson como "un vasto esfuerzo colectivo para cosechar energía". Dicha energía se recogería de varias maneras. Una de ellas es a través de delgados paneles fotovoltaicos colocados sobre las burbujas. La capacidad de generación de energía con este sistema sería de 200 MWh al año, lo que haría que The Cloud produjera más energía de la que consumiese, como aseguran sus promotores, y serviría para dotar de energía a los barrios del este de Londres.
Además, "la energía necesaria para descender del monumento se convertiría en electricidad gracias a ascensores con frenada regenerativa, como ocurre en los coches híbridos", apunta Haw.
Por otra parte, los propios visitantes dotarían de energía a la estructura, porque la fuerza de sus pasos sería recogida por dispositivos que la transformarían en electricidad.
La vida de la construcción, inicialmente, será de cuatro años, el periodo entre los Juegos de Londres y los de Río de Janeiro en 2016. "Pero esperamos que se convierta en una construcción eterna, como ocurrió con el London Eye", dice Ratti a Público desde Massachussets. El monumento tendría un gran número de particularidades tecnológicas. Cada burbuja contaría con su propia atmósfera interior y una presión constante, y los sistemas de control del aire estarían interconectados. Además, la torre que serviría de apoyo a las burbujas utilizaría el calor generado y la diferente presión del aire para crear una corriente que ventile los espacios destinados al público en verano y caliente las estancias en invierno.
El proyecto también utilizaría agua para generar energía. El líquido movería una serie de microturbinas y, para evitar elevar el agua a grandes alturas, habría sistemas que captarían la lluvia.
Carlo Ratti confirma que el alcalde de Londres y el Gobierno británico apoyan el proyecto, por lo que esperan que se haga realidad muy pronto. "De momento, la idea no está totalmente definida. Es muy ambiciosa y por eso me interesó desde el principio. Aunque existen elementos de riesgo, como la complejidad del prototipo", asegura Muntadas.
En todo caso, Carlo Ratticree que no existe "ningún problema muy grave, sólo convencer a la gente de que piense de manera diferente". Y matiza: "The Cloud es una delicada pero robusta filigrana compuesta por elementos muy fiables de alta tecnología. Los ingredientes son conocidos, pero su combinación es radicalmente nueva".
The Cloud no es una novedad en su género. Suiza tiene desde 2002 una verdadera nube construida en la localidad de Yverdon-les-baines. El Blur Building es una plataforma de metal suspendida y rodeada de una nube artificial perpetua. La niebla se genera gracias a 31.400 aspersores de 120 micrones de diámetro controlados por ordenadores que pulverizan el agua del lago a altas presiones, convirtiéndola en gotas de cuatro micrones de diámetro. Son tan pequeñas que se mantienen suspendidas en el aire creando el efecto de un nube visible desde muchos kilómetros de distancia.
Financiación
The Cloud tiene varios retos en el camino. Y uno de ellos es la construcción de la estructura. Como reconoce Joerg Schleich,constructor de una similar en Stuttgart en 2001, "la dificultad es conseguir un alto nivel de transparencia y un uso mínimo de materiales para un elevado volumen, estabilizando la estructura esférica con una red de cables".
La estructura de la que aún se desconoce su tamaño exacto tendrá LEDs luminosos alimentados por informaciones en tiempo real que serán visibles desde todo Londres. Y en el interior, "será como flotar dentro de una pantalla tridimensional en la que se dan datos como número de visitantes, niveles de ruido, mapas de transporte, actividad de teléfonos móviles o tráfico de Internet, entre otras cosas", asegura Ratti.
De momento, el proyecto necesita recaudar fondos, para lo que se recurrirá a páginas web como Facebook o Twitter, y Google cederá espacios gratuitos en YouTube para promocionar el evento. "La Nube puede costar una cantidad muy variable, cinco o 50 millones de libras", dice Walter Nicolina, uno de los miembros del equipo. "La flexibilidad de la estructura permitirá adaptar su tamaño a la cantidad de dinero que recaudemos", añade. De hecho, el equipo involucrado en el proyecto está convencido de que se puede recaudar mucho dinero procedente de muchos millones de personas, del mismo modo que lo consiguió Obama en su campaña electoral.
"Queremos que sea como la Torre Eiffel"
Antoni Muntadas. Premio Velázquez 2009 a las Artes Plástica.
El ‘net artista’ español colabora con el MIT en el monumento londinense.
¿Cómo se involucró en el proyecto de The Cloud?
La idea surge a partir de una propuesta de London Olympics y el alcalde de Londres, que hicieron un llamamiento para que artistas y arquitectos proyectaran construcciones para la ciudad. De esas ideas, finalmente, escogerán siete u ocho. El MIT se interesó en la propuesta y comenzó a trabajar en este proyecto, para el que pidió colaboración a diferentes profesionales.
¿Cuál es su papel en él?
Me preocupaba que el monumento tuviera un aspecto normal, que hubiese proyecciones y uso de palabras. Y les ofrecí mi visión: la de un elemento simbólico con voluntad de híbrido. Además, la colaboración de artistas con arquitectos es muy importante cuando se trata de crear en espacios públicos.
Entonces, ¿cree que es más que arte?
Es un trabajo interdisciplinario, exploratorio, sostenible y que trata de seguir ciertas líneas utópicas que aparecieron en ciertos momentos a finales del siglo XIX y mediados del XX. Se podría definir como "arquitectura del acontecimiento", como ocurrió con la Torre Eiffel en París o el Atomium de Bruselas, dos construcciones muy significativas que surgieron en acontecimientos históricos muy importantes, como las Exposiciones Universales de París en 1889 y de Bruselas en 1958. The Cloud sigue la tradición de estos monumentos con elementos añadidos como las tres dimensiones, el espacio o elementos visibles, además de características de uso y actividad, lo que le confiere ciertas particularidades.
¿Se hará realidad este proyecto en 2012?
Espero que sí, aunque el proyecto no está totalmente definido aún.