Este ha sido un mal año para la credibilidad de la ciencia. Casos como el climategate, con los errores cometidos en algunos informes sobre el cambio climático, o la epidemia de gripe A, que se quedó en simple gripe, no han fortalecido su imagen.
Sin embargo, según una encuesta, los científicos son más de fiar que los periodistas y aún más que los políticos y los líderes religiosos.
Las revistas Nature y Scientific American han preguntado a 21.000 de sus lectores sobre la imagen que tienen de diferentes profesiones. En un rango del 1 al 5, los científicos sacaban un 3,9, mientras que la puntuación de los líderes políticos era de 1,76 y, cerrando la lista, los religiosos, con 1,55.
También han preguntado sobre algunas de las verdades de la ciencia.
La teoría de la selección natural, el origen del universo o el calentamiento global aparecían en el cuestionario. Aunque la encuesta muestra una sostenida confianza en la ciencia, los diferentes orígenes culturales de los encuestados revelan diferencias acusadas entre Oriente y Occidente, y entre los europeos y los estadounidenses.
La teoría evolutiva y la moderna explicación del origen del universo, por ejemplo, suscitan un consenso generalizado entre los entrevistados. Pero los asiáticos se las creen menos. Así, mientras apenas un 10% de todos los preguntados dijeron que hay "razones para dudar" de la selección natural, el 35% de los japoneses y el 49% de los chinos no se creían del todo las ideas de Darwin (ver gráfico). Las cifras de la desconfianza hacia la teoría del Big Bang en estos países son aún más altas.
Las explicaciones para estas diferencias parecen ser culturales y religiosas, por el poso del sintoísmo o el budismo, con explicaciones alternativas al origen de la vida. Como explica el genetista japonés Naruya Saitou a Nature, "la vida es demasiado compleja para reducirla a una fórmula".
También hay diferencias en Occidente. La energía nuclear es una de las rayas que más separan a estadounidenses y europeos.
Los encuestados de EEUU se muestran poco o nada preocupados por los riesgos atómicos (81%), frente a las dos terceras partes de los europeos que declaran su disgusto con esta tecnología.
Más ciencia y menos pistolas
Ha sorprendido a los autores de la encuesta el resultado a la pregunta de si los científicos deben implicarse en la política. Sólo el 18% global prefiere que se mantengan al margen. De nuevo aquí hay diferencias regionales, y otra vez China da la nota discordante. Allí, un tercio de los preguntados quiere que no se mezclen ambas esferas. El ingeniero del Instituto de Información Técnica y Científica de China, Wu Yishan, señala a la convulsa época de la Revolución Cultural en la raíz de esta animadversión. Pero no hacia la ciencia, sino hacia la política.En lo que coinciden la mayoría de los entrevistados (70%) es en que la inversión en ciencia debe continuar a pesar de la crisis. Y si hay que recortar de otras partidas, tres de cada cuatro creen que debe ser del presupuesto de Defensa. Los menos partidarios son los estadounidenses, dispuestos a sacrificar parte del Estado del bienestar. Los que más, los europeos, liderados por los lectores españoles de las revistas.
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