Las redes sociales dan a las empresas una forma de comunicación rápida, directa, transparente y, sobre todo, barata con sus clientes. Supone llegar más lejos, a más gente, a menos coste. José Antonio Gallego, presidente de Aerco, no tuvo dudas en asegurar que se trata de la mayor revolución desde la industrial. Pese a eso, aún hay muchas reticencias a penetrar en estos nuevos foros.
Manuela Battaglini, canaria que ejerce de community manager de Vokswagen y que dio una ponencia sobre las habilidades de esa figura, admite que en las Islas aún queda recorrido por hacer. Si todo son ventajas, ¿dónde está entonces el problema?
Según Gallego, en la muy humana resistencia al cambio y, en el caso de las empresas pequeñas, en la falta de recursos. Ida Vega, responsable de comunidad de Aguas de Firgas y de Heineken en Canarias, que acudió como público a las jornadas, ve además en el empresario canario desconocimiento y, como consecuencia, bastante miedo. Lo dice por experiencia propia. Se pasó dos años intentando que entendieran que no hay otro camino.
Sin embargo, en las distintas ponencias quedó claro que la empresa debe estar donde está su cliente y hoy en día los hay a millones en Facebook, en Twitter o en Tuenti. Esa es una clave. Y si la excusa para no estar es que hablen mal de la empresa, Javier Lorente, encargado de posicionar bien al Grupo Prisa en los buscadores, despeja dudas. «No hace falta que estés para que hablen mal de ti, es mejor estar e intentar pararlo». Y otra clave es que, según expusieron, no es nada caro gestionar esa presencia de forma inteligente.
Millán Berzosa, community manager de Ideas4all, habló ayer casi de coste cero. «Vale lo que vale la nómina de un trabajador». Ahora bien, todos coincidieron en que es vital que esa figura exista, porque es la que habrá de velar por la reputación on line de la empresa. No tiene un perfil concreto, pero sí hay consenso en que debe tener capacidad de empatía, de expresarse y de diseñar una estrategia de comunicación. No vale estar por estar. Y tampoco tiene horario. La red nunca descansa.
El taxista que usa Twitter
No hay mejor forma de quitarse el miedo a las redes sociales que conociendo casos prácticos exitosos. No hace falta gastarse millonadas ni ser una empresa potente. Baste si no el ejemplo que citó en su ponencia el presidente de Aerco, José Antonio Gallego.
Hay un simple taxista en Oviedo que ha logrado facturar un 15% más al abrirse una cuenta en Twitter y usarla para su negocio. Cuando se entera que alguien vuela a Oviedo, le manda un mensaje y le oferta el viaje. No es el único caso. La empresa de eventos Ticketea se gana la vida en las redes sociales. Y el Hospital Clinic de Barcelona las usa para que médicos y pacientes conversen.
Manuela Battaglini, canaria que ejerce de community manager de Vokswagen y que dio una ponencia sobre las habilidades de esa figura, admite que en las Islas aún queda recorrido por hacer. Si todo son ventajas, ¿dónde está entonces el problema?
Según Gallego, en la muy humana resistencia al cambio y, en el caso de las empresas pequeñas, en la falta de recursos. Ida Vega, responsable de comunidad de Aguas de Firgas y de Heineken en Canarias, que acudió como público a las jornadas, ve además en el empresario canario desconocimiento y, como consecuencia, bastante miedo. Lo dice por experiencia propia. Se pasó dos años intentando que entendieran que no hay otro camino.
Sin embargo, en las distintas ponencias quedó claro que la empresa debe estar donde está su cliente y hoy en día los hay a millones en Facebook, en Twitter o en Tuenti. Esa es una clave. Y si la excusa para no estar es que hablen mal de la empresa, Javier Lorente, encargado de posicionar bien al Grupo Prisa en los buscadores, despeja dudas. «No hace falta que estés para que hablen mal de ti, es mejor estar e intentar pararlo». Y otra clave es que, según expusieron, no es nada caro gestionar esa presencia de forma inteligente.
Millán Berzosa, community manager de Ideas4all, habló ayer casi de coste cero. «Vale lo que vale la nómina de un trabajador». Ahora bien, todos coincidieron en que es vital que esa figura exista, porque es la que habrá de velar por la reputación on line de la empresa. No tiene un perfil concreto, pero sí hay consenso en que debe tener capacidad de empatía, de expresarse y de diseñar una estrategia de comunicación. No vale estar por estar. Y tampoco tiene horario. La red nunca descansa.
El taxista que usa Twitter
No hay mejor forma de quitarse el miedo a las redes sociales que conociendo casos prácticos exitosos. No hace falta gastarse millonadas ni ser una empresa potente. Baste si no el ejemplo que citó en su ponencia el presidente de Aerco, José Antonio Gallego.
Hay un simple taxista en Oviedo que ha logrado facturar un 15% más al abrirse una cuenta en Twitter y usarla para su negocio. Cuando se entera que alguien vuela a Oviedo, le manda un mensaje y le oferta el viaje. No es el único caso. La empresa de eventos Ticketea se gana la vida en las redes sociales. Y el Hospital Clinic de Barcelona las usa para que médicos y pacientes conversen.
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