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Cuando la empresa constructora de John Brewer se vino abajo junto con la economía de Estados Unidos, él trató de reemplazar sus ingresos perdidos buscando oro desde los ríos de los valles del centro de Idaho hasta los bosques de Alaska.
Armado con las herramientas del oficio -un detector de metales, un cernidor de oro y un canelón que separa el oro de materiales residuales como la arena y la gravilla- este hombre de Montana representa la nueva cara de una búsqueda que alguna vez abrió el camino para la radicación en la frontera oeste.
El mal estado de la economía y el precio récord del oro han renovado el interés en su búsqueda en los estados del oeste, donde las tierras públicas son ricas en depósitos y las operaciones a pequeña escala están casi libres de la regulación del Gobierno.
Lo que Brewer tiene en común con los buscadores del siglo XIX es una pasión por el oro solo igualada en intensidad por el instinto de mantener en secreto su ubicación y volumen.
"Preguntarle a un minero dónde lo encontró y qué fue lo que encontró es como preguntarle a un pescador sobre su sitio secreto. No le vamos a decir a nadie. Ni bien le dices a alguien, aparecerá una multitud y eso sería contraproducente", explicó Brewer.
Los precios del oro llegaron esta semana a un máximo histórico y algunas minas son económicamente viables por primera vez en años, dando lugar a que operadores de mediana y gran escala se dediquen a la búsqueda de oro en bosques nacionales y en sitios supervisados por la Oficina de Gestión Territorial de las Montañas Rocallosas de Estados Unidos.
"Cuando el precio del oro supera los 35,27 dólares el gramo, todo el mundo se hace minero", dijo Russ Bjorklund, gerente de minerales del Bosque Nacional Salmon-Challis en Idaho.
Bjorklund es uno de los administradores de tierras federales que dan cuenta del marcado resurgimiento de la minería del oro, desde aficionados armados con cernidores hasta corporaciones que operan minas subterráneas.
Susan Elliot, geóloga del Bosque Nacional Humboldt-Toiyabe en Nevada, dijo que la fiebre se ha desatado en un estado que es el cuarto mayor productor de oro del mundo.
Elliot vinculó el incremento de 75 por ciento en la actividad minera en el bosque de 2,5 millones de hectáreas al aumento en los precios del oro de los últimos años.
"Hay de todos los tipos: personas que están ahí con picos y palas y compañías con equipamiento pesado", dijo.
"COMO UNA DROGA"
Jon Cummings, quien promueve aventuras de búsqueda de oro en su centro turístico de Idaho, dice que encontrar lo que los buscadores llaman "color" en el cernidor enciende la pasión.
"Uno empieza a encontrar un poco de oro en el cernidor y es entonces cuando se desata la fiebre del oro. Es como una droga que te hace sentir preparado para trabajar toda la noche", explicó Cummings.
El gigante internacional Barrick Gold Corp obtuvo en febrero la aprobación de la Oficina de Gestión Territorial para expandir su mina de Bald Mountain al noreste de Nevada. Bald Mountain una de las 25 minas en operación de la compañía, ocho de las cuales están en el oeste de Estados Unidos.
Operadores a gran escala como Barrick deben sortear una serie de obstáculos antes de extraer oro, un proceso que a menudo se extiende por muchos años.
Pero Ray TeSoro, especialista en minerales para la región del Servicio Forestal de Estados Unidos que incluye a Montana, también habló de un aumento de "operaciones familiares".
Esos pequeños buscadores, como Brewer, en buena parte se dedican a la búsqueda de bajo impacto a la vera de los arroyos con cernidores y canelones, técnicas que dependen de la gravedad para separar el oro pesado de los sedimentos.
En las montañas del centro de Idaho, la fiebre del oro fue responsable de incidentes de violación de la propiedad privada.
Beverly Cockrell, una ranchera de Salmon, Idaho, se ha enfrentado a desconocidos con "dedos pegajosos" en tierras próximas a un riachuelo, incluyendo a uno que según dijo llevaba un canelón.
Y algunos economistas no confían en la fiebre del oro.
"Tienes este metal precioso ¿qué es lo que hace? No genera dividendos, no genera una mayor productividad, es un fondo contra ciertos tipos de riesgos", dijo James Hamilton, profesor de economía de la Universidad de San Diego, California.
Pero harán falta más que palabras desalentadoras para empañar el entusiasmo de buscadores de oro como Brewer, quien se negó a decir cuanto ganaba buscando oro.
"No reemplaza un trabajo de tiempo completo con beneficios, pero si trabajas lo suficientemente duro, puede que tengas suerte", dijo.
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