El centro de producción de Sony en Viladecavalls (Barcelona) y el centro mundial de Hewlett-Packard (HP) para impresoras de gran formato cercano de Sant Cugat se habían convertido en los dos modelos a seguir. En cualquier prospecto y tríptico de la Generalitat aparecían como las joyas de la corona en inversión extranjera. HP sigue siendo un caso de éxito, a pesar de que cerró la factoría en 2000, trasladando la producción a Singapur y Hungría. El grupo norteamericano ha seguido captando inversiones tecnológicas y de diseño.
Sony no es sólo una factoría de televisores, concentra además la responsabilidad de producto y diseño e ingeniería de la multinacional para Europa. Los primeros cierres del sector protagonizados a mediados de los años 90 por Grundig, Sanyo en Barberá del Vallés (Barcelona) y Pioneer incrementaron la leyenda del centro de Sony, porque ésta había potenciado progresivamente su departamento de I+D en contra de los que abandonaban la producción, puesto que se habían convertido en meros ensambladores.
Pero al final no ha sido suficiente. A pesar de la fidelidad tradicional de los inversores nipones, la crisis de los últimos años de estas grandes corporaciones ha replanteado todo el negocio a nivel global. Sony vendió a principios de este año a un grupo turco la última factoría europea levantada en Eslovaquia, demostrando que ya no se trata de reducir costes, sino de mantener en el grupo únicamente los departamentos más estratégicos. Independientemente de las negociaciones para traspasar la factoría española a Ficosa y Comsa Emte, parece que la intención es la misma: la cesión de la producción de televisores a un tercero.
Esperanzas en Sharp
Sharp es el único productor extranjero de televisores que mantendrá fabrica propia en Cataluña. Fue uno de los últimos grupos en abrir fábrica, en 1986, y carece de un centro de I+D propio. Precisamente, el presidente de la filial española, Hiroshi Sasaoka, ha pasado a desempeñar tareas en el centro tecnológico de la sede central en Japón. Lo ha sustituido en agosto pasado el director de producción, Ventura Pobre, que cuenta con una gran experiencia en el sector. Fue el máximo responsable del cierre ordenado de Miniwatt, la filial de Philips productora de tubos catódicos que no pudo continuar por la irrupción de las pantallas planas.
Fuentes sindicales señalaron que Pobre ha realizado en los últimos meses un gran esfuerzo por conseguir nueva producción para la factoría, que cuenta con una plantilla de 360 empleados. Una de las alternativas pasaría por la fabricación de pantallas solares, el mismo intento que realizó Sony.
Por el momento, la planta de Sharp ha aumentado el ritmo de producción, pasando de una a dos líneas de producción de televisores planos en marcha de las tres que tiene disponibles. Este incremento se debe al tradicional empuje de los pedidos de finales de cada año. Las mismas fuentes se mostraron esperanzadas del principio de acuerdo alcanzado en Sony de cesión de la producción, "puesto que, como mínimo, no se cerrará la fábrica". Sharp se ha comprometido a mantener la factoría abierta hasta marzo próximo, coincidiendo con el cierre del año fiscal nipón.
Sony no es sólo una factoría de televisores, concentra además la responsabilidad de producto y diseño e ingeniería de la multinacional para Europa. Los primeros cierres del sector protagonizados a mediados de los años 90 por Grundig, Sanyo en Barberá del Vallés (Barcelona) y Pioneer incrementaron la leyenda del centro de Sony, porque ésta había potenciado progresivamente su departamento de I+D en contra de los que abandonaban la producción, puesto que se habían convertido en meros ensambladores.
Pero al final no ha sido suficiente. A pesar de la fidelidad tradicional de los inversores nipones, la crisis de los últimos años de estas grandes corporaciones ha replanteado todo el negocio a nivel global. Sony vendió a principios de este año a un grupo turco la última factoría europea levantada en Eslovaquia, demostrando que ya no se trata de reducir costes, sino de mantener en el grupo únicamente los departamentos más estratégicos. Independientemente de las negociaciones para traspasar la factoría española a Ficosa y Comsa Emte, parece que la intención es la misma: la cesión de la producción de televisores a un tercero.
Esperanzas en Sharp
Sharp es el único productor extranjero de televisores que mantendrá fabrica propia en Cataluña. Fue uno de los últimos grupos en abrir fábrica, en 1986, y carece de un centro de I+D propio. Precisamente, el presidente de la filial española, Hiroshi Sasaoka, ha pasado a desempeñar tareas en el centro tecnológico de la sede central en Japón. Lo ha sustituido en agosto pasado el director de producción, Ventura Pobre, que cuenta con una gran experiencia en el sector. Fue el máximo responsable del cierre ordenado de Miniwatt, la filial de Philips productora de tubos catódicos que no pudo continuar por la irrupción de las pantallas planas.
Fuentes sindicales señalaron que Pobre ha realizado en los últimos meses un gran esfuerzo por conseguir nueva producción para la factoría, que cuenta con una plantilla de 360 empleados. Una de las alternativas pasaría por la fabricación de pantallas solares, el mismo intento que realizó Sony.
Por el momento, la planta de Sharp ha aumentado el ritmo de producción, pasando de una a dos líneas de producción de televisores planos en marcha de las tres que tiene disponibles. Este incremento se debe al tradicional empuje de los pedidos de finales de cada año. Las mismas fuentes se mostraron esperanzadas del principio de acuerdo alcanzado en Sony de cesión de la producción, "puesto que, como mínimo, no se cerrará la fábrica". Sharp se ha comprometido a mantener la factoría abierta hasta marzo próximo, coincidiendo con el cierre del año fiscal nipón.
Los ajustes provocan la pérdida de más de 2.000 empleos
Los ajustes realizados en el sector de electrónica catalán han provocado la pérdida de más de 2.000 empleos, teniendo en cuenta que los cierres finales se producen después de varios años de adelgazamiento de las plantillas. En esta cifra no se incluyen los 1.020 puestos de trabajo directos de la factoría de Sony.El grupo japonés está negociando la posibilidad de traspasar buena parte de la plantilla a Ficosa y Comsa Emte, los compradores contactados. Los cierres más sangrantes de los últimos años los consumó Braun, Samsung y Miniwatt. Sólo en estos tres casos, perdieron su trabajo 1.454 personas. A esta lista hay que añadir, los cierres de Pioneer en Barberá del Vallés (Barcelona), el ya citado de Sanyo (mantuvo abierta una factoría en Tudela) y Elbe, la última marca española (familia Bertrán) de televisores con fábrica propia, que finalmente pasó a manos italianas cerrando la planta poco después. La planta de la catalana Vieta también resistió durante un tiempo, y Tecnimagen, la factoría de receptores de Philips ubicada en Sant Boi de Llobregat (Barcelona) que fue adquirida por los directivos, bajó la persiana después de varios años de intentos en el difícil mercado de la gran distribución.
En la mayoría de los casos, también en el más reciente de Sony, el aviso de cierre por parte de la sede central viene acompañado de exigencias para reducir entre un 30% y un 40% los costes internos de las factorías. En cualquier caso, quedan muy atrás las cifras de producción de televisores en España correspondientes a 1998, año en el que se alcanzaron los 3,9 millones de unidades, con crecimientos del orden del 33%.
Las fábricas
Los últimos ajustes en el sector-Braun: la filial de Procter & Gamble trasladó en 2008 la producción de batidoras y planchas de Esplugues (Barcelona) a Polonia y Hungría.
-Barayo: la antigua Miniwatt, fabricante de tubos catódicos de LG Philips, tiró la toalla en 2005.
-Samsung: los 446 trabajadores de la planta de Palau Solitá (Barcelona) aceptaron el cierre en 2004. La producción se concentró en Eslovaquia.
-Panasonic: el mismo año también desmanteló la fábrica de aspiradoras de Celrá (Gerona).
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