En Estados Unidos el debate ya está abierto. El organismo regulador de las comunicaciones, la FCC, votará la apertura del espectro inalámbrico dedicado a conexiones cotidianas para que sea ocupado por nuevos candidatos. Principalmente, los nuevos objetos cargados de datos.
Actualmente, este espectro corresponde con el espacio de ondas dedicado a otros objetos como mandos de control remoto, teléfonos inalámbricos o redes WiFi. Los aparatos llamados a situarse en ese espacio son los correspondientes a Internet de los Objetos: las neveras, raquetas, árboles o tostadoras que pueden subir a la Red datos sobre su actividad.
Se abre así un nuevo campo para el descubrimiento. "También será una plataforma para los innovadores. Aquí hay muchas posibilidades de que esto lleve al desarrollo de una o varias industrias de un millón de dólares", dijo el director de la FCC, Julius Genachowski, al New York Times.
Si los datos pueden ser transmitidos pueden ser analizados; si pueden ser analizados, los patrones y los umbrales pueden ser detectados; y entonces pueden inventarse servicios que encajen con esos comportamientos. Finalmente, allá donde surjan nuevos datos que puedan dar lugar a nuevos inventos, quizá encontremos una plataforma de peso para la innovación económica y cultural.
¿De quién son los datos que sube una lavadora a la Red? Cualquier página web tiene a mano la posibilidad de reconocer qué tipo de lavadora tiene una persona y cuándo va a ser necesario que se repare. Pero, en cambio, ¿qué pasa si un casero observa que se están poniendo muchas lavadoras en un periodo determinado y se atreve a preguntar si hay más personas viviendo en la casa?
Existen estas posibilidades, que no respetan el derecho individual, pero son ínfimas comparadas con las consecuencias sobre las libertades civiles y políticas en un mundo conectado por aparatos.
Son conversaciones que aún no han arrancado, aunque la tecnología ya está bien avanzada. Y no parará porque Internet de los Objetos lleva lo cotidiano a una nueva dimensión que permite reinventar el día a día.
Actualmente, este espectro corresponde con el espacio de ondas dedicado a otros objetos como mandos de control remoto, teléfonos inalámbricos o redes WiFi. Los aparatos llamados a situarse en ese espacio son los correspondientes a Internet de los Objetos: las neveras, raquetas, árboles o tostadoras que pueden subir a la Red datos sobre su actividad.
Se abre así un nuevo campo para el descubrimiento. "También será una plataforma para los innovadores. Aquí hay muchas posibilidades de que esto lleve al desarrollo de una o varias industrias de un millón de dólares", dijo el director de la FCC, Julius Genachowski, al New York Times.
En busca de nuevas plataformas
Desde este diario se está haciendo presión para lograr un resultado positivo en la votación, argumentando sobre la posibilidad de construir redes WiFi súper potentes. "Redes más rápidas y potentes extenderán la señal hasta las zonas rurales y darán lugar a un tendido eléctrico más inteligente, monitoreo de la salud a distancia y, para los consumidores, Internet WiFi sin zonas muertas", escribía Edward Wyatts.Si los datos pueden ser transmitidos pueden ser analizados; si pueden ser analizados, los patrones y los umbrales pueden ser detectados; y entonces pueden inventarse servicios que encajen con esos comportamientos. Finalmente, allá donde surjan nuevos datos que puedan dar lugar a nuevos inventos, quizá encontremos una plataforma de peso para la innovación económica y cultural.
El respeto a la privacidad
Algunos críticos tienen miedo a que la instrumentalización de los objetos cotidianos pueda llegar con un incremento de la vigilancia de las actividades, de los movimientos y de la vida de la gente, ya que la tecnología está avanzando mucho más rápido que las políticas e incluso que los debates sobre la privacidad y el control del usuario sobre sus datos.¿De quién son los datos que sube una lavadora a la Red? Cualquier página web tiene a mano la posibilidad de reconocer qué tipo de lavadora tiene una persona y cuándo va a ser necesario que se repare. Pero, en cambio, ¿qué pasa si un casero observa que se están poniendo muchas lavadoras en un periodo determinado y se atreve a preguntar si hay más personas viviendo en la casa?
Existen estas posibilidades, que no respetan el derecho individual, pero son ínfimas comparadas con las consecuencias sobre las libertades civiles y políticas en un mundo conectado por aparatos.
Son conversaciones que aún no han arrancado, aunque la tecnología ya está bien avanzada. Y no parará porque Internet de los Objetos lleva lo cotidiano a una nueva dimensión que permite reinventar el día a día.
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