Los campesinos de China le encontraron un uso alternativo a las estridentes vuvuzelas que cobraron fama en el último Mundial de Sudáfrica: ahuyentar jabalíes.
Según informa la agencia de noticias estatal Xinhua, los chinos están usando las cornetas plásticas que inundaron los estadios sudafricanos durante el campeonato de fútbol para espantar a los cerdos salvajes que son plaga y destruyen sus cultivos.Para ello, los campesinos recorren los campos haciendo sonar estos instrumentos -además de otros como trompetas o aparatos de karaoke- para disuadir a los cerca de 150.000 jabalíes que devastan la provincia oriental de Zhejiang.
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En una década, la población de este animal se ha quintuplicado hasta el punto de que han llegado a la zona turística de la región, el Lago del Oeste, un parque natural de la capital provincial (Hangzhou).
Invasión
En algunas zonas los jabalíes han destruido un tercio de las cosechas, donde los campesinos también apelan a gongs, fuegos artificiales e incluso artefactos explosivos para ahuyentarlos, hasta ahora sin éxito.Uno de los motivos de la proliferación de los cerdos salvajes es el aumento de la superficie forestada en la zona, que pasó del 64% al 75% del total en los últimos 20 años.
La estrategia de cazarlos para controlarlos tampoco está funcionando, dado que los cazadores capturan al año unos 10.000 animales, cantidad insuficiente para reducir la población.
Como explicara el enviado especial de BBC Mundo al Mundial de Sudáfrica, Vladimir Hernández, las cornetas plásticas pueden ser un tormento.
Durante los partidos, "el zumbido incesante de la trompeta de plástico ahogó el sonida natural de los hinchas, sus canciones y expresiones de frustración o alegría. La vuvuzela acaparó el ambiente dentro del terreno".
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