El destino quiso que Bolivia, el país más pobre de Sudamérica, fuera también el vecino del más rico de la región, Brasil. Y, aunque de un lado de la frontera haya una mansión y del otro una simple choza, estos dos vecinos se han visto obligados a construir unas relaciones que oscilan entre la dependencia y la cooperación.
¿Qué significa Brasil para Bolivia? ¿Es un imperio? ¿Un protector? ¿Es un país rico que coopera con el vecino pobre?
El ex canciller boliviano, Armando Loaiza, le explica a BBC Mundo que las relaciones entre ambos países "son asimétricas" porque "Brasil es un imperio, con el cual debemos convivir, es como el caso de México con Estados Unidos, les guste o no, son vecinos obligados".
En cambio, el ex canciller Javier Murillo considera que se ha consolidado una "cooperación estratégica" entre un país grande y uno pequeño y no así una relación de dependencia.
Los analistas parecen no ponerse de acuerdo. Sin embargo, hay algunos datos reveladores.
Economía dependiente
Gran parte de la economía boliviana se mueve gracias a la venta de gas natural a Brasil. Dos tercios del energético producido en Bolivia se destinan al mercado brasileño.Pero, sin tomar en cuenta el gas natural, la balanza comercial es desfavorable a Bolivia en más de US$700 millones, lo que quiere decir que Brasil sólo compra el energético y no así los productos con valor agregado.
El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, en entrevista con BBC Mundo lamenta esta relación "de conveniencia para Brasil" y dice que para ese país, Bolivia es "solo gas y nada más". Incluso, asegura que Brasil "se resiste a dejar su actitud proteccionista para con Bolivia".
Carreteras condicionadas
Los defensores de las relaciones de cooperación mutua dicen que las carreteras bolivianas se construyen con dinero brasileño, lo cual es cierto, pero el presidente de la Cámara de la Construcción del país, Iván Bustillos, le señala a BBC Mundo que "son créditos con condiciones muy desfavorables para el país".Explica que los préstamos brasileños llegan a Bolivia con la condición de que el Estado contrate a las empresas brasileñas y que compre insumos y materiales también de ese país. Esto quiere decir que el dinero enviado por el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva no mueve la economía boliviana, sino la economía brasileña.
Pero la lista de asimetrías no termina ahí.
Grupos ecologistas y, en su momento, el propio gobierno de Evo Morales han denunciado que las dos hidroeléctricas que Brasil empezó a construir en la Amazonía, concretamente en la frontera con Bolivia, dañarán el medio ambiente. Sin embargo, nada detuvo los proyectos.
La frontera se agita
Y, guardando las distancias, igual que lo sucedido entre México y Estados Unidos, la frontera entre Bolivia y Brasil comienza a agitarse con el tráfico de drogas, el robo de vehículos y el tráfico de armas.Según datos oficiales de los organismos antidrogas de ambos países, el 60% de la cocaína que llega a Brasil procede de Bolivia.
Brasil limita con casi todos los países de Sudamérica (excepto Chile y Ecuador), pero con Bolivia tiene la frontera más amplia. Entre ambos países hay una línea divisora de 3.700 kilómetros, por donde fluyen la economía y también las personas.
Brasil es el tercer destino de los migrantes bolivianos, después de Argentina y Estados Unidos. Muchos de ellos, en vez de encontrar el sueño brasileño se han convertido en esclavos de fábricas y talleres de todo tipo.
¿El protector y estabilizador?
En el plano de política exterior, cada vez que Bolivia ha enfrentado serios conflictos internos, Brasil ha corrido hasta la casa del vecino para ayudar a apagar el fuego.El ex canciller boliviano Javier Murillo le dice a BBC Mundo que "Estados Unidos le asigna a Brasil un rol de estabilización ante sus vecinos" porque "a través de Brasil se puede moderar a un país con una política tan difícil y controversial como la boliviana".
De hecho, Murillo recuerda que tras la guerra del Chaco, en 1938, Brasil se convirtió en el garante de la integridad territorial de Bolivia.
Y, según Armando Loaiza, tras ese hito, Brasil se ha convertido en "un severo protector de Bolivia".
Un protector de 191 millones de habitantes, frente a un protegido que sólo tiene 10 millones de habitantes, el equivalente a la población de la ciudad de Sao Paulo, sin tomar en cuenta el área metropolitana.
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