El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, terminó sus vacaciones de verano puliendo las armas retóricas de lo que parece ser su nuevo frente de batalla: la economía, empecinada en no reanimarse como el gobierno y la ciudadanía quisieran, pese a los cientos de miles de millones invertidos en paquetes de estímulo.
Esta semana Obama marcó el Día del Trabajo en el país proponiendo un plan de inversión en infraestructura para fomentar la creación de empleos, un tema muy pertinente después de que la cifra de desocupados creciera ligeramente hasta el 9,6%.Este miércoles, el mandatario insistirá en el tema proponiendo en Cleveland, Ohio, un proyecto de ley ante el Congreso para que las empresas puedan deducir de impuestos las inversiones que hagan en 2011.
Este plan implicaría un recorte de US$200.000 millones en los próximos dos años, que se agregarán a los US$100.000 millones de exenciones para hacer permanentes las deducciones en investigación y desarrollo de negocios.
Los anuncios suman casi US$400.000 millones, aproximadamente la mitad del monto de la llamada Ley de Recuperación de febrero de 2009, que significó una inyección de US$814.000 millones a la economía en inversiones y recortes impositivos.
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Estímulo, mala palabra
El paquete de estímulo logró revertir la caída de la economía, pero no incidió en la recuperación del empleo de la manera como se esperaba y, además, provocó un aumento del déficit fiscal.La vigencia de esa ley terminará a principios del próximo año, por lo que muchos creen que el gobierno debería pensar en poner nuevos recursos en la economía para evitar que un mayor enfriamiento desencadene una nueva recesión.
En días pasados, la saliente jefa de asesores económicos de la Casa Blanca, Christina Romer, pidió al Congreso "terminar el trabajo de la recuperación económica" destinando más en la forma de nuevos recortes de impuestos para empresas y para la clase media.
"Hay preocupación en el gobierno porque el paquete de estímulo está perdiendo impulso", le dijo a BBC Mundo el analista económico Isaac Cohen.
"Mientras el desempleo esté cercano al 10%, el gobierno tiene que seguir gastando, porque la iniciativa privada no está creando suficientes empleos. Eso hay que corregirlo de alguna manera y el modo como puede hacerse es con gasto público", añadió Cohen.
Pero sucede que el concepto de "estímulo económico" se ha convertido casi en mala palabra entre buena parte de la opinión pública, al punto que nadie considera que sería buena idea plantear uno, al menos no con ese nombre.
"No creo que esto esté ni aproximadamente cerca del nivel de lo que fue puesto en marcha cerca del inicio del gobierno", se apresuró a aclarar este martes el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, negando que sea un "segundo paquete".
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Panorama incompleto
Entre los republicanos y muchos demócratas definidos como "fiscalmente conservadores" hay preocupación por el histórico nivel de déficit público, incrementado con los paquetes de estímulo económico y de rescate financiero de los últimos dos años.Por eso, la estrategia de nuevos planes que está anunciado el Poder Ejecutivo puede ser difícil de aprobar en un Congreso, que está a punto de ser renovado en noviembre, cuando el partido de gobierno corre el riesgo de perder la mayoría que actualmente posee.
"Tenemos un calendario legislativo muy limitado antes de que el Congreso entre en receso para la campaña. Pero en ese sentido el mensaje político (de Obama) es: 'Nosotros estamos proponiendo, pero el Congreso no está disponiendo'", explicó Isaac Cohen.
Aunque el año pasado apoyaron el plan de recuperación económica, los republicanos consideran ahora que el paquete ha sido un gran gasto de recursos públicos que no cumplió con la intención del gobierno de reducir el desempleo a menos del 7%.
"No necesitamos más gasto 'estimulante gubernamental'", dijo el martes el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner.
"La Casa Blanca no está viendo todo el panorama. Ninguno de estos planes ataca los dos grandes problemas que están afectando nuestra economía: excesivo gasto gubernamental y la incertidumbre que sus políticas están creando en las pequeñas empresas", aseguró Boehner.
Números preocupantes
La cifras del Departamento del Tesoro situaron en 1,6% del Producto Interno Bruto (PIB) el crecimiento del segundo trimestre, una reducción del 3,7% registrado en la primera etapa de 2010.Aunque la economía ha crecido por cuatro trimestres consecutivos -lo que técnicamente indica el fin de la recesión-, el impulso puede revertirse y con él el "mérito" del plan de estímulo tan publicitado por la Casa Blanca de "haber conjurado una Gran Depresión" al estilo 1929.
Economía y empleos son las principales preocupaciones de la ciudadanía y la mayor causa de la pérdida de popularidad que ha sufrido Obama, quien con sus propuestas busca una mejor sintonía con los votantes.
Obama sabe que, en las elecciones legislativas de noviembre, su partido será juzgado en buena medida por lo que él haga para mejorar la economía. O en el peor de los casos, por la preocupación que demuestre en tratar de atacar el problema.
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