Fuente:
laverdad.es.
Madrileño de nacimiento y neoyorquino de adopción, Daniel Lorca es la cuota hispanoparlante y el bajo del trío de powerpop estadounidense Nada Surf, que junto a los británicos Happy Mondays y The Charlatans encabezan un más que atractivo cartel del último festival veraniego, que en unas pocas ediciones se ha convertido en una imprescindible cita con la música en Molina de Segura: el B-Side Festival. Daniel Lorca (Madrid, 1967) ha estado lesionado. De vacaciones en Ibiza se torció la rodilla, pero su devoción y profesión, la música y mejor si es en directo, agravó la lesión que le ha obligado a permanecer en barbecho dos semanas muy activas: las que Nada Surf actuó en la Convención Demócrata de Denver, donde Barack Obama aceptó ser el candidato a la presidencia de Estados Unidos. Sin pelos en la lengua, Daniel Lorca habla de todo con La Verdad pierna en alto.
-Vuestro paso por el FIB 2008 ha constatado una afortunada gira de presentación de Lucky en España, donde no vendéis el disco. ¿Seguís regalándolo en los conciertos?
-Los regalamos la primera semana que actuamos en España porque habíamos decidido no sacarlo a la venta aquí -las circunstancias les han hecho ser férreos defensores de su independencia y por ello tienen problemas con las distribuidoras-, aunque lo vendimos por 5 euros. Pero para la próxima gira mundial, en octubre, quizá hagamos algún plan para distribuirlo; en cualquier caso, no será en las grandes tiendas ni a través de una distribuidora; será de forma más personal o familiar.
-Una de las cosas que os planteáis es establecer un método para llegar a la gente como independientes que sois. ¿Lo tenéis ya?
-No, el disco se puede comprar en España perfectamente, a través de iTunes, pero no tenemos una distribuidora con otros 58.000 grupos que se supone que lo distribuyen, ergo no lo puedes vender en tus conciertos, y resulta que distribuyen 200 copias a España. El futuro de nuestra distribución nos lo vamos a tomar con calma. Vamos a estar muy atentos.
-Cuáles son los proyectos que os mantendrán tan ocupados.
-Desde hace mucho tiempo queremos hacer un disco de versiones, porque nunca las hemos grabado y, en concierto, nos gusta hacerlas. Vamos a tratar de encontrar unas cuantas de temas no muy conocidos y que tengan un significado especial para nosotros.
-¿Qué grupo no puede faltar ahí?
-Uy, no lo sé, pero hay grupos que nos gustan tanto que son casi intocables. Una vez nos pidieron formar parte de un disco tributo a los Pixies e hicimos una canción que nos encantaba. Nos salió bastante bien, pero nunca la hemos tocado en vivo porque nos parecen un grupo intocable. Otro intocable es The Clash. Probablemente encontremos canciones más de culto.
-En qué ha beneficiado a vuestra música el ser independientes.
-Desde que hicimos Let go, que nos encontramos en una situación de vacío total, sin ningún tipo de estructura alrededor -empezaron en Nueva York una gira en furgoneta hasta la costa Oeste y con lo que sacaron de vender camisetas y cedés hicieron el disco- y no teníamos que rendirle cuentas a nadie, nos encantó la situación. El disco se graba de manera distinta, sin pensar si va a ser comercial o radiable o si el sello nos va a pedir canciones más cañeras o pop. Te preocupas por las canciones y por su vida propia. El disco al final es un conjunto de las canciones que se han dejado hacer más fácilmente. El resultado es una música más abierta y más libre, sin seguir fórmulas establecidas. Además, si estás con una multinacional y no vendes un millón de discos en el mundo, no tienes un duro, ni puedes pagar el alquiler; siendo independientes, con vender 50.000 discos tenemos suficiente dinero.
-Algunos críticos han dicho a raíz de Lucky que os estáis ablandando
-No me molesta. No vamos a hacer todo igual siempre. Me dan mucha pena los grupos que hacen fórmula, un sonido específico, que están limitados porque la gente espera de ellos sólo eso. De todas formas, no tenemos hoja de ruta. Cuando nos pusimos a grabar este disco teníamos casi 35 canciones (no todas acabadas, obviamente) y la mayoría eran supercañeras. Pensaba que este disco iba a ser supercañero y que los fans iban a decir si nos habíamos vuelto locos. Pero las primeras canciones que se acabaron eran las más relajadas.
-En Lucky hay muchas colaboraciones, ¿qué aportan al disco?
-Le dan una riqueza y una profundidad... Siempre habíamos querido meter trompetas, piano, cuerdas, pero nunca habíamos encontrado a nadie capaz de integrarse sin chuparle el rock, el alma de rock a la música; aquí lo hemos hecho.
-Estás lesionado, ¿te veremos sano y salvo en Molina?
-Espero que sí, sino me voy a volver loco. Llevo cinco días tumbado en un sofá y no me muevo. Me ha dicho el médico que en dos semanas, quieto y no he podido ir a EE UU a tocar esta gira; y si no estoy bien, en Molina tendré que tocar sentado. A mí lo de tocar sentado no me parece antirock.
-Pero, ahora, ¿tenías gira?
-Sí, sí, claro. Mateo e Ira tocaron anoche en la Convención Demócrata en Denver -dice refiriéndose al pasado 28 de agosto- y esta noche en Los Ángeles, y le hemos pedido a un amigo, un chaval de un grupo americano que es muy fan nuestro, que toque por mí.
-¿Qué opináis del cartel del B-Side?
-Es bastante acojonante. El festival va a estar fenomenal.
-Decís que cada concierto es diferente, ¿en qué lo será el B-Side?
-Uff, ni idea. Desde el punto de vista egoísta, vamos a llevar a nuestro técnico de luces, nuestro ingeniero de monitores, nuestro ingeniero de sonido y viene a tocar con nosotros el trompetista, teclista, guitarrista de Calexico, Martin, con lo cual, con esa combinación de superlujo el espectáculo está asegurado. Además, el hecho de contar con Martin hasta cambia la setlist, porque hay canciones que, desde que las hemos hecho con él, suenan tan acojonantes que cuando él no está no queremos tocarlas.
-¿Cómo se vive una historia tan larga en un mundo tan efímero y más siendo independientes en USA?
-Bueno, tenemos una suerte increíble y creo que la mayoría de los grupos querrían estar en nuestra situación. No vendemos un número gigantesco de discos y no somos uno de los grupos más grandes del mundo, pero tampoco de los más pequeños. Es un lujazo ser dueño de todos tus discos, por eso nos tenemos que tomar tan en serio cómo hacer el enlace entre fan y grupo; hay que encontrar una manera de en la que no se tengan que gastar 18 euros en una mierda de cedé y más cuando el grupo sólo recibe un euro, porque iTunes sigue siendo carísimo. Un disco no debe costar más de cinco euros bajo ningún concepto.
-Es un cocinillas, ¿cuál es su plato preferido?
-Uy, yo cocino demasiado para tener un plato preferido. El otro día en Ibiza me pasé dos horas y media descuartizando un atún de 12 kilos al estilo japonés. Le corté los lomos para hacer sushi, sashimi, atún al estilo neozelandés (con coco)... Me encanta hacer de todo.
-Y llegó a abrir el restaurante con el que soñaba hace años...
-No, era abrir el restaurante o seguir con el grupo. A lo mejor, cuando nos calmemos un poco, pero tiene que ser un sitio con vida de mar, algo como Ibiza.
-Si la organización le facilitara los medios, haría una paella gigante.
-Sí, lo que pasa es que no hago paella si no es con fuego de leña. Lo del aro de gas está muy bien y es muy cómodo, pero, como diría Chus Lampreabe, paso total.
-¿Por qué habéis triunfado en Europa, a diferencia de otros grupos americanos?
-Siempre hemos tenido un ojo puesto en Europa. La mayoría de los grupos norteamericanos no se dan cuenta de que cuando fichan con una multinacional están firmando un contrato para el mundo entero, pero un contrato que no les garantiza que se saque el disco en el resto del mundo. Cuando nosotros fichamos con Electra había una clausula en la que le dábamos x meses para sacar el disco en Europa o nos devolvían los derechos.