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lasprovincias.es.
Nunca se les ve redactando informes, una tarea pesada y costosa. Los resultados de las pruebas de ADN se obtienen en unas horas. Y la identificación de huellas dactilares, en unos segundos.
Estas son algunos de los aspectos de la serie CSI que forman parte de la ficción. Otros, como la jerga científica y el vocabulario utilizado sí que coinciden con la práctica diaria de los integrantes de la Brigada de Policía Científica Criminalística Forense de Valencia, que impartieron recientemente un curso en la Universidad Cardenal Herrera-CEU.
"La serie tiene el mérito de que, a lo mejor, puede condensar en un capítulo el trabajo de un año", según explicaron-
Entre las "mentiras" de la conocida serie que más sorprenden a la policía española destaca el de tratamiento de la imagen. Por ejemplo, de una mala grabación de un ascensor los equipos de Gil Grissom (William L. Petersen), Horatio Kane (David Caruso) y Mac Taylor (Gary Sinise) sacan un mínimo detalle de la mano con una altísima resolución.
Los procedimientos sí son bastante parecidos a la realidad. En algún capítulo, el caso ha quedado en el aire al haberse roto "la cadena de custodia" de las pruebas, algo fundamental para que no se contaminen y "que no se desvirtúe su validez". Esto es algo primordial también en las investigaciones (unas 4.500 al año) que realiza la científica en Valencia.
En el día a día comparten avances técnicos (cámara de gases y estufas de ninhidrina para huellas) y también "luces de amplio espectro" para detectar evidencias biológicas. El instrumento más utilizado, "la herramienta imprescindible" son las tornudas o bastoncillos de algodón, que siempre "se guardan en cajas de cartón (no en plástico) para que no se pudra la muestra".
También son habituales entre los alrededor de 65 agentes de Valencia los muchos juegos de guantes de látex que pueden llegar a emplear en la escena de un delito.
La irrupción del ADN en las investigaciones criminales ha revolucionado el trabajo y también ha hecho proliferar el número de series televisivas. La divulgación de algunas técnicas "no ayuda al trabajo policial", lamentan los responsables de la científica, que prefieren no ser identificados.
Los especialistas del Cuerpo Nacional de Policía, como en las series, pueden tomar y analizar muestras de sangre, semen, pelos, uñas, restos óseos o de saliva, que pueden contener "células epiteriales de la boca" con "carga nuclear" de ADN.
La brigada provincial de Valencia ya cuenta con todos los avances técnicos, excepto con un laboratorio de Química, cuyas muestras aún deben ser analizadas en Madrid.
Durante las charlas a alumnos de Derecho, Farmacia y Periodismo, los expertos relataron cómo en los incendios buscan "la fuente lógica de ignición" o dónde hallar presencia de acelerantes. Cómo en un atropello pueden ayudar los restos de pintura o qué se debe utilizar para extraer pruebas de balística: "pinzas protegidas", no metálicas, para no producirles muescas.
Los criminalistas de ficción trasladan a sus laboratorios de las series cualquier elemento por muy voluminoso que sea. En la realidad, "nosotros no podemos llevarnos una puerta", por ejemplo. Hay que analizarla in situ.
Las inspecciones verídicas pueden prolongarse durante 8 ó 10 horas en casos de homicidio. O tardar menos en casos de robo en viviendas. La Policía Científica puede intervenir en cualquier acto delictivo, pero sobre todo lo hacen en los relacionados con los dos anteriores y en incendios.
Los "restos epiteriales bajo las uñas" y los "frotis" bucales son prácticas entre los policías de ficción y los de verdad, quienes advierten: "No existe el crimen perfecto, sino una investigación imperfecta o insuficiente".