Las compañías biomédicas e instituciones estadounidenses que trabajan con células madre embrionarias podrán seguir pagando sus facturas, al menos de momento. El pasado jueves, la Corte Federal de Apelaciones de Washington decidió paralizar el veto impuesto por el juez federal Royce Lamberth a la financiación pública federal de este tipo de investigaciones en EEUU mientras considera el recurso interpuesto por el Gobierno de Barack Obama. Esta decisión permitirá que los 24 proyectos que debían recibir financiación en septiembre puedan percibir los 54 millones de dólares prometidos por el Departamento de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, en sus siglas en inglés). Sin embargo, este balón de oxígeno judicial no esconde la precariedad en la que vive el sector: si los tres magistrados del Tribunal de Apelaciones deciden, a finales de este mes, mantener la prohibición, se podrían paralizar más de 400 proyectos, y cerca de 1.300 investigadores irían directos a la cola del paro.
"Si esas investigaciones no siguen adelante significaría la pérdida total del dinero ya invertido por los contribuyentes", afirma Francis Collins, director del NIH, en una declaración jurada a la que ha tenido acceso Público. De hecho, Collins considera que, si no se reconsidera el veto, "se desperdiciarían los más de 546 millones de dólares" invertidos hasta la fecha desde que en 2009 Obama levantó el veto al apoyo federal a estas investigaciones, y proyectos que llevan meses o años en marcha"deberán finalizar de manera prematura sin la obtención de los prometedores resultados esperados".
Además, según el máximo responsable del reparto de fondos públicos para la investigación, "muchos laboratorios se verán obligados a emigrar a otros países", por lo que le pide a los magistrados que mediten mucho su fallo "ya que podría infligir un serio daño a una de las áreas más prometedoras de la investigación biomédica".
En 2010, el NIH ha facilitado 131 millones de dólares a 199 proyectos, en los que se había comprometido a invertir otros 270 millones más en los próximos dos años. Además de paralizar estas inyecciones económicas, una decisión judicial adversa dejaría sin financiación a otros 211 proyectos más cuya solicitud se encuentra en proceso de examen. La falta de nuevas subvenciones federales supondría un retraso e incluso una amenaza para los numerosos avances en fase de desarrollo. En su declaración, Collins cita tres de los más significativos.
Uno de ellos es el ideado por la compañía californiana Geron Corporation para tratar las lesiones de columna. Tras varios años de investigación y más de 170 millones de dólares invertidos, la empresa recibió hace sólo unos meses el permiso de la agencia del Medicamento (FDA) para probar su revolucionario método en seres humanos. Cerrarel grifo de la financiación ahora sería fatal.
Fuente de trasplantes
Si los magistrados de la corte de Apelaciones confirman el fallo de Lamberth, narra Collins, el doctor Ira Fox, de la Universidad de Pittsburgh, también deberá detener sus investigaciones sobre la capacidad de las células madre embrionarias como fuente para trasplantes de hígado, una opción esperanzadora para un problema complejo por la escasez de donantes y el alto riesgo de la operación. La prohibición le llegaría en un momento crítico en el que necesita financiación para realizar experimentos con primates.Es algo muy similar a lo que le sucederá a su colega Xuejun Parsons, de la Universidad de California Riverside. Esta prometedora genetista ha realizado grandes progresos en la utilización de células madre embrionarias para la regeneración del tejido neuronal y nervioso. Sus descubrimientos podrían servir para el tratamiento de enfermedades como el párkinson o la esclerosis lateral amiotrófica (que sufre Stephen Hawking).
"Frenar ahora estas investigaciones sería devastador", avisa Lisa Hughes, presidenta de la Coalición para la Investigación Médica Avanzada (CARM), la organización más importante del país y que aglutina a más de 25.000 investigadores, sociedades médicas, universidades y fundaciones. "La opinión pública está a favor de la investigación con embriones", defiende Hughes, para quien "los continuos cambios de opinión del Congreso son una prueba de la inestabilidad en la que trabajamos y de la necesidad de un marco legislativo estable".
Los científicos llevan años viviendo con la falta de recursos y las continuas trabas a su labor causadas por los vaivenes de la política. Por eso, en 2004 California aprobó la creación del Instituto de Medicina Regenerativa (CIRM), "un organismo independiente para evitar comprometer la investigación con embriones en circunstancias adversas como estas", según explica una de sus responsables científicas, la española Rosa Canet-Avilés. "El CIRM es un modelo de investigación sostenible y nuestros fondos están garantizados", asegura Canet-Avilés, "si bien parte de la financiación del 25% de las organizaciones con las que trabajamos depende de los fondos federales", reconoce. El CIRM regula la investigación con células madre en California.
Desprotección
California, Massachusetts y Wisconsin aglutinan en su territorio el 50% de las empresas del país dedicadas a la investigación embrionaria. Sin embargo, a diferencia de los otros dos estados, en Wisconsin las más de 600 compañías relacionadas con la biotecnología y las 11 dedicadas a la investigación con células madre embrionarias se encuentran en una situación total de desprotección ante un hipotético recorte presupuestario federal, a pesar de que aportan más de 9.000 millones de dólares a la economía local.Los investigadores de este Estado esperan una decisión judicial que reabra el grifo de financiación que el juez Lamberth pretendía cerrar. "Es como si hubiera secuestrado el progreso", señaló a este periódico Tim Kamp, director del Centro de Medicina Regenerativa de la Universidad de Wisconsin. Pese a todo, Kamp se considera un afortunado: la viabilidad económica de sus investigaciones está asegurada hasta principios de 2011. Los fondos federales, que pagan la mayor parte de los gastos, desde carísimos equipos de última tecnología hasta elementos tan básicos como el agua o la electricidad, seguirán llegando puntualmente. "Tengo suerte, todavía no me han obligado a apagar las luces", asegura el veterano científico con ironía, aunque lamenta que "quizá dentro de poco otros no puedan decir lo mismo".
Una polémica que dura casi cuatro décadas
1979. MoratoriaEl debate sobre la idoneidad de financiar la investigación con células madre embrionarias se inició en 1973. El Gobierno aplicó en 1979 una moratoria que impedía la financiación pública.
1990. Veto de Bush
El Congreso trató de anular la prohibición, pero se encontró con el veto del entonces presidente, George Bush. Su sucesor, Bill Clinton, anuló la moratoria, pero sólo un año después cambió de opinión aduciendo razones éticas y morales, después de protestas públicas.
1995. Prohibición
El Congreso estadounidense aprobó la enmienda Dickey-Wicker, que prohibía el uso de fondos públicos para destruir embriones humanos en experimentos clínicos. Sin embargo, el presidente Clinton decidió permitir parcialmente la financiación para la investigación con células derivadas de fetos humanos abortados, pero no a partir de células embrionarias.
2001. Limitaciones
El nuevo presidente, George W. Bush, limitó el uso de fondos del Gobierno federal a los proyectos con células madre procedentes de embriones sobrantes de clínicas de fertilidad. Además, limitó a 21 las líneas de investigación.
2009. Obama levanta el veto
En marzo de 2009, Obama levantó ese veto, dotando a los científicos con nuevos fondos y ampliando las líneas de investigación a 75.
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