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2010/09/15

Android y Chrome OS, síndrome de las taifas corporativas

Yahoo!

Conforme una empresa crece más allá de un punto (llevada por el éxito, claro) y acumula antigüedad, se incrementan las posibilidades de que los departamentos primero, divisiones después, adquieran vida propia en la misma medida en la que disminuye la comunicación (no te digo ya la cooperación) entre departamentos. Se puede llegar a un punto en el que la independencia/incomunicación estén tan avanzadas que se pueda hablar de taifa: los departamentos, bajo la cobertura del nombre común y de los objetivos supuestamente comunes, desarrollan en realidad objetivos y agendas no sólo independientes, sino en colisión con otros departamentos. A esto, sin duda, ayuda que la madurez de una empresa conlleva la sustitución de la camiseta por la corbata, que los gestores encorbatados toman preponderancia sobre los pioneros.
Eso, por ejemplo, es lo que le ha pasado a Google con Docs, Gmail y Wave. Desde los dos primeros se ha llevado a cabo una guerra sin cuartel contra el tercero, aduciendo que sus funcionalidades invadían terrenos reservados para sus productos. Al final se ha llegado al estrambote de cerrar el desarrollo de un producto prometedor y dejarnos tirados a muchos usuarios (yo me pillé los dedos en un proyecto y he sudado hasta montar una alternativa), cuando la lógica racional habría descartado tal enfrentamiento por el simple método de separar desde arriba con claridad competencias y objetivos para que se complementen y no para que compitan.
Otro ejemplo de Taifas aún más grandes y chungas es lo que se vivió entre las divisiones de SS.OO y de ofimática en Microsoft. Al parecer, uno de los motivos del inexplicable fracaso de un producto maduro y funcional (Tablet PC) fue la negativa de la división de ofimática a colaborar cuando el momento era el adecuado. Dicha negativa, por supuesto, no era declarada, pero lo cierto es que ofimática tuvo en sus manos la posibilidad de crear los primeros productos que hubieran dado sentido a Tablet... y lo hicieron con tal desgana y retraso (pobreza de funcionalidades, retrasos en la integración y publicitación de OneNote, etc.) que, en la práctica, los Tablet PC seguían llegando al mercado sin un software que les sacara realmente partido y que justificara la diferencia de precio (inasumible para muchos usuarios finales, evaluables para empresa con tal de que la inversión produjera resultados comparables).

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