Fuente:
La Vanguardia.
Quizás no se llegue a la agilidad digital de Tom Morello -gran guitarrista de Rage Against the Machine- o la capacidad compositiva de Mozart, pero los videojuegos musicales se han situado como una nueva oportunidad para que el gran público se acerque a este arte de forma más activa. El nacimiento de SingStar en el 2004 y Guitar hero un año más tarde abrió la vía a una generación de plataformas que permiten jugar con la música sin necesidad de haber pasado por el conservatorio -ni siquiera de haber cogido un instrumento en la vida-.
Para esta campaña de Navidad la oferta ha "explotado": Rock Band, Lips, Samba de Amigo, Singit, Wii Music, Korg DS-10, Elite Beat Agents, Electroplankton o Buggie SuperStar son sólo algunos de los videojuegos musicales que las compañías promocionan como regalo de Reyes.
"No sustituyen la formación musical ni los instrumentos reales, pero como primer contacto para neófitos, no están mal", explica Elena Bolado, profesora de música, pedagoga y directora de la Escolania de Montcada. Para esta profesional, los videojuegos musicales aportan algo más que la diversión propia de cualquier juguete.
"Inconscientemente, aprendes conceptos musicales básicos; para un profesional no aportan nada, pero para los primerizos sí", afirma. Vicenç Martín, director de la Original Jazz Orquesta del Taller de Músics. pone el ejemplo del ritmo y el tempo en Guitar hero o Rock band:"Para conseguir una buena puntuación en estos juegos necesitas precisión de ritmo, que es la distribución de notas en el tiempo, y también de tempo, es decir, de velocidad".
Según este director, detrás de estos juegos hay un entrenamiento musical que sirve para mantener la pulsión. "Por eso una persona acostumbrada a tocar un instrumento barrerá a los otros jugadores en el Guitar hero", advierte Martín, aunque con entrenamiento los niveles pueden equilibrarse. Bolado destaca además "lo bien representadas que están las figuras rítmicas en estas plataformas". Aparte de mejorar el ritmo y el tempo, ambos señalan que la coordinación y agilidad de los dedos también mejora. "Se trata de un entrenamiento parecido al que hacemos con una persona que empieza a tocar la guitarra", explica Vicenç Martín.
En el caso de Wii music, con el que se simula tocar hasta sesenta instrumentos en once estilos distintos, la directora de orquesta Inma Shara, que ha estado al frente de las orquestas sinfónicas españolas más importantes y ha colaborado con la London Philarmonic Orchestra o la Filarmónica de Israel, entre otras, lo ha definido como "un puente perfecto en la iniciación básica al mundo de la música", una manera de que más personas se interesen por ampliar su educación musical en una academia pasando del instrumento virtual al real.
Para Vicenç Martín, Wii music tiene una cualidad de la que otros videojuegos musicales carecen: la variedad de estilos. "La mayoría de los juegos propone estilos muy comerciales, siempre los mismos, estaría bien que en Guitar hero,por ejemplo, incluyesen una versión con piezas de jazz, música sinfónica o flamenco", dice.
El juego que Nintendo lanzó el 14 de noviembre permite ampliar el bagaje musical. Crear acordes, tocar con efecto de sordina, alargar las notas con trémolos, hacer escalas con glisados o atresillar con una batería son algunos de los conceptos que se aprenden. "Con el poco hábito de enseñanza musical que en general hay en España, esta es una manera de compartir música y hacer de ella una fiesta; siempre que haya un punto de educación musical, bienvenido sea", dice Vicenç Martín.
En cuanto a la canción, Elena Bolado también ve ventajas en videojuegos como SingStar, Lips o Singit. "Te dan una idea de la altura de la melodía, ayuda a controlar los gorgoritos, la intensidad, enseña a hacer notas largas o cortas, a llevar la respiración..., muchos aspectos que la gente corriente no tiene en cuenta cuando canta porque no ha recibido formación alguna", explica.
Pese a todas estas virtudes, SingStar tiene un defecto: "Si cantas en octava de hombre logras mejor puntuación por defecto, es decir, si cantas en un tono más grave", señala esta profesora. Los videojuegos musicales amplían la formación del gran público en la materia, aunque tienen sus límites. En el momento en que el jugador quiera avanzar, tendrá que pasarse a la educación académica. Por eso, Daniel Gómez, de la asesoría pedagógica Marinva, destaca otras cualidades de ellos: "Más que la temática musical, tienen la virtud de crear espacios de interrelación entre diferentes generaciones". Cualquier edad es buena para coger un instrumento, aunque, para empezar, sea virtual.