Fuente:
BBC Mundo.
Con 4.600 metros de altura, el Monte Toromocho -a casi 140 kilómetros de Lima- es como un toro sin cuernos.
Su nombre deriva precisamente de su forma, que sugiere la figura de ese animal. Y está compuesto casi completamente de mineral de cobre: casi 2.000 millones de toneladas de él.
En el futuro, podría transformarse en la mina de cobre más productiva del mundo. Y ahora, en efecto, pertenece a China.
Cuando dentro de tres o cuatro años comience la extracción a cielo abierto del Toromocho, una empresa china -Chinalco- enviará el cobre a ese país asiático para transformarlo en cables de electricidad.
El plan de Chinalco es que esos cables se usen para poder llevar electricidad a todo el territorio chino.
Barato
El gobierno peruano está satisfecho con los US$3.000 millones que Chinalco invertirá en las minas de Toromocho.
Pero los chinos están aún más felices. Hicieron un negocio histórico.
A Chinalco, cada tonelada que extraiga del Toromocho le costará US$420. Hoy, el precio del cobre en el mercado de metales de Londres es de US$8.255, unas 20 veces más que el costo de extracción.
Así, Chinalco aspira lograr unas ganancias de 2.000%.
Pero hay un problema. Para poder extraer el mineral de cobre, la empresa deberá transferir a los habitantes de un pueblo de un lado del valle al otro.
Morococha -ese pueblo- es un lugar muy pobre. Muchos de sus habitantes llevan una vida muy básica.
Y eso los predispone a aceptar la indemnización que Chinalco les está ofreciendo.
Dos mil dólares sumados a la promesa de una casa o apartamento es un aliciente poderoso cuando uno está acostumbrado a vivir en una vivienda pequeña y paupérrima, con sólo una fogata.
En un referendo que se llevó a cabo el año pasado, más de la mitad de los habitantes aceptaron la oferta china.
De la minoría que votó en contra, algunos sólo querían que los dejen vivir donde siempre habían vivido.
Otros sentían que Chinalco estaba, efectivamente, haciendo un negocio demasiado beneficioso para los intereses de la empresa.
Que -en otras palabras- el pueblo de Morococha se estaba vendiendo a un precio bajo.
"Lo que nos están ofreciendo por nuestras casa es irrisorio", me dijo uno de los organizadores de la campaña por el "no".
Según él, se debería buscar un acuerdo más beneficioso para los pobladores de la zona.
Quizás, intentando buscar armonía, los chinos ofrecerán más a los pobladores.
Pero no mucho más. No hay otros posibles compradores. Chinalco tiene la mina toda para sí.
Ése, en cierto sentido, es el problema para los países como Perú.
Oferta en efectivo
Por supuesto, a estos países les gustaría obtener más dinero por sus materiales crudos.
Muchas veces, les gustan poco los métodos de negociación chinos y la manera calificada de arrogante en la que muchas compañías chinas operan en el extranjero.
Pero no hay una alternativa seria. China está comprando todos los materiales crudos alrededor del mundo, pagando con sus vastas reservas de moneda extranjera.
A menudo, como con Toromocho, los chinos tienen éxito porque ponen el efectivo en la mesa. Tres mil millones de dólares es una enorme cantidad de dinero para un país relativamente pobre como Perú.
Durante su desastroso primer mandato desde 1985 a 1990, el presidente Alan García buscó desafiar a los países más ricos del mundo y al poder de las corporaciones multinacionales.
Fue un desastre. Perú terminó sumergido en un caos económico.
Hace dos años, García sorprendió a muchos al ser reelecto, aunque con un perfil muy distinto: ahora da la bienvenida a la inversión extranjera.
China le ofrece a Perú dinero en efectivo y está preparada para apoyar políticamente a García. Uno puede imaginarse por qué está interesado.
De la misma manera que algunos que critican la oferta de Chinalco al pueblo de Morococha, algunos peruanos creen que García debería hacer negocios que resulten en mayores beneficios para los peruanos.
Pero Perú no es un país rico. García está satisfecho con el negocio que se logró.
Y, obviamente, también lo están los chinos.