"Toru Iwatani es mucho más que un diseñador de videojuegos, es el creador de uno de los iconos más importantes de la cultura popular de nuestra época", ha señalado en un comunicado el director de Gamelab, Iván Fernández Lobo, para anunciar la concesión del Premio Leyenda de este año. También ha destacado que "numerosas instituciones de prestigio han reconocido su peso en la cultura contemporánea, como el MOMA de Nueva York, que lo incluyó como uno de los primeros videojuegos de su colección permanente".
Toru Iwatani fichó por la empresa japonesa de videojuegos Namco en 1977, nada más graduarse. Su mayor ilusión era crear máquinas de pinball, que lo tenían enganchado sin remisión. Pero como Namco no se dedicaba a eso, tuvo que conformarse con diseñar videojuegos... de pinball. Hasta que, dos años después, decidió crear algo distinto, que es la razón por la que ha recibido el premio. En aquel momento, los juegos de marcianitos eran el último grito, y lo que Iwatani quería era crear un videojuego que no fuera violento para atraer a otro tipo de gente, especialmente a las mujeres. Para ello empezó a jugar con el concepto de comer. Por qué relacionó a las mujeres con la comida es algo que tendrían que preguntarle directamente a él...
Lo primero que creó fue el personaje, un simple círculo al que le faltaba un cacho. Como si fuera una pizza ya mutilada por un zampabollos. Precisamente eso estaba haciendo Iwatani cuando se le ocurrió la cosa. Luego pensó en los enemigos. Como, repito, quería atraer al público femenino, decidió que fueran bonitos, según su peculiar concepto de belleza. Así nacieron los fantasmas de colores. Después vendría el laberinto, los puntos (o cocos) y los puntos más grandes que permitían... "cazar al cazador, ¡qué ironía!", que dijo el señor Burns en un memorable capítulo de Los Simpson. El nombre venía de la palabra paku, que viene a ser una onomatopeya japo del ruido que se hace con la boca al masticar. Del paku se pasó a Puck-Man y de ahí la distribuidora en Estados Unidos pasó a llamarlo Pac-Man para evitar bromas con la palabra que empieza por efe.
Iwatani no recibió reconocimiento oficial alguno por su criatura, ni recibió una paga extra ni nada por el estilo. Eso sí, después de crear algún juego más, que pasó sin pena ni gloria por el mercado, fue ascendido a puestos directivos. Es la forma japonesa de decir gracias.
El Premio Leyenda de Gamelab se ha concedido en ediciones anteriores al japonés Yu Suzuki, autor de Shenmue; al británico Peter Molyneux, diseñador de Populous o Fable; al estadounidense Mark Cerny, diseñador de la PS4; y a Hironobu Sakaguchi, creador de la saga Final Fantasy.
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