"No es posible aislar a los gobiernos de los mercados. En esta situación, cuando más dependen de los mercados, más forzados se verán a cumplir con sus expectativas", comenta.
Por su parte, Pardo considera que la situación de la economía global no cambió de un día para otro como para justificar los fuertes movimientos a la baja y al alza de los últimos días.
Pero lo que sí puede haber cambiado es la percepción de los inversores sobre el futuro. "La economía real esta semana es la misma que la pasada, pero la visión sobre el futuro no. Los mercados se mueven según las expectativas de los inversores, según la confianza en el futuro".
Kennedy está de acuerdo: "Cuando los tipos de interés suben, el mercado está, básicamente, identificando un problema que está por venir, está viendo que esos gobiernos tendrán que pagar más en el futuro si quieren que los inversores compren su deuda porque los potenciales acreedores querrán ser compensados por el más alto riesgo".
"Acusar a los especuladores es algo que políticos y gobiernos hacen desde hace mucho tiempo, pero la crisis actual es consecuencia de la mala administración del problema por parte de los líderes y la falta de confianza de los inversores de que van a recibir su dinero de vuelta", opina.
"Sería casi imposible controlarlos porque eso iría contra el principio del libre mercado. Implicaría restringir el derecho a comprar y vender libremente", opina Pardo. "Ningún país estaría dispuesto a adoptar una medida de esa clase".
Para el analista hay poco interés de los gobiernos en enfrentarse a los mercados y regularlos. "El próximo año hay elecciones presidenciales en EE.UU. y lo que el presidente Barack Obama necesita es el apoyo de Wall Street", recuerda Pardo.
En última instancia, según el profesor, el principal mecanismo de control esas empresas es la prestación de cuentas que hacen a sus accionistas y clientes.
Otra observación es que los gobiernos mantienen contractos frecuentes con los grandes operadores del mercado y hay consultas entre las propias empresas para evitar turbulencias catastróficas.
"No es de interés de la comunidad financiera afrontar una nueva crisis. A pesar de ser posible ganar en tiempos de crisis, generalmente son más los perdedores. Los actores del mercado prefieren la estabilidad", opina Pardo.
Por su parte, Pardo considera que la situación de la economía global no cambió de un día para otro como para justificar los fuertes movimientos a la baja y al alza de los últimos días.
Pero lo que sí puede haber cambiado es la percepción de los inversores sobre el futuro. "La economía real esta semana es la misma que la pasada, pero la visión sobre el futuro no. Los mercados se mueven según las expectativas de los inversores, según la confianza en el futuro".
Kennedy está de acuerdo: "Cuando los tipos de interés suben, el mercado está, básicamente, identificando un problema que está por venir, está viendo que esos gobiernos tendrán que pagar más en el futuro si quieren que los inversores compren su deuda porque los potenciales acreedores querrán ser compensados por el más alto riesgo".
"Acusar a los especuladores es algo que políticos y gobiernos hacen desde hace mucho tiempo, pero la crisis actual es consecuencia de la mala administración del problema por parte de los líderes y la falta de confianza de los inversores de que van a recibir su dinero de vuelta", opina.
Más controles
A pesar de los problemas, los analistas consideran que son remotas las posibilidades de que se pongan en marcha grandes reformas para controlar el poder de los grandes actores del mercado."Sería casi imposible controlarlos porque eso iría contra el principio del libre mercado. Implicaría restringir el derecho a comprar y vender libremente", opina Pardo. "Ningún país estaría dispuesto a adoptar una medida de esa clase".
Para el analista hay poco interés de los gobiernos en enfrentarse a los mercados y regularlos. "El próximo año hay elecciones presidenciales en EE.UU. y lo que el presidente Barack Obama necesita es el apoyo de Wall Street", recuerda Pardo.
En última instancia, según el profesor, el principal mecanismo de control esas empresas es la prestación de cuentas que hacen a sus accionistas y clientes.
Otra observación es que los gobiernos mantienen contractos frecuentes con los grandes operadores del mercado y hay consultas entre las propias empresas para evitar turbulencias catastróficas.
"No es de interés de la comunidad financiera afrontar una nueva crisis. A pesar de ser posible ganar en tiempos de crisis, generalmente son más los perdedores. Los actores del mercado prefieren la estabilidad", opina Pardo.